Duro contraste

*Marta Sáenz Correa Mientras en el pasado mes de febrero, la noticia que le dio la vuelta al país fue la hospitalización y muerte de varios niños en el departamento de la Guajira a consecuencia de cuadros severos de desnutrición por falta de alimentación adecuada, cincuenta días después, el Departamento Nacional de Planeación reveló un estudio que concluye que en el país se pierden 9.76 millones de toneladas de alimentos cada año. El estudio concluye que en el país se perdió apenas un millón largo menos que la cantidad total alimentos importados en el mismo periodo y por los cuales se pagaron $3.369 millones de dólares, unos 10 billones de pesos, lo cual serviría para alimentar a ocho millones de personas. Este contraste me motivo a indagar sobre qué debemos para contribuir a la disminución de las perdidas y desperdicios de alimentos. Ahora bien, este problema no es solo de Colombia, mientras en el mundo anualmente se mueren seis millones de niños por hambre, todos los años se desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos. El problema de pérdidas y desperdicios es de tal magnitud y complejidad que requiere de la participación de todos los actores de la cadena de producción y consumo para poder conseguir resultados significativos. Parte del problema se debe a la falta de implementación de buenas prácticas en las etapas del cultivo y cosecha, como también la escasa visión de enfoque de manejo preventivo para los ataques de las plagas, virus, bacterias y malezas que atacan los cultivos y merman la producción y la productividad. No obstante lo anterior, el papel que jugamos los consumidores es fundamental para evitar el desperdicio de alimentos, por ello debemos planificar el menú semanal, lo cual nos permite ahorrar, comprar en forma responsable y contribuye a seguir una alimentación más saludable; revisar los inventarios de comida existente en la despensa, el refrigerador y el congelador, de forma tal que se compre lo que realmente se necesita; y, adquirir pequeñas cantidades de productos. De igual forma, se debe comprobar la fecha de caducidad de los productos y si no tiene previsto consumir de inmediato un artículo cuya fecha de caducidad se aproxime, escoja otro que caduque más tarde, o cómprelo el día que va a consumirlo; servir cantidades pequeñas de comidas, informando a quienes comparten la mesa que pueden repetir una vez que se hayan acabado lo que tienen en el plato; y aprovechar los restos, en lugar de tirarlos a la basura, utilízalos como ingredientes para otra cena o congélelos para otra ocasión. En resume compre y consuma los alimentos con moderación.