Por: Germán Archila
@Germancho101
Mujeres en bikini en el rodadero de Santa Marta, hasta ahí nada fuera de lo normal en una tarde de playa en la costera ciudad, el problema no es que se le vieran feo los bikinis a las muchachas, o el color blanco de este, si no su lema en la parte trasera de la tanga, Mejor Vargas Lleras, y repartían volantes de la campaña del candidato presidencial Cambio Radical.
Las voces se alzaron: como es posible que una campaña presidencial haga este tipo de cosas, el feminismo más duro hablo de la cosificación de la mujer al más alto nivel, criticas de como la campaña de Vargas veía a las mujeres, Martha Lucia Ramírez del centro democrático atizo contra la campaña diciendo que lamentable el episodio, y que eso les esperaba en una presidencia de Vargas Lleras.
La campaña del afectado hablo de guerra sucia, de que sus enemigos políticos querían acabarlo, que como se les ocurriría que ellos trataran a las mujeres de esa forma, y apunto los cañones contra la campaña del centro democrático, contra JJ Rendón que siempre sale a relucir en días de campañas y más presidenciales.
Lo extraño es que ninguno de los candidatos a criticado las chicas águila, por ejemplo, o muchos productos que utilizan a la mujer como símbolo publicitario y de venta, es algo que lo vemos en todo lado en las calles, en la televisión, en el cine, la mujer es un símbolo de sensualidad que despierta sentimientos agradables que funcionan en la mente del consumidor.
La pregunta es ¿Qué tiene de malo una estrategia así? Habría sido diferente si las mujeres estuvieran en Jean y Camiseta por el centro de una ciudad fría como Bogotá o Tunja, acaso no es libertad de la mujer exhibir su cuerpo en el momento que desean y para lo que deseen, algunas de estas muchachas se sentirían cohibidas por utilizar un bikini en la playa, un bikini patrocinado es cierto, pero son escándalos, que no tienen nada que ver con las políticas de la mujer o utilización, es la libertad de la mujer de hacer lo que desee.
No creo en la campaña sucia contra un candidato que en las encuestas marca mal, y que su esperanza es la maquinaria, que nada o poco le importa estos escándalos, en el voto de opinión no esta la fuerza de Vargas Lleras, así que el daño es mínimo. La estrategia de la campaña de culpar lo que ha hecho es alargar la discusión y la polémica, los programas le han dedicado espacios a comentar si esta bien o mal el hecho.
En estas campañas nacionales, no se tiene control total sobre las actividades que se realicen en las regiones, pudo ser un entusiasta que le pareció una estrategia buena y creativa, que llamaría la atención. En las campañas se cometen desatinos, hubiera sido más fácil aceptar, pedir disculpas si alguien se sintió ofendido y continuar con otro tema.
Queda claro que la doble moral de la sociedad colombiana seguirá siendo gigante, en todos los aspectos y que las campañas políticas son el escenario perfecto para incubar este tipo de actitudes.
