FERIA Y CULTURA DEL VOTO

Ciertamente en Colombia electoral suele exteriorizarse como aquel escenario en donde suelen encontrarse multiplicidad de votos de orígenes diversos, que merecen cierta explicación.

En primer lugar, iremos a encontrar la llamada “votos amarrados  y los “votos  eventuales” cuyas cifras también suelen ser altas. Donde los primeros son aquellos sobre los cuales se tiene la seguridad de su emisión y en qué sentido, debido al compromiso que existe entre el elector y el candidato o el partido al cual pertenece. En tanto que los segundos son aquellos respecto de los cuales no hay seguridad de su emisión, y, en caso de existir, no se sabe en qué sentido había de depositarse. Ello suele ocurrir con los llamados votos de opinión.

En segundo lugar, hay que señalar los votos emocionales y los votos racionales. Porque los primeros, que son mayoría, son aquellos que tienen su motivación en ciertas emociones que rodea al elector, bien sea del pasado, presente o futuro, como suele suceder con aquellos votos que se emiten con odio, resentimiento, miedo, ira, rabia, la violencia, la corrupción, etc., o por afectos, parentesco, amistad, compañerismo,  condescendencia, etc. En tanto que los segundos, que representan la minoría, son aquellos que se depositan de manera consciente, previa evaluación racional del candidato, propuesta o partido, que no le convienen a la comunidad y que, desde luego, más le conviene a las aspiraciones o futuro del elector, tales como condiciones personales, intelectuales, éticas, experiencia, ideas, programas, etc.

En tercer lugar, también deben destacarse los votos a favor y los votos en contra. Porque los primeros, que parecen ser la mayoría, son aquellos votos que están movidos por el interés o beneficio que representa o pueda representar por  lo menos para el candidato o para el partido correspondiente, independientemente de quien o quienes resulten  perdiendo.

En tanto que los segundos, cuya cifra también suele ser alta, son aquellos tipos de votos que se emiten no tanto para favorecer a alguien o a un partido determinado, sino, por el contrario, para evitar que otra gane, esto es, para hacer que este pierda para excluirlo, perjudicarlo o eliminarlo, por considerarlo lo peor.

En cuarto lugar, hay que mencionar los votos partidistas y los votos independientes. Los primeros, que siguen siendo  los dominantes con los nuevos partidos, son aquellos en que la motivación dominante de una emisión consiste en la pertenencia a un partido que lo represente, por lo menos, en  unas ideas consistentes que lo identifiquen, En tanto, que los segundos son aquellos en que perteneciendo o no a un partido o movimiento político, que suele representar su mayoría significativa, se emite por motivaciones independientes, tales como la confianza, la capacidad, la seguridad, el programa, etc.

En quinto lugar, igualmente, debe mencionarse el voto personal y el voto programático.  Los primeros, que siguen siendo la mayoría, con aquellos cuya motivación central es el carisma, la confianza, la seguridad y las condiciones personales actuales y pasadas del candidato. En tanto que los segundos que siguen siendo minoritarios,  son aquellos votos que directamente se convencen  por las ideas, las intenciones y  los programas del candidato.

En sexto lugar, así mismo deben resaltarse los votos representativos,  de los votos simplemente electivos. Pues los primeros, que son excepcionales, son aquellos que se emiten con la conciencia y aceptación recíproca de elector y candidato, de que este efectivamente representa a aquel y que, por tanto, lo vincula a favores políticos. En tanto que los segundos, que representa la mayoría, son aquellos que se depositan simplemente para elegir a determinado candidato, con independencia de que este lo represente o no.

Y en séptimo lugar, hay que destacar los votos gratuitos y los votos compensados. Los primeros que siguen siendo la minoría, son aquellos cuya motivación no es el interés de compensación de  ninguna clase, sino sencillamente la de dar cumplimiento a un deber ciudadano y la de proceder al fortalecimiento de la democracia y el bienestar en general. En tanto que los segundos, que siguen siendo la mayoría, son aquellos cuya motivación es el interés compensatorio que pretende obtenerse que puede ser la suma de dinero o beneficio material por su depósito, bien por su compensación burocrática, contractual, de respaldo o protección administrativa y social, o de simple vocería o referencia.

Pero todo lo anterior obedece a la falta de conciencia, orientación, capacitación, práctica y conocimiento político, o, por lo contrario, descansa en el conocimiento o sentimiento distorsionado de la actividad política, lo que se traduce en la falta de cultura política.

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