Por: Marta Sáenz Correa
Como admiradora y asidua lectora de la psicóloga Anni de Acevedo, terminé recientemente la lectura de su último libro, ¿Cómo funciona el cerebro de los niños? Que al igual que todos sus escritos, me encanto, y que respetuosamente me permito recomendar muy especialmente para los padres de niños, adolescentes y a los mayores que estamos seremos abuelos en un futuro por ser de gran utilidad. El libro, nos enseña todo lo que se necesita saber para estimular la inteligencia de los hijos, por lo cual les comparto apartes que me parecieron muy valiosos.
La autora resalta como con un cerebro en crecimiento en donde se generan nuevas conexiones todos los días, los niños tienen un enorme potencial de aprendizaje para desarrollar múltiples habilidades e Invita a padres y educadores a ponerse en la tarea de entrenar estos pequeños cerebritos. Entre más conocimiento se tenga sobre cómo y cuándo estimular cada habilidad, mayor será su destreza para despertar el genio interior de cada niño. Además hace referencia a las nociones para saber que edad es la más favorable para estimular la motricidad, el lenguaje y el razonamiento lógico, y como aumentar la inteligencia verbal, matemática, social, emocional y artísticas de los niños.
Lo primero que debemos saber es que el cerebro siempre busca la novedad, pues esta genéticamente programado para aprender algo nuevo siempre. Su función principal es hacer lo que sea necesario para nuestra sobrevivencia, para ello monitorea tanto los estímulos externos (el mundo) como los internos (el cuerpo) para detectar señales de peligro y responder de manera apropiada. Esto ocupa casi todo su tiempo y por lo tanto no siempre esta disponible para aprender algo nuevo, de ahí la importancia de que este tranquilo para ponerlo a funcionar a su máximo potencial, pues el cerebro solo aprende cuando está tranquilo.
Afirma la neurocientifica Patricia Wolfe: entre mejor entendamos el funcionamiento del cerebro mayor será nuestra capacidad de educar nuestros hijos, datos curiosos como estos: entre los seis y doce años de edad se producen las ventanas de oportunidades para el aprendizaje; momentos en donde el cerebro está listo para desarrollar destrezas como montar en bicicleta, aprender un nuevo idioma, patinar, esquiar, tocar piano, y no significa que no se puedan aprender más adelante, solo que no van a ser igual de buenos como lo hubieran sido si se hubiesen aprendido en el momento ideal. Lo que se aprende en estos momentos también se recuerda con facilidad así no se practique.
Tenemos un cerebro que se caracteriza por su plasticidad y maleabilidad, y esto hace que el entorno de un niño cobre mucha importancia. Un niño no estimulado demuestra considerablemente menos capacidades intelectuales. La estimulación temprana adecuada es importante para lograr mayores conexiones en diferentes grupos de neuronas, de esta forma se construirá un piso solido en el cual el niño crecerá mejor y tendrá mejores conocimientos.
La lección que nos deja esta lectura, es que el cerebro si no se utiliza, poco a poco se pierde, por ello el concepto de — — — USELO O PIERDALO, es que ejercitar constantemente el cerebro es fundamental para que no se oxiden caminos ya recorridos. Para el cerebro es bueno ejercitar la memoria y al mismo tiempo es una buena manera de mantenerlo activo y flexible. En general, más que querer un hijo inteligente, debemos añorar un niño que tenga buenas habilidades, que las sepa manejar, y pueda sacar el mayor provecho de ellos para triunfar en la vida.