Por Fabián De la Parra
Todo el mundo habla de las pruebas PISA porque Colombia ha sido calificada como uno de los países de peor resultado, y la tendencia parece que se mantiene, ya que en los años en los que hemos participado los resultados han ido en detrimento
Es importante aclarar en primera instancia, que las pruebas PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos) no son solo una prueba de conocimiento, sino que realmente son parte de un programa complejo dirigido por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que pretende medir el nivel de educación de los países que quieran hacer parte de esta evaluación, con el fin de que los gobiernos sean conscientes de las falencias educativas y desarrollen programas orientados a mejorar.
y es que precisamente la finalidad de este programa es la primera causa por la cual no hemos podido obtener mejores resultados en los años en los que hemos participado, ya que las pruebas tienen como finalidad el orientar a los gobiernos para mejorar sus sistemas educativos, pero como todo lo que guarda relación con los Colombianos, la intención ha sido mal interpretada por el mismo Gobierno, quien se ha sentido cuestionado y señalado, dedicándose a su defensa y sin tomar una sola medida radical que conduzca a la mejora. Bien dicen por allí, que el primer paso para mejorar es reconocer que se está mal, y mientras el gobierno en cabeza del Ministerio de Educación, no reconozca esta realidad, seguiremos sin tomar medidas y nuestro sistema educativo continuará siendo uno de los peores del mundo.
Ésta es la principal responsabilidad del Gobierno Que, aunado a hechos como la falta de exigencia a las entidades educativas, los pensum no adaptados a la realidad, la ausencia completa de control, la indolencia para valorar la puesta en práctica de los conocimientos, entre otras, hacen que con justicia, se le acuse de fomentar una educación pensada para formar trabajadores cumplidores y no líderes empresariales o sociales.
La segunda causa por la que creo que no hay posibilidad de mejora, es que estas pruebas mencionadas miden las «competencias· de los estudiantes en diferentes áreas como la lectura, matemáticas y ciencias sociales. Y es que es claro que lo que se pretende medir, no son los conocimientos en estas materias, sino las competencias en ellas, es decir la aptitud para aplicar estos conocimientos en asuntos prácticos. Y allí es donde fallan nuestros estudiantes, porque tienen los conocimientos pero son incapaces de ponerlos en práctica o siquiera comprender cuál es su utilidad práctica.
En ésta materia hay dos responsables daros. Por un lado, son cu1pables las instituciones educativas que están concentradas en brindar conocimientos a sus alumnos, sin importarles en lo más mínimo lo que harán estos con tanta sabiduría, y porque sus instituciones son verdaderos negocios, montados para dar rentabilidad y no para educar.
Es claro que en nuestro país la educación es un negocio y por ello, como cualquier negocio, solo pueden generarse utilidades si lo invertido es menor a lo producido, lo que hace que estas entidades (realmente empresas) primen las ganancias y el retomo de la inversión, sobre la calidad de la educación que imparten. En éste balance empresarial, los alumnos solo significan números impersonales, los profesores son solo trabajadores mal pagos y sin vocación alguna, y los padres somos solamente deudores de una cartera que se incrementa mes a mes.
Ahora bien, este artículo no está dirigido, ni al gobierno inerme, ni al Ministro de Educación preocupado por mostrar gestión, ni a los colegios interesados en incrementar sus dividendos. Este artículo está dirigido al principal responsable de esta hecatombe educativa, es decir a usted, a mí, a todos los padres Colombianos.
Los que hoy somos padres, somos el productos de una sociedad religiosa, clasista y arribista en la que importa más la forma que el contenido y en la que el miedo es el principal motor que nuestra conducta. Somos producto de una educación religiosa a ultranza, en la que prima la orientación para ser «buenos cristianos y ciudadanos», y en la que nuestra conciencia fue castrada.
Si, acéptelo, usted es responsable de esta tragedia griega, no solo porque usted elige a aquellos que manejan el sistema educativo, sino porque con su conducta, alimenta este circo en el cual desempeña el papel de marioneta de un sistema educativo vergonzoso.
Solo un ejemplo. Cuando pensamos en e coger el mejor colegio para nuestros hijos, no estamos pensando en realmente lo que será mejor para ellos, sino lo que es mejor para nosotros. Nos interesa decir que nuestros hijos están en un colegio bilingüe, con reconocimiento internacional, con equitación, patinaje, taekwondo, intercambios a Toronto o a Paris, y en asegurarnos de que nuestros amigos y conocidos envidien el presente educativo de nuestros hijos. Buscamos afanosamente que nuestros hijos sean producto de un colegio bilingüe internacional, se gradúen en una universidad fuera del alcance de la mayoría de los colombianos, tenga un doctorado en una universidad Europea y llegue algún día a ser Ministros de Educación. Solo así consideraremos que nuestro papel ha sido el indicado.-
Continuará…… HAY QUE REPENSAR EL SISTEMA EDUCATIVO
