IMPROVISACIÓN Y CORRUPCIÓN CONTRA EL AGUA
Por: Fabián Gonzalo Pérez El pasado 7 de agosto el Presidente Juan Manuel Santos tomó posesión de su segundo período como mandatario de los colombianos y anunció que los paradigmas de su nuevo mandato serán la paz, la equidad y la educación. Terminada la ceremonia de posesión los noticieros informaron que al día siguiente el Presidente realizaría el primer viaje de su nuevo mandato y que sería al departamento de la Guajira, en donde una amplia población de adultos y niños, literalmente está muriendo de sed y desnutrición. Al detenerme a pensar sobre la agenda del Presidente, vino a mi mente la pregunta de por qué razón el primer mandatario de los colombianos no incluyó como una de las prioridades de su nuevo gobierno el problema del agua, no obstante que su primera gestión justamente tendría que ver con el manejo de una crisis por sequía, ya identificada por la mayoría de los colombianos en la medida que recientemente hemos observado dantescas y dramáticas fotografías que parecerían propias de un país africano o de poblaciones del Sahara y no de nuestra propia geografía en donde no estamos habituados a ver a miles de seres humanos recorriendo largos caminos con tanques de agua a sus espaldas ni a cientos de animales morir por física sed. Dos días antes de la posesión del Presidente de la República, se realizó en el Congreso de la República el primer debate de control político de esta legislatura y fue justamente sobre el cambio climático. En tal escenario los Senadores citantes hicieron afirmaciones del siguiente calibre: – “Sin haberse iniciado prácticamente el fenómeno del niño, ya hay desolación y muerte en una buena parte del territorio colombiano” – Actualmente hay riesgos de incendio forestal en 180 municipios de 14 departamentos del país debido a la sequía del territorio. – En la actualidad hay 3.5 millones damnificados por la sequía. – Se calcula que debido al mismo fenómeno se han perdido 21.300 empleos y las pérdidas económicas relacionadas con la agricultura y la ganadería son millonarias. Concluida la exposición de los Senadores citantes intervino la Ministra del Medio Ambiente quien claramente expresó que una situación como la descrita debe enfrentarse con un plan estratégico pues el fenómeno del niño que causó la situación actual “llegó para quedarse”; aclarando que tal plan está en formación y que quedará concluido en el año 2015. Cualquier colombiano que esté padeciendo la caótica situación de falta de agua que se ha descrito podría considerar que la respuesta de la Ministra del Medio Ambiente es indolente dada la urgencia de soluciones inmediatas; desafortunadamente y analizado el tema con cabeza fría solo se puede concluir que las palabras de la ministra por crudas que parezcan son absolutamente realistas puesto que ya es muy tarde para la prevención y ha llegado el momento de hacer un diagnóstico profundo y no improvisado de las causas del fenómeno que hoy padece Colombia. Para los efectos anteriores cito textualmente a Ricardo Lozano, ex director del IDEAM quien en reciente artículo periodístico manifestó: “la degradación de los suelos y la deforestación han hecho que las cuencas, páramos y humedales no regulen más el recurso hídrico. Mientras que multiplicamos por 20 la demanda del agua para nuevos proyectos, reducimos la inversión en su oferta. Precisamente, el gran reto del Ministerio de Ambiente es ese: conservar el equilibrio y esto no se ha hecho. El cambio climático nos sigue pasando su factura. No hemos querido firmar una política o ley de cambio que prevenga estos hechos, como cualquier país civilizado que dependa del agua. ¿Después de 20 intentos será que este nuevo Congreso y el nuevo gabinete si lo harán?” Las palabras del ex director del IDEAM son claras y contundentes y nos invitan a recordar que según cálculos de otros expertos, entre los años 2011 y 2012 se destruyeron en Colombia 300.000 hectáreas de monte, equivalentes a casi el doble de la extensión del Departamento del Quindío; se calcula que los años 90 y 2010 se destruyeron en Colombia 6.2 millones de bosques, lo que equivale al 5% de la superficie del país, sin perder de vista que parte de esos territorios se usaron para la siembra de narcóticos. Es obvio que una destrucción como la mencionada solo pudo ocurrir por causas como las deficiencias en la regulación legal y en los controles de las autoridades encargadas de proteger los recursos hídricos de nuestro país; para nadie es un secreto que los colombianos hemos permitido la deforestación de las cuencas de los ríos, de los páramos, de los bosques naturales y de los humedales y que la contaminación de los ríos se ha vuelto tema de cada día. Por otro lado es forzoso reconocer que en Colombia no se planifica ni se regula a largo plazo como se colige al comprobar que en el gobierno del Presidente Uribe se redujeron casi a cero las tarifas de agua que cobran las corporaciones autónomas regionales, decisión que implicó la reducción sustancial de los recursos económicos de que dispone el Estado para protección de las cuencas de los ríos, medida que ahora se está tratando de reversar en medio de la crisis. Para agravar el diagnóstico cito a otro experto, el ex Ministro del Medio Ambiente Manuel Rodríguez Rodríguez, quien recientemente afirmó en referencia a los recursos derivados de la ley 89 de 1983 que sí estos “se hubieran invertido con eficacia, cada año y durante 20 años en proyectos de reforestación de las cuencas y la restauración de los humedales y los páramos” no se estaría presentando la situación que hoy vive Colombia. Para concluir lapidariamente: “bien parece que esa platica se perdió como consecuencia del despilfarro y su desviación a otros usos”. Lo hasta aquí dicho es suficiente para entender que las fotografías que actualmente vemos los colombianos, en gran medida se deben a improvisación, a falta de políticas gubernamentales estables y claras, a desidia y a corrupción administrativa y solo en mínimo porcentaje obedecen a circunstancias de la
