Barreras de acceso a la justicia I: COrrupción

Por: CHARLES DAVID CHÁVEZ BRUGÉS Colombia es un Estado Social de derecho, y como tal, garante de la administración de Justicia como función pública. El artículo 229 de la Constitución Política Nacional, advierte que “se garantiza el derecho de toda persona para acceder a la administración de justicia. La ley indicará en qué casos podrá hacerlo sin la representación de abogado”. En consecuencia, los jueces de la república, en sus providencias, sólo están sometidos al imperio de la ley. Por lo tanto, ese derecho fundamental supone por una parte, la obligación del estado de crear las condiciones jurídicas y materiales para su cumplimiento, y por la otra, velar por la no obstaculización removiendo todos los factores que sean posibles que impidan el goce, ejercicio y materialización del acceso a la justicia. En Colombia, ese acceso a la justicia encuentra barreras infranqueable por parte de las personas más necesitadas, las que verdaderamente requieren de ese servicio público, el ciudadano pobre, el ciudadano de a pie, por cuanto no cuenta con los recursos económicos para acceder a ella, tampoco, con la condición social ni cultural de otros poderosos, tanto económicamente como socialmente, incluida las grandes empresas, los monopolios y la Banca, que la manipulan y están a su servicios, objetivándose una desigualdad entre unos y otros. Aunado a lo anterior, nos encontramos con la barrera, que para nosotros, es la más importante, la que más afecta el acceso a la justicia, la CORRUPCIÓN incrustada en la mente, tanto de los operadores de la justicia, como del servidor, el usuario, los abogados, en general del Estado Colombiano, degeneración profunda por la crisis ética que con tanta severidad destruye las bases del país, y que naturalmente crea situaciones fácticas de descomposición, de discriminación, de criminalidad, de exclusión de ciertos sectores de la población, de los pobres y más pobres, lo que origina deficiencia en la administración de justicia, en la calidad de la prestación del servicio, congestión e iniquidad, desidia e incompetencia, de los que tienen la misión de administrarla; también, por la desconfianza de los hombres que actúan, dirigen, administran la vida pública de la nación, lo que se ha convertido en un hábito de rapiña por quienes manipulan los bienes del pueblo colombiano. CONTINUARÁ: II.- ABANDONO ETICO E INSTITUCIONAL    

Partido Liberal, “vivito y coliando”

  Horacio Serpa Son legales los avales entregados a las y los candidatos del Partido Liberal; no es verdad que la Justicia haya acabado con la Dirección Nacional del Partido; no es cierto que las actividades del liberalismo para organizar las elecciones de Octubre estén viciadas de ilegalidad. El Partido marcha bien, tiene autoridades legítimas y será en Octubre la primera fuerza política de Colombia. Algunas fuerzas partidistas enemigas del Partido Liberal hacen esfuerzos por aprovecharse perversamente de cualquier situación que ofrezca la coyuntura nacional para tergiversar la verdad y crear climas de confusión e inestabilidad. Hay una situación que vale la pena comentar con precisión. El Honorable Consejo de Estado, por virtud de una Acción Popular, dispuso en reciente sentencia que los Estatutos válidos del Partido son los aprobados por consulta popular en el año 2002. El fallo ordenó realizar una serie de pasos para consolidar sus órdenes, las cuales deben realizarse dentro de los términos señalados en la misma providencia. Una de las cosas por hacer es adecuar los Estatutos del 2002 a las disposiciones sobre Partidos aprobadas después de su expedición. La sentencia aludida no está en firme. El Partido ha hecho uso de sus derechos para pedir aclaración y adición del fallo. El Partido cumplirá con rigor, en los términos de ley, todas y cada una de las cláusulas de la sentencia. El fallo no tiene efecto retroactivo. Todas las actividades realizadas por el Partido son legales y legítimas. La sentencia no afecta el funcionamiento de la actual Dirección Liberal, encargada de cumplir las órdenes de la sentencia. Hasta cuando una nueva autoridad elegida de acuerdo a los Estatutos del 2002 asuma las riendas de la Colectividad, la DNL seguirá cumpliendo sus funciones pues el Partido no puede quedar al garete. Ese no es el sentido de la sentencia. La decisión judicial crea unos Comités que se encargarán de estructurar los cambios ordenados, vigilar el exacto cumplimiento del fallo y la aplicación de los Estatutos del 2002. El Partido Liberal continuará desarrollando sus funciones y tareas con miras a lograr la mejor victoria en las elecciones de Octubre. Lo ocurrido no es un desastre sino una oportunidad. Es el momento de buscar para el liberalismo mejores instancias de organización interna, más responsabilidades sociales, una propuesta moderna, ética y en equidad, y la posibilidad de liderar reformas como la paz, derrotar la desigualdad y lograr resultados en seguridad, justicia, inclusión, mejor política y transparencia. Me anima contribuir a la unión del Partido y a la incorporación de los Estatutos del 2002, cuya elaboración lideré para darle al liberalismo dimensión popular y responsabilidad social. No es hora de revanchismos ni de discusiones estériles. Debemos construir, no destruir. Mi llamado a las y los liberales es que aprovechemos la ocasión para hacer del Partido la organización partidista que necesita Colombia. ¡Entre todas y todos podemos!  

¿A quién le hace mal el resentimiento?

