Nunca se imaginaron los conquistadores europeos, que esos pequeños rollos de hojas de color marrón que al quemarse expelían humo blanco y un aroma exquisito, que fuera llevado al viejo continente como una novedad que acaparó cientos de adeptos, entre ellos el francés Jean Nicot, de quien tomó el nombre uno de los tantos componentes de las hojas del tabaco “la nicotina” sería siglos más tarde el responsable de muchas de las enfermedades que más muertes produce a nivel global.
La nicotina principal alcaloide de la planta del tabaco es el componente responsable de la adicción y dependencia de quien lo fuma, pero hay muchos más compuestos que se encuentran en las hojas de esta planta en estado natural y otros que derivan de la combustión que se produce al encenderlo y que finalmente son los causantes de las enfermedades que más adelante se ennumeran.
El tabaco en todas sus formas de comercialización, sean puros, calillas, montaenburro, cigarrillos (cortos, largos, extra largos, mentolados, achocolatados) rapé para aspiración nasal, tabaco de masticar, picadura para pipas y nargüilas, es capaz de producir alteraciones que conllevan a enfermedades en cada uno de los sistemas orgánicos.
Los sistemas orgánicos que se convierten en blanco de los componentes del tabaco son: cardiovascular, llevando a los individuos fumadores a contraer enfermedades de las arterias coronarias y conduciendo a un infarto agudo de miocardio, lesiones en la íntima de las arterias como aneurismas, enfermedades cerebrovasculares, enfermedades de los pequeños vasos que pueden terminar en amputación de miembros como es el caso de la enfermedad de Buerguer y otras a nivel celular como la histiositosis, leucemia mieloide; afecta el sistema respiratorio produciendo bronquitis, bronquiolitis y enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
El fumador de tabaco conoce las consecuencias del fumar pero siempre tendrá una excusa para continuar haciéndolo, y por tanto escuchamos frases como “me tranquiliza, me ayuda en la concentración, me hace compañía cuando estoy solo”, pero en el fondo el fumador se convierte en un suicida larvado.
Las patologías mencionadas anteriormente son solo algunas de las otras tantas que con mayor gravedad llevan en múltiples ocasiones a producir y/o colaborar con el desarrollo de canceres que se localizan en boca, labios, encías, fosas nasales y senos paranasales; responsable también de los canceres de faringe, laringe, pulmones, esófago, estómago, hígado, páncreas, riñones y vejiga.
El cáncer de laringe se considera que en un ciento por ciento es causado por el consumo de tabaco, el cáncer pulmonar en un 90%, y el temible cáncer de páncreas es tres veces más frecuente en los fumadores que en los no fumadores.
Ahora, cuando vemos nuestro cuerpo como el templo que día a día tiene que perfeccionar, tendremos que reflexionar sí el cigarrillo o cualquier otra de las formas de consumo de tabaco a pesar de las campañas para aislarlos de los sitios públicos deberá ser junto con el alcohol el gran sostenedor de la salud en países como el nuestro, ya que si tenemos en cuenta que los tratamientos para cualquiera de estas enfermedades producidas por el consumo de tabaco son mucho más onerosos que la cantidad de impuestos que se reciban por estos, es conveniente que dentro de nuestro perfeccionamiento si tenemos en cuenta que el organismo es una unidad mente – cuerpo, erradiquemos este tipo de vicio que perjudica no solo a quien fuma sino también a quien lo rodea (fumador pasivo), iniciando por nosotros mismos una campaña tendiente a disminuir o llevar a cero el consumo entre nosotros y proyectar la misma hacia familiares, amigos, compañeros de trabajo y conocidos.
Dejar de fumar a cualquier edad disminuye los riesgos.