CT+I EN EL SEGUNDO MANDATO DE SANTOS: LLEGA YANETH GIHA A LA DIRECCIÓN DE COLCIENCIAS
La nueva Directora de Colciencias es Barranquillera, economista de la Universidad de los Andes, especialista en resolución de conflictos y con maestrías en estudios políticos y en estudios de Guerra de las Universidades Javeriana y King´s College, respectivamente, con cerca de 15 años de experiencia en el Sector de Seguridad y Defensa. Trabajó en el Ministerio de Defensa junto al Presidente Santos cuando éste fuera titular de esa cartera durante el gobierno del Presidente Álvaro Uribe, donde se destacó como promotora de la creación de capacidades tecnológicas colombianas de base para la seguridad y la defensa. Su nombre ya sonaba para la Dirección de Colciencias desde 2012 luego de que se creara en Colciencias el Programa Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación en Seguridad y Defensa durante el periodo de Dirección de Jaime Restrepo Cuartas. El nombramiento de Yaneth Giha al frente de Colciencias se decanta al fin, luego de que el Presidente de la República, en su discurso de posesión del pasado 7 de Agosto, anunciara los tres pilares de su segundo tiempo: Paz, Equidad y Educación http://www.vanguardia.com/actualidad/politica/272880-paz-educacion-y-equidad-son-las-apuestas-de-santos. Si bien el Presidente del Congreso, José David Name hizo alguna referencia a la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, en aquella oportunidad, el tema brilla por su ausencia en el discurso del ejecutivo, en fuerte contraste con lo que hace cuatro años fuera anunciado con bombos como una de las llamadas “locomotoras”. Si bien Colciencias podría entenderse como protagonista del nuevo eje de Educación, ese no es el campo de mayor experiencia de Giha, y quienes se perfilan como líderes en la materia son la nueva titular de la cartera, Gina Parody (pese a la vehemente oposición por parte de agremiaciones sindicales como Fecode), la Ministra de Cultura, Mariana Garcés y, curiosamente para el tema educativo, el Ministro TIC, Diego Molano Vega. Éste último causó polémica recientemente tras la presentación en el Gimnasio Moderno de Bogotá de su plan “Vive Digital 2” para el periodo 2014 – 2018, en donde dejó entrever que aspira a tener un fuerte ascendente en el gobierno que arranca sobre el tema de innovación tecnológica (aunque no por ello en los temas, de Ciencia, Investigación, o creación de nueva tecnología) http://www.elespectador.com/noticias/economia/colciencias-el-objetivo-del-ministerio-tic-articulo-506910. Esto ha llegado a ser interpretado por algunos como un intento de anexión de Colciencias a las entidades bajo la órbita del Ministerio TIC. Lo que pocos conocen es que este proceso viene profundizándose desde hace mucho; ya desde finales de 2012 el Ministerio TIC desarrollaba parte de su agenda a través de los recursos presupuestales y humanos de Colciencias, tan escasos. Así lo evidencian algunas convocatorias como lo fueron “Vive Digital Regional”, que ejecutados por personal de Colciencias y adjudicando recursos de su presupuesto, claramente se alejaron de los objetivos misionales de esa entidad, tanto en materia de de Regionalización de la Ciencia, como del Programa Nacional de CT+I en Electrónica, Telecomunicaciones e Informática. Justamente, uno de los grandes retos de Giha al frente de Colciencias será lidiar con ese ascendente que el Ministro Molano ha ido consolidando sobre Colciencias y la destinación de una parte de su presupuesto, así como evitar que la única referencia en Colombia en materia de inversión en Ciencia sean las telecomunicaciones y la electrónica. Sería muy grave que hiciera carrera la falsa ecuación “Ciencia, Tecnología e Innovación = TIC”, y mucho más grave si es a desmedro de tantas otras áreas de vital importancia para el desarrollo y la competitividad del país, que si bien pueden apoyarse o tener por objeto Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, poco o nada tienen que ver con TIC o con la misión de ese ministerio: las Ciencias Básicas, la Biotecnología, el desarrollo de nuevos materiales (no necesariamente para electrónica), las energías alternativas, las ciencias de la sostenibilidad, etc. Esto es mucho más serio, cuando Colombia está en extremo lejos de alcanzar un liderazgo mundial en generación de nueva tecnología de Telecomunicaciones, Electrónica o Informática, comparable al que ostentan Corea del Sur o Silicon Valley. Si bien es cierto que el país tiene grandes retos en materias como conectividad o acceso de la población a Internet, eso es totalmente ajeno a la Ciencia y tiene más que ver con la agenda de integración social o con problemas de ingeniería ya resueltos, similares a la construcción de acueductos, puentes o carreteras. Todo eso, casi en ningún caso tiene que ver con generar nuevos conocimientos que conduzcan a auténticas innovaciones capaces de generar prosperidad real y auténtica transformación del aparato productivo. El Reto de la Inversión en Ciencia, Tecnología e Innovación (Continuará en la próxima entrega).
