MARCAS DE VIOLENCIAS ¿SUPERABLES?
Las marcas de la violencia son, en el fondo, las preocupaciones sociales que ahora existen en el proceso de paz. Porque aquellas son impresiones humanas quedan en sus agentes y víctimas, que, por obtener su desarrollo y comportamiento, deben superarse con la asistencia social debida. Puesto que la superación debe efectuarse particularmente en la etapa del postconflicto. Porque no es lo mismo sentirse respaldado y autorizado por el poder derivado de las armas que infunde aislamiento, respeto, temor o miedo de las demás personas donde incursionaban, como ocurrió con las guerrillas de las FARC; que actuar sin ellas para obtener muchas cosas y relaciones, así como el asentimiento y apoyo popular, pues se carece de fuerza de aquella. Algo semejante, se encuentra en los miembros del ejército y de la fuerza pública, quienes, aún obrando dentro de la legalidad y como agentes del Estado, el conflicto les ha dejado secuelas y dolor por las pérdidas de vidas humanas, quienes, aun habiendo perdonado a sus adversarios, no los admiten dentro de su natural convivencia. A su vez, las víctimas de la violencia del conflicto armado, por secuestro, extorsión, masacres, robos, etc., también quedan con la marca sicológica del rechazo, repudio y hasta odio por los afectaciones personales, familiares y patrimoniales padecidas en desarrollo del conflicto. De allí que de permanecer este estado sicológico los insurgentes tratarán de continuar con las relaciones de fuerza para obtener o adquirir todas sus pretensiones; en tanto que la población víctima de ella, algunos los perdonarán, como lo han hecho ciertos sectores. Pero otros los rechazaran: Unos, en sus pretensiones políticas; y otros, los rechazaran totalmente hasta tanto no purguen penas de cárcel, como lo reclaman algunos militantes del Centro Democrático. Y finalmente, otros, los rechazarán indefinidamente. Debido a que estas huellas sicológicas del conflicto armado colombiano, no se superan con la solución política, como aparentemente lo fuera con el frente nacional, ni tampoco con la participación política de los grupos armados, se hace imprescindible acceder al trabajo psicosocial de superación de aquellos, que, por lo menos, reduzca la potencialidad de la conflictividad social. Pues esta última no desaparece inmediatamente se entreguen las armas. Ni tampoco por el mero transcurso del tiempo en esta generación.
La importancia de ser uno mismo
*Marta Sáenz Correa Me siento una persona afortunada de contar con amigos y familiares que me obsequian libros. El regalo para la columna del día corresponde a Caminos de Fuego, Una visión diferente de la aventura de vivir, escrito por el medico Walter Dresel, en el que se plantea que la existencia de los seres humanos encierra enigmas apasionantes, escasamente develados. Solo una visión diferente de la aventura de vivir te permitirá reconocerlos y llegar a ser tú mismo. El precio de ser diferente puede resultar caro, pero ser auténtico y coherente con tus pensamientos y sentimientos es un respaldo fundamental para llegar a vivir de acuerdo a tus principios y expectativas. Las personas se orientan a menudo por lo que creen que deberían ser y no por lo que son en realidad. Se vive demasiado condicionado por los juicios de la gente y se trata de pensar, sentir y comportarse de la manera en que los demás creen que debe hacerlo. En vez de aceptar que somos piezas únicas, tratamos de convertirnos en la pieza de al lado y para ello creemos que si mantenemos la posición durante el tiempo suficiente acabaremos encajando en un lugar que no está hecho para nosotros. Es como si quisiéramos ser quienes no somos. Ser uno mismo es no depender de la opinión, mirada, o critica ajena y hacer lo que realmente a uno le gusta. Muchas personas prefieren vivir una vida vacía, esforzándose por agradar, olvidando que a quien realmente tiene que agradar es a uno mismo. Lo mejor de ser uno mismo es que además de que podemos ser auténticos y eso aporta bienestar, las personas que nos aceptan lo están haciendo por lo que somos de verdad, porque quien intenta agradar, tarde o temprano tendrá que dejar de aparentar. Además, es necesario encarar los desafíos y aprendizajes que vienen a nuestra vida, porque todos han sido puestos en nuestro camino para ayudarnos a evolucionar y convertirnos en aquellas personas que queremos ser, que no es otra que nosotros mismos pero libres de juicios y de comparaciones con los demás. Reitera Dresel: La tarea es aceptar el papel de ser uno mismo. No es que sea malo aprender de los demás, pero una cosa es aprender de lo que los otros hacen bien y otra muy diferente es renunciar a ser nosotros mismos y a permitir que nuestra esencia no se exprese a través de nosotros. Cada persona tiene su función y su misión en la vida. Tal vez lo mas difícil sea descubrir cuál es esa misión, pero el camino de la vida que nos va a permitir saber cuál es. Reflexionemos para darnos cuenta de si estamos siendo nosotros mismos. Tendemos a querer ser perfectos ante la gente no siendo necesario, porque la gente se siente más a gusto ante personas humanas e imperfectas