  *Marta Saenz Correa La mayoría de las personas hemos sentido esa mezcla de rabia, desilusión y frustración que se experimenta cuando a nuestro juicio una persona u organización nos ha defraudado en algo y no queremos o podemos expresar directamente nuestra reacción, y aun cuando somos conscientes que ese resentimiento nos hace daño, insistimos en guardarlo. Frente a lo cual,  la doctora María Mercedes de Beltrán en su libro: «convierta los problemas en oportunidades» nos hace el siguiente cuestionamiento: ¿el resentimiento le hace mal al otro o a usted mismo? En toda relación humana, desde la más ocasional hasta la más profunda, cada una de las partes espera a que la otra se comporte de determinada manera y a esto lo llamamos expectativas. Es algo así como una forma de vivir por anticipado nuestras relaciones con los demás, con todas las suposiciones y deseos que tenemos antes de que un acontecimiento suceda. Los resentimientos nacen de las expectativas frustradas cuando creemos justo y lógico que el otro se comporte de determinada manera en algo que tiene un significado especial para nosotros, y esto no sucede así; nos sentimos injustamente pagados, ofendidos, adoloridos, frustrados y es cuando comienzan los resentimientos. El problema es que generalmente partimos de la premisa errada: la otra persona se verá afectada cuando tenemos hacia ella un resentimiento. La paradoja es que el resentimiento es una de esas victorias engañosas que obra como el bumerán, se devuelve contra el que lo lanza. El dolor que esperaba causarle a otro y todas las demás consecuencias negativas las está recibiendo usted. Cuando una persona está resentida, desea vengarse y quiere que el mismo dolor que está sintiendo lo padezca el otro; lo primero que se le ocurre es retirarle lo más importante que le está dando: su amor, su afecto, o su amistad. Lo importante es que el otro se dé cuenta de que usted está herido y esto le duela. Como resultado, usted empieza a aplicar una forma intransigente e injusta para juzgar lo que la otra persona hace o deja de hacer, cambia su perspectiva de la relación y  empieza a ser menos benévolo con el otro, algunas cosas que antes no le molestaban ahora las encuentra insoportables, y lo que funciona bien entre los dos empieza a parecerle falso o sin sentido. Cuando las cosas llegan a este punto, lo único que nos parecería aceptable seria que el otro se diera cuenta de lo que nos hizo, nos presentara disculpas y nos dijera que también le duele que le quitemos nuestro aprecio. Generalmente, no sucede nada de esto y aun cuando usted este muy adolorido, es posible que el otro ni siquiera se haya enterado del asunto. El que verdaderamente sufre con el resentimiento es el que lo siente, no el otro. No podemos olvidar que lo que realmente cuenta en un resentimiento es lo que esperábamos que fuera y no fue; es decir, nuestras expectativas frustradas. Las expectativas no expresadas son una fuente potencial de frustraciones y de heridas, pues aun cuando la otra persona, jefe, compañero de trabajo, vecino, amigo, hijo, pareja, o familiar, desee hacer lo que usted espera, le será bastante difícil complacerlo si no sabe que es. Tener expectativas sobre la conducta del otro es absolutamente inevitable, pero mientras más realistas sean, mayores posibilidades existen que éstas se cumplan. Por lo cual, les recomiendo hacer sus expectativas explicitas. Cuando tenga alguna relación, pregúntele claramente a la otra persona lo que espera de usted y manifieste sus expectativas; esto facilitara su comunicación y cada uno sabrá claramente las reglas del juego.  

Femicidio II: Un nuevo concepto para calificar una práctica ancestral

Por: Luis Alfonso Fajardo S. Históricamente las mujeres han desafiado diferentes situaciones, donde se limitan sus condiciones y derechos de manera particular, de acuerdo a cada época y contexto cultural y social, con castigos que se reflejan como ejemplo para algunas y advertencia para todas (Giberti 2010). Algunos historiadores, sociólogos y grupos feministas han resaltado la Quema de brujas, la cacería de brujas o la Brujo-Manía, termino dado a esta particular época en Europa por Diana Russell, como el momento en la historia donde más se alentó el desprecio y temor hacia la mujer, época marcada por el fuerte impulso de la misoginia. Lo que resulta tan impactante de este periodo y la razón por la cual es un área tan importante para el análisis y comprensión feminista (Russell y Radford 2006). La violencia contra la mujer, ha sido una constante de dimensiones monstruosas en tiempos de guerra y de rasgos encubiertos en tiempos de paz. De lo primero hay pruebas desde los registros de maltrato y violaciones sexuales realizados en la I y II Guerra Mundial, hasta las limpiezas étnicas (“cleansing”) bosnio-croata del presente. El nacimiento del término como constructo teórico es el resultado de un extenso y valioso trabajo de la academia feminista, en confluencia con los procesos de denuncia y visibilización del fenómeno, que vienen sosteniendo el movimiento feminista, los familiares de víctimas y activistas de derechos humanos. En la década de los noventa, feministas anglosajonas introdujeron el concepto. Aunque femicide, argumenta Diana Russell, ha estado en uso desde hace más de dos siglos y apareció por primera vez en la literatura, en “A Satirical View of London” (Corry 1801) para denominar “el asesinato de una mujer”. Diana Russell utiliza el escenario del Primer Tribunal Internacional de Crímenes contra la Mujer que se celebró en Bruselas en 1976 para darle un sentido concreto y práctico a este problema social, identificándolo por primera vez como femicide en su traducción al español femicidio, homicidio de una mujer. Éste término empezó a adaptarse en la sociedad para identificar situaciones donde la víctima era la mujer por el solo hecho de ser mujer (Russell y Van de Ven [1976]). De nuevo en 1990, Diana Russell en colaboración de Jane Caputi, dieron a conocer el desarrollo y significado de este nuevo término en la publicación de su artículo denominado Speaking the Unspeakable, donde indicaron que el femicidio es “El asesinato de mujeres realizado por hombres motivado por odio, desprecio, placer o un sentido de propiedad de las mujeres” (Caputi y Russell 1990), posteriormente, junto con Jill Radford lo describió como “el asesinato misógino de mujeres realizado por hombres” (Radford y Russell 1992). ….CONTINUARÁ: III.- CASO BERENICE MARTINEZ