Mente Creadora
Por: Ignacio Orrego-Rojo- IGOR. El sexto sentido es la imaginación creadora. La realidad de un sexto sentido ha quedado finalmente establecida; esta es la imaginación creadora. Esta facultad ni la utiliza la mayoría de la gente y si alguna vez alguien lo hace es por puro accidente. Sin embargo hay un número de personas relativamente pequeño que usan deliberadamente y con posteriores propósitos esta facultad de la imaginación creadora. Los que comprenden y usan esta facultad son los genios. La facultad de la imaginación creadora es el eslabón que une las mentes finitas del hombre con la inteligencia infinita de Dios. Las llamadas visiones pertenecientes al reino de la religión y todos los descubrimientos de principios nuevos o básicos de los inventores tienen lugar mediante la facultad creadora. Usted también puede desarrollar esa facultad mediante la relajación y la meditación. Los grandes artistas, escritores, músicos y poetas llegan a ser grandes porque adquieren el hábito de depender de la “pequeño voz interior” a través de la facultad de la imaginación creadora. Es un hecho bien conocido para la gente que posee aguda imaginación, que sus mejores ideas llegan a través de las llamadas “corazonadas”. Con los ojos cerrados se puede beber de una fuente de inteligencia superior. El sexto sentido es una porción del subconsciente al que ya hemos llamado “imaginación creadora”. También recibe el nombre de “aparato receptor” a través del cual, se encienden en la mente ideas, planes y pensamientos. Esta forma de encendido algunas veces se llama inspiración o corazonada. La comprensión del sexto sentido llega sólo por medio de la meditación, a través del desarrollo mental, “desde adentro”, en el silencio, que es cuando “Tomamos altura”. Aborde los problemas con intuición y al mismo tiempo con lógica. Emplee la luz de la imaginación para crear y la mente crítica para juzgar; con la lógica, verifique lo afirmado por la inspiración. Cree ideas con humildad, sabiendo que detrás de las ideas que usted llama propias, reposan los pensamientos y esfuerzos de muchos hombres. Mediante el poder de la imaginación creativa captamos en visión, soñamos en sueño, nos visualizamos como la persona que queremos ser. Nos vemos como una personalidad triunfante que se dirige con paso firme hacia lejanos horizontes de logros constructivos. Nos vemos como nobles servidores de la raza, que atendemos las necesidades de los hombres irradiando felicida
¿Más “ley del embudo” para los pobres?
Por: Horacio Serpa Se sigue comentando sobre nuevos impuestos. “Es que se necesita más dinero para equilibrar el presupuesto y toca conseguirlo con urgencia”, se argumenta sin explicaciones. A más gastos, más ingresos, se entiende. Lo que no está claro es en qué se quiere gastar ni se sabe quiénes serán “los paganinis” de las modificaciones tributarias. Escuché en la radio la siguiente frase de un experto economista: “Todo el mundo debe tributar; hasta los más pobres podrían contribuir con mil pesos al mes, que no es nada”. Claro que mil pesos no es nada, una miseria. Pero para el pobre, para el desempleado, para un hogar de seis bocas sin ingreso, significa algo más de lo que piensan los especialistas: una panela, una libra de arroz o de sal, dos libras de yuca, cinco bananos. Hay que ubicar a los tributaristas en el mundo real. A que saquen al 12% de los miserables y al 30% de pobres de las estadísticas y los conozcan “de carne y hueso”, en sus desgracias, en sus desnudeces. Unos y otros suman, por lo menos, veinte millones de personas necesitadas. Son cinco millones de familias que medio viven con un salario mínimo, si es que tienen la fortuna de recibirlo con el trabajo de alguno de sus integrantes. Avanzamos en la lucha contra la pobreza, es cierto, pero falta mucho por hacer. Por eso, cuando hablemos de reforma tributaria no podemos pensar en los necesitados sino para que sean los beneficiarios de sus disposiciones. Es para ellos, para que tengan ingreso, para que puedan gozar de educación, salud y techo, para que se nutran adecuadamente, que se requieren más impuestos. ¿Quiénes deben tributar? Los pudientes, los dueños del capital, los que reciben los fabulosos ingresos que informan las noticias. No es un acto de persecución ni hablo de medidas atrabiliarias o confiscatorias. Es para que en el país haya equidad, se afinque la convivencia, vivamos una paz estable, venga el desarrollo y podamos decir, por fin, que somos una sociedad feliz. Se necesita una reforma tributaria progresiva. Los que tienen, pagan. Unos más que otros, según su patrimonio y sus ingresos. Los que no tienen, no pagan. Si el Estado no tiene recursos, que por supuesto deben ser manejados con tino y transparencia, seguiremos como ahora: violencia, desgracias, pobreza, el país número doce en desigualdad en el mundo, como informaron las Naciones Unidas. La eliminación de deducciones y exenciones injustificadas es un buen comienzo. A toda costa combatir la elusión y la evasión. Acabar con el abuso de fundaciones y cooperativas de fachada que abusan del concepto de economía solidaria. Tarifas equitativas a renta y capital, a dividendos, a las excesivas ganancias ocasionales, a los bienes improductivos o suntuarios. No es nada nuevo. En todas partes se hace, menos en el país del Sagrado Corazón y de la “ley del embudo”.
