La verdadera unidad nacional
Cada vez que un candidato a la presidencia gana, una de las frases favoritas en el discurso de posesión es: “buscamos la unidad nacional”, todas las corrientes e ideologías se deben unir por el bien y progreso del país. Pero hay que reconocerlo somos un país de confrontaciones, regionalista, donde unirnos en torno en un tema es verdaderamente complicado. El deporte es de las pocas cosas donde hay consenso nacional, el triunfo de Nairo Quintana en el Giro de Italia, nos llenó de orgullo, ahora después de 16 años volvimos a un mundial de fútbol, Brasil es el escenario donde el nacionalismo se ha vuelto una marca en torno a la selección Colombia. El primer partido contra Grecia, fue emocionante ver como miles de colombianos en Belo Horizonte entonaban el himno a capela. [am_youtube]853|480|[/am_youtube] http://youtu.be/FeeeftDAGfc Desde tempranas horas del día cuando la selección Colombia de fútbol juega se ven carros y casas adornadas con banderas, la gente camina con camisetas o prendas alusivas al país, se siente felicidad en el ambiente; a pesar de ser días laborales parecen festivos, cuando se canta un gol o se celebra un triunfo no importa si se es costeño, pastuso, rolo, paisa o valluno; queda atrás si defiende las ideas de Santos, Uribe, Petro o de cualquier tendencia política. La alegría es tal, que la euforia se desborda, las celebraciones son exageradas y ocurren sucesos como los del 14 de junio después del triunfo 3-0 ante Grecia, que dejó solo en la capital del país 9 muertos. Estos hechos hicieron que en varias ciudades se tomarán medidas restrictivas como implantar la ley seca o el pico y placa en días de partido, para evitar desmanes y violencia. Para el país la selección es el verdadero signo de patriotismo, ese día no se habla de los problemas y dificultades en las que vivimos, se habla de donde ver el partido, como va formar el equipo y quien es el rival. Se debe aprovechar esa felicidad para unirnos en otros temas que son necesarios para el futuro del país. En Costa de Marfil lo hicieron, su máxima estrella Didier Drogba logró unir un país que se encontraba en medio de una guerra civil. Por estas razones debemos utilizar lo que los 23 jugadores generan en los colombianos con su participación en Brasil, para construir e intentar dejar atrás odios y rencores, con el fin de lograr una mejor sociedad. Un esfuerzo que vale la pena hacerlo, sin importar, si nos devolvemos rápido del mundial o nos quedamos hasta el 13 de julio. Foto tomada de http://es.fifa.com/worldcup/teams/team=43926/photos/index.html#2377444
Investigación científica embrionaria.- ¿Una garantía constitucional?
Se trata de un interrogante que en este caso va dirigido no a un sector, sino a todos los sectores pensantes de la comunidad colombiana. En efecto, con ocasión de la demanda de inconstitucionalidad del Art. 134 del Código Penal (Ley 599 de 2000), por vulneración del derecho a la vida” con la supuesta autorización de la “manipulación de embriones”, se ha puesto en evidencia la “disparidad científica y religiosa, la católica (tomado del tiempo del 21 de junio de 2014, p.2) porque mientras la primera, amparada por los científicos Elkin Lucena, Emilio Yunis y Juan Mendosa Vega que, al igual que las investigaciones sanguíneas, resalta su utilidad para el conocimiento y tratamiento de las enfermedades hereditarias y el avance de la ciencia; la segunda, por su parte, se lamenta que no se haya consagrado como delito (como lo dijo el Cardenal Pedro Rubiano) y que el Estado no prohíba que se “fabriquen seres humanos” (como lo señala el padre Pedro Mercado, como vocero de la Conferencia Episcopal). Sin embargo, la decisión constitucional que deberá adoptar la Corte Constitucional también deberá fundarse en la visión de nuestra Carta Política, la cual, como la de todo Estado Laico, es mucho más amplia que las anteriores y, más aún, le da armonía a dichas posiciones. Por cuanto, de una parte, garantiza y protege la “libertad de búsqueda del conocimiento”, la “libertad de investigación científica” y “la asistencia científica” en beneficio de la dignidad humana y la enseñanza de la ciencia (Arts. 27, 71 y 42 inc. 6º. C.Pol.) con los límites éticos de la no clonación mencionada, como principio de la bioética, que impiden “la fabricación de seres humanos”, lo cual le da apoyo a la posición científica. En efecto, el artículo 10 de la declaración universal sobre el Genoma Humano y los derechos humanos, expedida por la UNESCO el 11 de noviembre de 1997 establece dos límites a la investigación científica de “beneficio directo para la salud” (art.5º.) las libertades fundamentales y la dignidad humana; y con relación a esta última el artículo 11 prescribe “No deben permitirse las prácticas contrarias a la dignidad humana, como la clonación con fines de reproducción humana”. Y, de la otra, también reconoce la libertad de creencias que igualmente ampara la posición religiosa, desde luego, a quienes profesan de ella, y la practican. Sin embargo, también gozan de protección aquellos que no profesan o practican esta u otra religión, o no son practicantes, por cuanto éstos, dentro de una postura netamente civil o humana, pueden tener una opinión distinta, bien sea positiva, debido a la necesidad de búsqueda de la verdad en beneficio humano o de la ciencia, o negativa, basada en la prevalencia de la conservación embrionaria frente a la posibilidad de progreso investigativo. Así mimo, la garantía del “respeto a la dignidad humana” (art. 1º. C.Pol.) si bien inequívocamente se refiere a la “persona humana” (Art. 94 C.Pol.) , esto es, la ya nacida, a fin de darle un “trato humano” y de protegerle los “derechos humanos” y de obtener la “prosperidad” de la comunidad en general (Art. 2º. C.Pol.), ello no impide que también pueda protegerse de manera especial la investigación de los embriones, como material biológico especial, a fin de garantizar la investigación científica en beneficio de la humanidad. Pero también garantiza a quienes, por convicción religiosa, no admiten dicha investigación, mediante el reconocimiento del derecho a la objeción de conciencia, esto es, no sea compelido a hacer la citada investigación (art.18 C.Pol.).