Procuraduría. En lo penal una garantía?

Por: ALVARO ALSTHON   El Derecho junto con sus distintas ramas debe evolucionar así como lo hace la sociedad, con el fin de responder y suplir las necesidades como también mantener el orden y la armonía en las relaciones sociales. Hace apenas 23 años Colombia adoptó la Constitución Política de 1991, pretendiendo modernizar al país, poniéndolo en armonía con las nuevas realidades en cada escenario y ámbitos de la vida. Los cambios que se realizaron en la mencionada Carta Política son innumerables en cada uno de los ámbitos de nuestra realidad, en cuanto al Derecho Penal, se requirió adecuar las Instituciones y procedimientos para ajustarlos a la misma, se requirió modificarla para viabilizar los cambios que ella misma exigía y que apuntaban a adecuar el sistema penal a las nuevas realidades e instituciones y a implementarlas en nuestro contexto socioeconómico. A partir de la Reforma Constitucional introducida con el Acto Legislativo núm.3 del 2002, se introduce el Sistema Penal Acusatorio, el cual se caracteriza por ser un sistema adversarial, donde las partes, Fiscalía y Defensa, se enfrentan en igualdad de condiciones ante un juez imparcial, quien basado en pruebas y argumentos decide condenar o absolver. De la misma manera, también puede intervenir el Ministerio Público (por conducto de la Procuraduría) y la víctima, el primero para salvaguardar el orden jurídico y la segunda para que le garanticen la verdad, la justicia y se le reparen los daños y perjuicios causados. El Sistema Penal en Colombia tiene sus particularidades, tal como las evidenciaba el llamado sistema mixto que tuvo vigencia el 31 de diciembre de 2.004, una de estas es el papel que se le atribuye al Ministerio Público, en donde son muchas las críticas al papel que desempaña con respecto al sistema penal, unos dicen que su intervención desnaturaliza un proceso que es de naturaleza adversarial, involucrado dos oponentes, Fiscalía y Defensa que se enfrentan en un plano de igualdad jurídica. Las críticas oponentes argumentan que las particularidades de la sociedad colombiana justifican la presencia del Ministerio Público como interviniente más en el proceso, exponen por su lado que pronostican el inminente colapso de todo el sistema procesal penal, considerándolo inviable en una sociedad como la nuestra, pues las partes en contienda se enfrentan en un proceso dialéctico donde, en teoría, se puede afirmar que se da una igualdad de armas, lo que la presencia del representante del Ministerio Público rompería este equilibrio, pues éste debe tomar partido por alguna de las partes, dejando en desventaja a la parte contraria, a su vez sostienen que usualmente acoge la tesis de la Fiscalía, quedando la defensa en desventaja. Por otro lado hay quienes defienden el   papel del Ministerio Público en el Proceso Penal Acusatorio adoptado en Colombia a partir de la promulgación y entrada en vigencia de la Ley 906 de 2004, exponen lo siguiente: El legislador al permitir la participación del Ministerio Público en el Proceso Penal Acusatorio en Colombia, cumplió con los fines de la Constitución Política de 1991 art. 277 donde éste es un interviniente de origen constitucional que únicamente interviene en defensa de los intereses de la sociedad en aquellos casos que resultan de mayor interés social. De allí que sea necesario saber si esta intervención es o no una garantía?   Continuará (ENTRABAMIENTO PENAL Y UTILIDAD DE LA PROCURADURIA COMO MINISTERIO PÚBLICO)

Intentemos superar el estrés!

