*Marta Sáenz Correa
Lo sucedido en esta ultima semana ocasionado por el tema de los manuales de convivencia da espacio para muchas reflexiones. El debate se origina con ocasión del fallo de tutela de la Corte Constitucional interpuesta por la familia de Sergio Urrego.
El alto Tribunal falló la tutela T-478 de 2015, a favor de la madre del joven quien tomó la decisión de ponerle fin a su vida debido a la presión de las directivas de su colegio por su orientación sexual. Al resolver la acción judicial la Corte determinó que se presentó una violación de los derechos de intimidad, igualdad y debido proceso y en su pronunciamiento manifestó: «[…] es imposible aspirar a una sociedad robusta, deliberativa, plural y democrática si nuestros ciudadanos son formados a partir del sobresalto y la incomprensión[…] «
En dicha decisión, la magistratura exhortó al Ministerio de Educación Nacional a realizar una revisión de los manuales de convivencia para determinar que los mismos sean respetuosos de la orientación sexual e identidad de género e incorporen nuevas formas y alternativas para incentivar y fortalecer la convivencia escolar y el ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos de los estudiante. Además, ordenó desarrollar acciones relacionadas con los comités de convivencia y el sistema Nacional de Convivencia Escolar, entre otras.
El caso Urrego, es un hecho que debe generar un cambio en el sistema educativo, para hacerlo mas incluyente y respetuoso de las diferencias. En la placa que se develó en la institución educativa donde estudiaba el joven se plasmó la leyenda: » Una educación ética es el único mecanismo para obtener la perfección, destino ultimo de los ciudadanos. La misma solo es posible si enseñamos en la diferencia, la pluralidad, y el imperativo absoluto de respetar a los demás.» Excelente reflexión.
Por otra parte, evidenciar el matoneo sistemático contra la Ministra de Educación, la doctora Gina Parody a quien le han facturado expresar su orientación sexual y el compromiso de hacer cumplir una sentencia de la Corte Constitucional; y, finalmente reconocer que las instituciones educativas son las responsables de dar las discusiones al interior con los padres y determinar bajo que mecanismos se protegen las minorías y como su manual de convivencia garantiza el libre desarrollo de los estudiantes.
Para finalizar, con tristeza podemos afirmar que en nuestra doble moral acogemos y compartimos todas las formas de discriminación como si eso fuera lo mas normal: por negro, por pobre, por homosexual, por mujer, por discapacitado, entre otras, y se nos olvida con facilidad el respeto por los demás. Saber respetar a los otros es esencial; como sociedad debemos trabajar en valorar y tolerar las diferencias.