Gustavo Petro, MI LUCHA en Bogotá

Las medidas recientes del alcalde Petro como la LEY SECA son un ataque contra la población revestido como una solución al problema de la violencia por el frenesí mundialista.

La selección Colombia está en cuartos de final de la copa mundo, un acontecimiento histórico en el fútbol nacional que ha logrado contagiar de alegría y fútbol a la mayor parte de los colombianos de una forma transversal, incluso varios de los más escépticos han sido seducidos por la fiebre futbolística al punto de convencerlos de vestir la camiseta amarilla a rayas con la que estos guerreros han librado sus batallas en suelo brasilero.

Sin embargo en Bogotá, este suceso, democrático como casi ninguno, se enmarca en una decisión del gobierno local en cabeza del alcalde Gustavo Petro que deja muchas inquietudes y que debería reevaluar el significado de “beneficio común” teniendo en cuenta que es el argumento tanto de la parte normativa para actuar de la manera que lo hace como de la parte subordinada para discentir sobre la norma.

En Bogotá se ha estipulado ley seca los días que la selección Colombia ha jugado sus tres últimos encuentros (dos de etapa de grupos y el partido de octavos de final) bajo la premisa de evitar muertes y actos vandálicos durante las celebraciones y etapas póstumas a encuentros futbolísticos.

Esta decisión de la alcaldía se tomó la noche del 17 de junio previa al segundo partido Colombia por dos motivos: el primero, el sábado 14 de junio -día del primer partido de Colombia en el mundial- se recibieron reportes de calles cerradas, celebraciones en diferentes puntos de la ciudad con espuma y harina, 15 heridos y 9 muertos. La alcaldía implementó diferentes estrategias para sensibilizar a los ciudadanos frente a la manera de vivir los triunfos de la selección aunque nunca se anunciaron medidas de control para garantizar la seguridad de los bogotanos en las próximas fechas de partidos, pero el 17 de junio Bogotá vivió lo que se convirtió en la segunda y más importante de las razones por las que se declarara la tan discutida ley seca. Ese día Millonarios cumplía 68 años y a diferencia de los años anteriores donde los hinchas partían desde un único punto con un único destino y el problema más serio se presentaba en las dificultades que el desfile de la multitud causaba en el tráfico capitalino, este año las barras salieron de diferentes puntos de la ciudad, lo que causó una inmensa dificultad para el control y la vigilancia policial de los fanáticos azules como si la historia de barras bravas y desmanes dentro y fuera del estadio fuera algo despreciable en un día de tanto ímpetu futbolero. El resultado del insuficiente control de este asunto fue descomunal en daños materiales, heridos y el insólito secuestro de un bus de transmilenio.

 

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https://www.youtube.com/watch?v=pxHptHtYjv0

Después de lo sucedido, la alcaldía anunció en la noche LEY SECA de 6:00 am del jueves a 12:00 am del viernes, jornada del encuentro de la selección Colombia frente a Costa de Marfil, pues era necesario detener los focos de violencia producto de las celebraciones provenientes de los eventos futbolísticos. Esto se replicó para el partido contra Japón y Uruguay. El alcalde le imputó la culpa de lo sucedido al consumo insensato de alcohol, sin tener en cuenta la deficiencia y la escases en el seguimiento policial y antimotines a las barras bravas, prueba de esto fue que el bus secuestrado pudo transitar desde la estacion de patio bonito ubicada en el sur occidente de la capital hasta el centro de la ciudad sin ser detenido, adicionalmente, en los lugares donde se experimentó detrimento de la infraestructura pública y privada hubo descuido y demora en la llegada de la fuerza pública para controlar los focos vandálicos que se originaron ante el abandono en la vigilancia y acompañamiento por parte de la administración local.

Quiénes se vieron afectados? los vecinos de los sectores aquejados por actos vandálicos, sufrieron los ciudadanos que se vieron envueltos en sucesos delictivos perpetrados por los criminales disfrazados de hinchas, los hinchas que salieron a vivir en paz el cumpleaños de su equipo y por último la ciudad que debido a lo anterior se vio obligada a aceptar una ley que va en contra de la libertad y los derechos individuales.

El alcalde esconde su falta de previsión en el consumo irresponsable de alcohol por parte de los hinchas, esconde la falta de conocimiento y control que tiene sobre la ciudad en el consumo irresponsable de alcohol por parte de los hinchas y algo que causa gran dosis de aprensión, esconde las deudas que obtuvo con las barras bravas en la crisis a causa de su destitución en el consumo irresponsable de alcohol por parte de los hinchas.

Bares, restaurantes, comerciantes y todo tipo de establecimientos e incluso ciudadanos desinteresados que vieron lo reprochable de la norma protestaron, pero la administración responde que se necesita cuidar la integridad de Bogotá y los bogotanos, argumento que ha sido apoyado incluso por los pensamientos más liberales pues: quién va a estar en contra de cuidar las vidas de sus congéneres? lo anterior produjo una posición que recuerda las pasadas elecciones presidenciales que resume la discusión a un sólo término: quien esté en contra de la ley seca está a favor de la violencia.

 

[box] “… Se puede coartar considerablemente las libertades individuales sin detrimento de la popularidad de REICH, siempre que el ciudadano reconozca en estas medidas un medio de grandeza nacional… Adolf Hitler. Mi Lucha”[/box]

 

Estas medidas que van en contra de los derechos individuales colaboran aparentemente con el beneficio común de la ciudad, pero no es también cierto que son caminos fáciles para ganar control arbitrariamente sobre una ciudad que nunca ha podido liderar? Incluso la misma policía confirma que las muertes en Bogotá del 28 de junio, día del partido Colombia Vs. Uruguay, no fueron consecuencia de celebraciones relacionadas con el mundial como sí lo aseguró horas antes el alcalde Petro.

 

[box] “…Las grandes masas sucumbirán más fácilmente a una gran mentira que a una pequeña… Adolf Hitler. Mi Lucha”[/box]

 

Es necesario volver a los programas de cultura ciudadana que tanto cambiaron a Bogotá y le dieron el espíritu cívico que nos definió por más de una década, es también necesario implementar medidas que sancionen ejemplarmente a quienes cometan actos vandálicos y quienes aprovechen el estado de delirio de los ciudadanos para cometer crímenes. Lo que no es necesario es implementar medidas represivas que involucren y limiten a todos los ciudadanos para acabar con un problema de seguridad que puede ser evitado o al menos controlado con las mínimas medidas preventivas que obliga el conocimiento de la ciudad.

Ahora no queda más que esperar que el alcalde Petro no tome en sus manos el problema de accidentalidad por exceso de velocidad, porque en lugar construir puentes peatonales, poner en marcha campañas de control policial, instaurar leyes para que penalicen fuertemente el exceso de velocidad y educar a la población en temas de responsabilidad vial, tendremos autopistas con kilómetros continuos de policías acostados ubicados cada cinco metros.

 

Imagen tomada de: http://nuevapolitica.net

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