*Marta Saenz Correa
Cuando las cosas no salen de la manera que esperamos, caemos en el desánimo. Todos sin excepción, nos desanimamos cuando tenemos un plan y fracasa, expectativas sobre alguien o algo que no se hacen realidad, o una meta inalcanzable. Además, nos sentimos defraudados, confundidos y decepcionados con nosotros mismos, cayendo en una fase depresiva que a veces nos negamos a aceptar y pelear en su contra. Para vencer esta situación tenemos que aceptar la realidad del desánimo.
El desánimo se define como la falta de ánimo, fuerza o energía para hacer, resolver o emprender algo. Según el diccionario es un problema universal, repetitivo y contagioso. Universal porque todos nos vemos afectados por estados de desánimos sin distinción de edad, nivel socioeconómico, sexo o escolaridad. El desánimo es como un remolino que nos quiere hundir, que se muestra en nosotros a través de desinterés, tristeza, disminución de la autoestima y afecta nuestra salud, ya sea a través de la pérdida del apetito, disminución del peso, alteración del sueño, u otros síntomas que nos hacen enfermar.
Caemos en él por qué nos ocurre algo perjudicial o estresante. Sin embargo, hay otros factores que pueden contribuir a aumentar el sufrimiento: nuestros pensamientos, nuestro comportamiento o las actividades que llevamos a diariamente a cabo. Las personas tenemos la capacidad de manejar o cambiar estos factores de manera que no nos dañen o nos afecten menos, y debemos aprender a utilizarla.
Uno de los factores que juega un papel fundamental en el bajo estado de ánimo, son los pensamientos. Los pensamientos son cosas que nos decimos a nosotros mismos, que pueden ayudarnos o dañarnos, e incluso pueden afectar biológicamente nuestro cuerpo. Afectan lo que hacemos y la manera cómo nos comportamos y reaccionamos ante situaciones, por lo que si los identificamos y cambiamos podremos usarlos para mejorar nuestro estado de ánimo.
Hay días en que nos levantamos sin fuerzas ni ánimos para hacer frente a la jornada. No lo permitas. Siempre ten presente las siguientes recomendaciones: 1) Aceptar y asumir para vencer, esto es reconocer que no estás bien, que hay un problema que te entristece; toma conciencia que no puedes dejarte atrapar por los pensamientos negativos. 2) Es el momento de buscar nuevas ilusiones, de emprender nuevos proyectos; cualquier cambio que hagas hoy, será un puente para la felicidad de mañana. 3) Es importante dejar ir, esto es asumir que hay que dejar a un lado el pasado para construir un mejor futuro. 4) Para finalizar, renovarse, quererse a uno mismo es la prioridad. Todo esfuerzo por vencer la desesperanza nos liberara sin duda de caer en la tristeza.
Nunca dejes de sonreír, aunque estés triste, porque nunca sabes quién se puede enamorar de tu sonrisa.