Elegir el equilibrio sabia decisión!
Marta Sáenz Correa Disfruto mucho leer un poco de todo, y me encontré el libro «Ecología emocional», escrito por los españoles Jaume Soler y M. Merce Conangla, profesionales destacados dentro del área del autoconocimiento y de la psicología personal y creadores del concepto Ecología Emocional. El concepto hace referencia a la similitud de los problemas de la naturaleza, por el mal uso de los recursos, con el uso incorrecto de los recursos de las personas: las emociones. Por lo cual debemos gestionar nuestra energía emocional de forma creativa y amorosa de tal forma que sirva para mejorar como personas, aumentar la calidad de nuestras relaciones, y respetar y cuidar nuestro mundo. Nuestras emociones tienen un impacto directo en el mundo, y aunque no podemos decir que somos plenamente responsables de estas emociones, si lo somos de su gestión y de ser capaces de transformarlas en positivo con una acción creativa. Según los autores, las emociones mal gestionadas son fuente de contaminación, agresión, destrucción, enfermedad, muerte interior, por ello, no basta con afrontar nuestros estados de ánimo de una manera inteligente, sino hacerlo también sin perder la perspectiva del mundo que nos rodea. La Ecología Emocional o psicoecoafectividad es el arte de transformar positivamente nuestras emociones; consiste en gestionar nuestro mundo emocional de tal forma que nuestros afectos promuevan conductas que tiendan a una mejora de nuestro equilibrio personal, nuestro desarrollo humano, así como a una adaptación más inteligente, equilibrada y plena en nuestro entorno. Elegir el equilibrio es una sabia decisión. La serenidad es un estado mental. Es la calma y la quietud que necesitamos para vivir, pensar y respirar. Hay personas que llevan el peso de una carga triple: las preocupaciones que han tenido, las que tiene ahora y las que esperan tener. Nuestro presente y su correcta gestión ya es suficiente responsabilidad. Es importante aprender a clausurar los temas pasados, centrarnos en nuestro presente y no dedicar demasiada energía en anticipar nuestro futuro. Nuestra paz interior va a depender de como gestionemos nuestras emociones. Soy yo quien decide ser de una forma u otra. Soy yo quien elige equilibrio o desasosiego. Aunque no podamos evitar determinadas situaciones difíciles o complejas, siempre es posible escoger nuestra actitud ante aquello que sucede. Esta es nuestra primera libertad y un ejercicio de responsabilidad que modulara el grado de sufrimiento o gozo que incorporaremos a nuestra vida y que será fruto de nuestra mayor o menor coherencia personal. Las emociones como la ira mal gestionada, dejan señales y causan cicatrices en nosotros mismos y en las personas que nos rodean. El autocontrol es la competencia emocional imprescindible: el enemigo no se halla fuera, está dentro de ti. Es importante aprender que es posible rechazar, sin violencia, las agresiones que nos llegan, los insultos y las ofensas. ¿A quien pertenece un obsequio? ¿A quién lo entrega o a quien lo recibe? Si no aceptamos las agresiones, se las quedaran quienes hayan tratado de entregarlas. Como dice el Dalai Lama, solo cuando tenemos paz interior podemos estar en paz con quienes nos rodean. La gestión ecológica de nuestras emociones, puede ayudarnos a conseguirla. Aprender a desprendernos de relaciones, ideas, objetos, emociones, ofensas, y cargas, es un aprendizaje vital imprescindible para no quedar anclados y poder seguir adelante. Es posible elegir el equilibrio, vivir intensamente nuestro presente con atención, centrados y abiertos a la vida. Nunca debemos olvidar que hay una sola persona con la que, con seguridad, vamos a compartir toda nuestra vida: nosotros mismos. ¿Escogemos vivir con equilibrio o el desequilibrio?