Marta Sáenz Correa
Una amiga me recomendó el libro “Una vida con Propósito” escrito por Dam Millman, cosa que le agradezco. En él se da respuesta a preguntas que nos hacemos frecuentemente sobre la vida, sin importar cuales sean nuestras las visiones o creencias y que están relacionadas con la toma de decisiones, la crianza de los hijos, la espiritualidad, la vida, la muerte, las prioridades, entre otros. El autor aporta perspectivas interesantes acerca del buen vivir, en forma sencilla, directa, clara y al grano, y por ello, les comparto apartes que despertaron mi interés.
La búsqueda del propósito de vivir ha intrigado a la gente por miles de años, eso ocurre porque solemos enfocarnos en nosotros mismos. Si deseas saber porque estas en este planeta o existes, debes iniciar la búsqueda con Dios; naciste por su voluntad y para su propósito. Dios es el punto de partida, el creador, y solo en el encontramos nuestro origen, nuestra identidad, nuestro sentido, y nuestro significado. Afirma Millman: el propósito de tu vida excede en mucho a tus propios logros, a tu tranquilidad o incluso a tu felicidad. Es mucho más grande que tu familia, tu carrera o aun tus sueños y anhelos más vehementes.
El autor presenta tres clases de personas en el mundo: las que hacen que las cosas sucedan, las que observan lo que sucede, y las que se preguntan. ¿Qué fue lo que sucedió? Somos muchos los que vivimos la vida por accidente, tropezando con alguna nueva relación, deambulando por alguna carrera, buscando sentido, esperando y rogando tener suerte en el amor, en la fortuna, y mantenernos sanos. Una vida con propósito comprende tanto la razón como la fe. La razón nos provee de metas claras, mientras que la fe nos ensena a confiar en el proceso de nuestra vida.
Recuerden a los sabios taoístas, quienes consideran que la flexibilidad aventaja la rigidez, y así como la corriente de agua rodea los obstáculos, nuestros propósitos deben adaptarse a las mareas cambiantes de la vida. Cuando vivimos con propósitos y actuamos de acuerdo con principios somos como el bambú, fuerte pero dúctil, que cede ante las fuerzas que encuentra pero luego regresa como un látigo a su posición. Cuando vivimos una vida con propósito e incrementamos nuestra calidad de vida nos convertimos en fuente de luz para otras personas. Al convertirnos en mejores personas, mejor servicio préstamos al mundo.
Hay consenso general acerca de que la tierra es una escuela y la vida diaria, el aula donde aprendemos muchas lecciones. En la escuela de la vida, la tarea para el hogar nos revela poco a poco nuestro único propósito. Descubrimos propósitos menores, como preparar el desayuno, lavar la ropa, ir al trabajo. Pero también hallamos propósitos de mayor alcance y extensión como mejorar nuestro estado físico, nuestra relación con la familia, con los amigos y el mundo .En el proceso de aprender las lecciones de la vida y perseguir nuestros propósitos, grandes y pequeños, adquirimos sabiduría.
Para finalizar, Dan Millman, nos invita a que seamos amables con nosotros mismos y confiemos en el proceso de nuestra vida, porque somos guerreros pacíficos en formación. La perfección no es un requisito previo para la vida en la tierra, mientras vivimos cometemos errores y aprendemos de ellos. No nacimos para ser ideales sino para ser reales; no para ser otros sino para ser nosotros. Todos hemos hecho desastres pero el resultado en el tiempo no es tan importante. Reconocer los fracasos puede ser el mayor triunfo. Pregúntese todos los días: ¿Cómo puede usted confiar en su vida, sus relaciones y sus desafíos de manera más profunda?