DOMINIO DE LA MENTE
POR: IGNACIO ORREGO ROJO (IGOR). EN MOTIVACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS. -Cuando nosotros nacemos la mente está en blanco, es como un cassete sin grabar. A medida que vamos recibiendo mensajes, por medio de los cinco sentidos se comienza a grabar y a formar la memoria. Lamentablemente, a la mente llegan más mensajes negativos que positivos y por eso existen tantas personas negativas que fracasan en la vida. No importa lo que haya recibido nuestra mente en el pasado, lo importante es lo que llevemos en ella de ahora en adelante; aliméntela solamente con pensamientos alegres y que le inspiren confianza en sí mismo para llegar al éxito y a la felicidad. -Nuestra mente es una sensible estación receptora y emisora de ondas mentales. Estas ondas, son vibraciones invisibles pero muy reales, no advertidas por nosotros; se convierten en nuestro estado mental y este estado mental a su vez significa nuestro éxito o nuestro fracaso. El medio ambiente es nuestra influencia más poderosa y con el tiempo llega a ser más fuerte que el poder de la voluntad. -Sólo hay una cosa que entrenará a la mente humana, y esa es, el uso voluntario de la mente por el hombre mismo. Usted puede ayudarle, guiarle, sugerirle y sobre todo inspirarle, pero lo único que vale la pena tener, es lo que obtiene por su propio esfuerzo, y lo que se obtiene está en proporción directa a lo que se pone en ello. -El dominio mental es el resultado de la autodisciplina y el hábito. Usted o bien domina su mente o ésta lo domina a usted. Aquí no caben términos medios. El más práctico de todos los medios para dominar la mente es el hábito de mantenerla ocupada con un definido propósito que, a su vez, ha de estar respaldada por un plan también definido. Sin este dominio no es posible el éxito. – El dirigente que no es fiel a la confianza que en él depositan sus asociados, no podrá mantenerse por mucho tiempo en el cargo. La deslealtad le señala a uno, como algo de menos valor que un puñado de polvo y produce un bien merecido desprecio. La falta de lealtad es una de las grandes causas de fracaso en todos los caminos de la vida.
La Masacre de la Cárcel La Modelo de Bogotá… un Modelo de impunidad
LUIS ALFONSO FAJARDO SANCHEZ La directora de Articulación de la Fiscalías Nacionales Especializadas, Caterina Heyck, reveló hace menos de un mes que al menos cien personas entre internos y visitantes habían sido desaparecidas en la cárcel La Modelo de Bogotá. La periodista Jineth Bedoya había denunciado hace más de 16 años estos hechos, La Modelo estaba gobernada por grupos armados ilegales y como consecuencia habían sido asesinados en enfrentamientos cerca de cien internos entre los años 1998 y 2000, como consecuencia de esta denuncias, la periodista fue secuestrada, torturada y violada en el año 2000. Estas versiones fueron confirmadas inicialmente por los postulados a Justicia y Paz Daniel Rendón Herrera, alias ‘Don Mario’ y Manuel de Jesús Pirabán, alias ‘Pirata’ en 2010. Según la Fiscalía, el presunto responsable de estas desapariciones, muertes y torturas podría ser Mario Jaimes Mejía alias el ‘Panadero’, exjefe paramilitar, el patio donde se encontraba el comandante paramilitar era el escenario donde se cometían estos crímenes. Jaimes aceptó cargos en el caso de la Periodista Jineth Bedoya. La Fiscalía tiene evidencia de descuartizamientos, luego los cuerpos sin vida de las víctimas eran desaparecidos a través de los ductos de la cárcel, como sanitarios y orificios de aguas negras. Otra de las prácticas confesadas por los postulados era arrojar los restos humanos a las canecas donde se depositaban los sobras de comida del penal para venderla como desperdicios, estos era llevados a una finca de engorde de cerdos ubicada en Soacha. Un cerdo apareció con una mano humana en el hocico, desde ese momento esta práctica se suspendió y los victimarios comenzaron a arrojar los restos humanos de sus víctimas a las alcantarillas. Bajo la Cárcel La Modelo de Bogotá es posible hallar una de las mayores fosas comunes de la historia del país. Uno de los testimonios señala: “Se botó mucha gente por las alcantarillas. Me acuerdo tanto que este señor (descuartizador) cargaba un banco con un trozo de madera. Cargaba tres o cuatro costales paneleros de cabuya. Se encargaba de picar la gente, llegaba y ponía los huesos encima del banquete, ponía los costales encima y les daba”. Otro testimonio afirma: “solo los ‘duros’ tenían la suerte de morir con un disparo. Los demás, eran sometidos a torturas con electricidad y “los picaban, degollaban, ahorcaban, eran envenenados o atacados a cuchillo”. Por estos hechos la Fiscalía General de la Nación pidió excluir a Alias el Panadero de Justicia y Paz ya que faltaron a su compromiso de contar la verdad de sus crímenes. Pero igualmente, el órgano acusador asegura que hechos de violencia similares se habrían repetido en otras tres cárceles del país: Popayán, Bucaramanga y Barranquilla. De acuerdo a los testimonios de diez postulados a Justicia y Paz, algunos de ellos confesaron haber participado en los hechos. El imaginario social respecto a las personas privadas de la libertad no ha cambiado a pesar de siglos de “humanización de las prisiones”. Las personas prisioneras están en la cárcel “por algo”, “si están allá sería porque algo hicieron”, igualmente tenemos la idea de que la cárcel es un lugar donde se lleva a las personas a sufrir de la misma manera como ellos hicieron sufrir con sus crímenes a otras personas. “La ley del Talión. Ojo por ojo y diente por diente”. Muchas personas piensan por ejempló, que es lícito violar a los violadores en las cárceles, muchos esperan este suceso como una forma de justicia por los hechos cometidos por ellos, especialmente si este delito se cometió contra niños o niñas. Los presidiarios deben pasar hambre, frio, enfermedades, violencia verbal o física como parte del pago que deben hacerle a la sociedad por sus delitos. En el caso de las 100 personas presuntamente desaparecidas en este centro de reclusión, entre internos y visitantes, este tema no nos genera ninguna preocupación porque pensamos que son enfrentamientos entre bandidos o ajustes de cuentas. Pensamos “Esas son cosas que pasan en las cárceles de todo el mundo y no tenemos por qué alarmarnos”. Es casi normal. De comprobarse estos hechos, sería una de las masacres más grave de la historia del país. Las circunstancias de tiempo, modo y lugar tienen una clara conexidad temporal y causal, es decir, deben ser investigados con una metodología de contexto, como una masacre, no como hechos aislados. El Marqués de Beccaria señalaba “El fin de las penas no es atormentar y afligir a un ente sensible, ni deshacer un delito ya cometido”. En concordancia con esta afirmación, el INPEC tiene una consigna donde señala que a las cárceles y penitenciarias “entre la persona, no el delito”. El fin de la pena es resocializar al interno. Sin embargo, hechos como los sucedidos en la cárcel La Modelo de Bogotá, nos demuestra que los reclusos del país están por fuera de la protección del Estado, en el olvido total, a merced de los poderosos “caciques” de las guerrillas, el paramilitarismo y el narcotráfico.