    Por: Marta Sáenz Correa Desde temprana edad he cultivado el hábito de la lectura y disfruto mucho visitar librerías e investigar en temas que sean de interés y utilidad para todos. En esta oportunidad, me encontré una guía práctica para superar el estrés, del círculo de lectores, el cual me pareció interesante compartirles. Pese al uso generalizado del término estrés en el lenguaje cotidiano y en los medios de comunicación, su definición como concepto clínico no es fácil. El estrés no es una enfermedad y no tiene un origen específico, sino varios. Tampoco provoca unas reacciones concretas, pues los síntomas varían notablemente de un caso a otro, y las personas afectadas suelen describirlos como cambios físicos (constantes dolores de cabeza), emocionales (estoy de mal humor), o conductuales (fumo mas), o como una combinación de todos ellos. El estrés es la respuesta del sistema nervioso a un acontecimiento o una situación que se percibe como una amenaza. Cada periodo de la vida: infancia, adolescencia, edad adulta, madurez y vejez conllevan unas vivencias y circunstancias específicas. Algunas de ellas reportan gozo y felicidad; otras resultan traumáticas. Hoy se cree que el trabajo es la principal fuente de estrés, sin embargo casi todas las experiencias de la vida pueden provocar estrés, según como las asuma el individuo. Los psicólogos han identificado situaciones potenciales de estrés comunes: los nacimientos, las enfermedades, los accidentes, las relaciones sentimentales, los matrimonios, los problemas económicos, los divorcios y las defunciones. Para superar el estrés es preciso identificar las causas que lo originan y modificar nuestra forma de concebir las situaciones potencialmente estresantes. Controlar el estrés implica eliminar los factores que lo provocan y mitigar sus efectos negativos. Ingerir los alimentos adecuados y practicar ejercicio con regularidad producen numerosos beneficios, nos ayuda a mantenernos fuertes y saludables; la relajación, es una de las actividades más eficaces para controlar el estrés; y las técnicas de respiración, meditación y la visualización reducen los niveles de estrés debido a que relajan la mente y ayudan a eliminar los pensamientos estresantes. Quienes piensan positivamente, tienen la habilidad de amortiguar los efectos psicológicos del estrés, como la apatía, la ansiedad o la irritabilidad, saben motivarse y desenvolverse mejor, su salud es óptima y resisten bien los efectos del estrés. La mentalidad positiva es característica de las personas optimistas y esperanzadas, y suelen ser un rasgo común de aquellas consideradas como las más resistentes al estrés. A las personas de personalidad fuerte, no siempre les resulta fácil ver la cara buena de las cosas, especialmente cuando se está bajo condiciones de estrés. Generalmente tendemos a subvalorar las facetas positivas de la vida, sobre todo cuando nos encontramos en un estado de estrés. Una buena estrategia para pensar de modo positivo es elaborar una lista con los aspectos positivos de nuestra vida. Ello puede ayudarnos a obtener una perspectiva clara de los problemas actuales y a valorarlos en su justa medida. Luego nos ayudará a reflexionar sobre aquellos cambios que nos gustaría efectuar para mejorar nuestra vida. La Asociación Americana del Corazón sugiere hábitos  para combatir el estrés: hablar con familiares y amigos, realizar actividad física diariamente, reír a carcajadas, eliminar los malos hábitos, sacar tiempo a las cosas importantes, dormir lo suficiente, ser organizados, ayudar a un amigo, devolver un favor y tratar de no vivir preocupados. ¿Estamos cultivando alguno de estos hábitos? Les dejo la inquietud.   Imagen tomada de kingdomwayministries.net

Seguridad personal

  Por: Ignacio Orrego Rojo-IGOR. Cuando nosotros nacemos la mente está en blanco, es como un cassete sin grabar. A medida que vamos recibiendo mensajes, por medio de los cinco sentidos se comienza a grabar y a formar la memoria. Lamentablemente, a la mente llegan más mensajes negativos que positivos y por eso existen tantas personas negativas que fracasan en la vida. No importa lo que haya recibido nuestra mente en el pasado, lo importante es lo que llevemos en ella de ahora en adelante; aliméntela solamente con pensamientos alegres y que le inspiren confianza en sí mismo para llegar al éxito y a la felicidad. La confianza y la seguridad nacen del conocimiento. La gente siente temor ante lo desconocido. Procure adquirir el máximo conocimiento en lo que usted trabaja, esto lo hará triunfar indudablemente porque le dará confianza y seguridad en usted y en lo que hace. Combatamos el miedo inundando los rincones tenebrosos del temor y la superstición con la luz resplandeciente de la razón y el conocimiento, recorriendo así lo incógnito, venciendo la fantasía con la verdad, disipando los temores y las dudas de la imaginación y revelando la verdad que hace libres a los hombres. Descubramos que la más poderosa de las leyes es esta: “El perfecto amor echa por fuera el temor”. La autoconfianza está estrechamente ligada con la fe y la creencia en nosotros mismos y en nuestra propia capacidad. Los hermanos Wright son un ejemplo excelente de esta fé. El mundo se negó a creer en que ellos podrían construir una máquina capaz de volar, pero ellos se negaron a desanimarse por las opiniones de la gente. Tenían fe en sí mismos y convicción en lo que hacían. Si queremos triunfar tenemos que desarrollar autoconfianza para que nos haga alcanzar el éxito y la felicidad. La autoconfianza es una expresión de nuestra opinión acerca de nosotros mismos y sólo podemos limitarnos mediante nuestros propios pensamientos negativos. La falta de autoconfianza es un hábito creado por la costumbre de pensar en forma negativa y descuidada. No les haga caso a los que dicen que usted no puede. Demuéstreles que sí puede porque tiene confianza y seguridad en sí mismo. La indecisión es la semilla del temor. Recuerde esto siempre; la indecisión se cristaliza en la duda y estos dos factores se convierten en temor. A menudo el proceso de mezcla es lento y esta es una de las razones por las cuales son tan peligrosos tales enemigos, germinan o se desarrollan “sin que sea observada su presencia”. Los temores no son más que estados mentales. Pero el estado mental puede sujetarse a dominio y dirección. Siga el consejo de Sócrates: “Conócete a ti mismo”. Conozca sus fuerzas y debilidades, su relación con el universo: Su potencial, su patrimonio espiritual, sus objetivos y propósitos; analice lo que es. Sea considerado consigo mismo. Aprenda a amarse, a perdonarse, porque sólo teniendo la actitud correcta hacia nosotros mismos podremos tenerla hacia los demás.