Educar el corazón

*Marta Sáenz Correa En “Una fuerza para el bien” de Daniel Goleman, el autor reúne los conceptos fundamentales del Dalai Lama, y cita historias de personas que ponen en practica su guía espiritual y evidencian los resultados positivos que podemos obtener si encauzamos positivamente nuestra energía, habla de la higiene emocional, la revolución de la bondad, entre otros. Me gusto mucho el capitulo denominado Sanar el Corazón, del cual les compartiré las ideas mas importantes. Hoy, las bases del sistema educativo de occidente son principalmente materialistas; las personas que crecen en este sistema no aprenden la importancia de los valores, y piensan que lo mas significativo es el progreso, el dinero, lo material, en lugar de fundar su educación en valores como la compasión, afirma Dalai Lama. Es a través de la compasión que comprendemos que la preocupación por los demás implica la interacción de la mente y el cuerpo, y que los valores pueden volver a formar parte de la educación. El Dalai Lama tiene la convicción de que hemos nacido con una predisposición a la bondad, pero esa cualidad natural puede no desarrollarse porque el sistema de educación no le atribuye mucha importancia. Hoy los niños están expuestos a influencias que fomentan la desconfianza o la ira, lo opuesto a su naturaleza. Necesitamos una educación que destaque lo positivo de ellos, que enseñe valores morales y éticos, y lo que el denomina la unidad de la humanidad, el concepto de que todos formamos parte de la familia humana y tenemos el mismo derecho a la felicidad. También, se considera la educación como una herramienta para que el instinto biológico de proteger a nuestros seres queridos se extienda a todas las personas. Se reitera con preocupación que todos promovemos el éxito con la ilusión de ser ricos, y si el único objetivo es ganar dinero, la brecha entre ricos y pobre crece. Una actitud compasiva o responsable, si preferimos llamarla de esta manera, implica percibir el sufrimiento, la violencia que esto representa para la humanidad y comprender que si contribuimos a disminuirla también nos beneficiamos nosotros mismos. Afirma el líder espiritual: la educación inteligente no es garantía para lograr la felicidad, como tampoco lo son la economía y las cosas materiales, por ello no solo se debe educar la mente, sino también el corazón y recomienda a los jóvenes cambiar de actitud y eliminar el egoísmo,  tener un corazón compasivo que no se desarrolle únicamente en el ámbito de su inteligencia y de su mente sino también de su espíritu. El tema, es atreverse a adaptar los planes de estudios al nivel de comprensión, empatía, y habilidades emocionales de los niños.