PALABRAS QUE MATAN Y LA LEY DE JUSTICIA Y PAZ: I) PODER DE LA PALABRA Y LA MAL LLAMADA LIMPIEZA SOCIAL.
Por: Luis Alfonso Fajardo Sánchez
Hoy comenzamos con la primera de las dos (2) entregas del resumen de nuestra investigación sobre el empleo de las palabras en la aplicación judicial de la ley de justicia y paz.
Las palabras tienen tanto poder que pocas veces somos conscientes de este hecho cuando hablamos. La palabras vibran y pueden confortar, sanar, alentar o deprimir, enemistar, dañar, desalentar pero también las palabras pueden crear, por ejemplo en la tradición judeo-cristiana, “En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios” Juan 1:1 y del verbo se crearon todas las cosas.
Los egipcios le atribuían a la palabra un poder mágico, los faraones decían ser “La Gran Palabra” queriendo afirmar con ello que su voz podía dar vida a todo lo que expresara (Robledo, 2007)….
Igualmente, el pensador y filósofo italiano Aldo Lavagnini, también exalta el profundo poder de las palabras:
Por último, Noam Chomsky, lingüista y politólogo estadounidense quien ha estudiado en su obra “Conocimiento y Libertad” la estrecha relación entre el lenguaje y la realidad social, afirmaba en un conversatorio con campesinos del Corregimiento del Palmar, municipio de la Vega – Cauca, en el año 2010: “Si supones que no existe esperanza, entonces garantizas que no habrá esperanza. Si supones que existe un instinto hacia la libertad, entonces existen oportunidades de cambiar las cosas”
Este contexto filosófico y religioso nos sirve para introducir uno de los hechos, que nunca como hoy, ha quedado en evidencia con las versiones libres y testimonios de los postulados y versionados de la Ley de Justicia y Paz, Ley 975/2005: el sistemático y generalizado extermino de cientos de personas bajo el infame argumento de haberse cometido en cumplimiento de planes de la mal llamada “limpieza social”, muchas veces ordenados, según los victimarios, por las mismas comunidades, y que aparece reiteradamente en las documentaciones probatorias de los procesos de justicia y paz. En efecto: Veamos.
Esta modalidad de crímenes de odio se generalizó con la irrupción de los llamados grupos de autodefensas o paramilitares quienes lo realizaron en todo el país de manera sistemática y planificada. Este tipo de acciones, hay que decirlo, fue la puerta de entrada de estos grupos armados ilegales a un sinnúmero de comunidades en todo el país. Luego de su llegada a estas localidades y municipios, los miembros de estos grupos armados comenzaron a asesinar, incluso, a aquellos que los habían llamado, hasta convertirse, aun hoy, en un poder mayor que el del mismo Estado (Rojas, 1996) Las Farc y los grupos insurgentes han cometido también estos crímenes.
Nombrar a las personas, víctimas de estos crímenes, como “desechables” fue uno de los orígenes, o causa, los sicarios, según sus propias versiones, solo llevaron a cabo la labor de “limpiar” de la sociedad a las personas que los mismos grupos han llamado como “basura”. Este es uno de los ejemplo del PODER destructivo de las palabras. Deshumanizar a otros seres humanos, quitarles sus nombres, su identidad, su dignidad…, con el objetivo de exterminarlos. Si, las palabras son poderosas y también… peligrosas. ¿Es posible que nuestra palabra haya determinado muchos de estos crímenes? Aún no sabemos la magnitud de este genocidio social, que se realizó contra varios grupos sociales totalmente determinables, como son habitantes de calle, trabajadoras y trabajadores sexuales, presuntos consumidores de drogas sicoactivas, presuntos delincuentes, si, este genocidio tiene un sello de clase, se cometió contra los sectores más pobres de la sociedad.
Muchos documentos muestran que las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio, su comandante, Ramón Isaza, alias ‘El Viejo’; el ex jefe político de Walter Ochoa Guisao, alias ‘El Gurre’; y José David Velandia Ramírez, alias ‘Steven’, ex comandante de la zona Fresno y Mariquita (Tolima) reconocieron que muchos de los de los asesinatos cometidos en esa zona, eran “solo de limpieza social”. Sin embargo, Édgar Ignacio Fierro Flores, alias “Don Antonio”, comandante del desmovilizado “Frente José Pablo Díaz”, argumenta respecto de decenas de homicidios que estos no podían serle imputados como crímenes de guerra ya que estas muertes no tenían un móvil político o militar sino solo eran acciones de “limpieza social”.
Con todo, el Consejo de Estado, en 2013 condenó al Ministerio de Defensa y a la Policía Nacional al pago de una indemnización por la muerte de un joven a manos de un grupo que denomino de limpieza social conocido como “Los Doce Apóstoles”. La Sección Tercera, con ponencia del magistrado Enrique Gil Botero, encontró probado que los crímenes cometidos son atribuibles a un grupo de personas financiadas por comerciantes y ganaderos de la región, asistidos por miembros de las entidades de seguridad del Estado, entre las que se comprometió a la Policía y el Ejército Nacional, contando con la especial participación de un sacerdote.
“La muerte del joven ocurrió bajo el mismo patrón de extrañas circunstancias que rodearon tantas otras muertes –forma de actuar por la que se hizo identificar el grupo “los Doce Apóstoles”-, y hoy en día resulta incontrovertible que las fuerzas armadas del Estado –puntualmente la Policía-, auspiciaron y favorecieron dichas operaciones de “limpieza social”, objetivo original que dio pie al nacimiento y conformación de grupos paramilitares en la región”, indica la sentencia.
En los informes de la Fiscalía y el CTI cuyo radicado es 21861, desde 1999 el CTI explica el origen del grupos criminal “Los Doce Apóstoles” aparece en el informe que el mencionado grupo era “prácticamente de limpieza social, comandado por Leónidas Pervertí, alias ―Leo Pervertí” A este grupo, señala el Informe que bajo esta modalidad delictiva “se le atribuyo por lo menos el asesinato de 50 personas en el municipio de Yarumal y Santa Rosa de Osos (..) bajo la premisa de tratarse presuntamente de consumidores de droga, expendedores de alucinógenos y delincuentes comunes, quienes tenían antecedentes”
Luego, la anterior descripción demuestra el empleo de la expresión “limpieza social”, que como veremos, no es la más exacta, ni la más respetuosa con el género humano.
CONTINUACIÓN II POLITICA PARAMILITAR…….
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