PARAMILITARISMO, CRIMINALIDAD Y PAZ EN COLOMBIA.-
A raíz de la aprobación del debate sobre el paramilitarismo en Antioquia propuesto en la Comisión II del Senado y la alterada reacción del Expresidente y hoy Senador Alvaro Uribe Vélez, señalado para el 18 de septiembre (tomado del Tiempo del 9 de septiembre), los medios de comunicación y la sociedad toda se encuentra expectante, sobre su procedencia y realización. De una parte, porque el control político solo puede ejercerse sobre “el gobierno y administración” de tercero (Arts.114, 134 num.9 y 138 C.Pol.), sin perjuicio de su función de investigación y juzgamiento (Art.174 C.Pol.). Y de la otra, porque no ha sido bien recibida su realización debido al rechazo inicial al mismo por el expresidente Uribe. Sin embargo, parece ser seguro, que el Centro Democrático, también aprovechará este debate para adoptar su correspondiente posición política. En tal evento, la mayor expectativa radica, entonces, en su alcance y trascendencia en el gobierno, en el actual proceso de paz y, ante todo, en la paz de Colombia. Porque para cualquier ciudadano medianamente informado, sin lugar a dudas, este debate, podrá desencadenar y vincular todos los aspectos e intervinientes del conflicto en Colombia. Porque el paramilitarismo en Antioquia, no puede desligarse del paramilitarismo nacional; ni este de las actividades subversivas de las FARC, el ELN y otras organizaciones guerrilleras desaparecidas. Ni ninguna de ellas puede aislarse de las conocidas actividades ilícitas del secuestro, la extorsión, el narcotráfico, las masacres y, en general de la violencia social en Colombia. Más aún, tampoco ninguna de estas actividades puede desligarse de toda esta actividad al margen de la ley, ni de las constitucionales actividades militares o gubernamental que no solamente las han combatido durante más de 50 años, sino que también han defendido el Estado Social de Derecho. Luego, todos los aspectos que puedan revelarse en este debate son, hoy día, de gran trascendencia para el actual y anterior gobierno y para sentar las bases para el conocimiento franco y sincero de la realidad de la violencia en Colombia y de las actuales tensiones políticas. Porque dentro de las diversas exposiciones, críticas y sugerencias no solo pueden darse a conocer algunas afirmaciones acompañadas de defensas o excusas, tolerantes o intolerantes, pueden ayudar a que dicho escenario político, y al social que lo siga con beneficio de inventario, a que se hagan las presentaciones del caso, se conozca y, si fuere el caso, se establezca políticamente su posible veracidad o no. Es el escenario perfecto, porque la inviolabilidad parlamentaria en el Congreso, así lo permite, y porque la civilidad institucional, así también la exige. Pues, aquella garantía se ha establecido, no para hacer protagonismo barato, ni para ofender o acusar infundadamente a los contradictores y opositores, sino por el contrario, para expresar con máxima libertad las posiciones y consideraciones que interesen al país. Pero, así mismo, la civilidad contemporánea impone, de un lado, el deber de ejercer un autocontrol de las posiciones políticas; y, del otro, el deber no solo de obrar con respeto y decencia, sino también de llegar, a unas conclusiones positivas del pro de la sociedad. Una conclusión inicial puede ser la de promover en la sociedad la inclusión, y la tolerancia de otros sectores, a fin de ir creando las condiciones reales para una admisión e incorporación social posterior. Ello contribuiría a la convivencia civilizada que requiere la sociedad dentro y más allá del conflicto. Pero lamentablemente, muchos de sus actores, a quienes correspondían asumir su responsabilidad, han fallecido o desaparecido; otros, no se encuentran presentes en el reciento, pero que la sociedad aguarda que la asuman en su debido momento. Pero, en todo caso, será una gran oportunidad para conocer la probabilidad que tiene el actual proceso de paz de llegar a una justicia transicional de verdad, justicia, reparación y no repetición; y si el alcance de aquella deba dársele el alcance de un proceso para “la paz de Colombia”, es decir, para la “paz de todos”, que el Fiscal Eduardo Montealegre ha señalado con argumentos y valentía.