La palabra libera el alma

Marta Saenz Correa

Leyendo la tesis expuesta por el psiquiatra José Posada Villa, quien asegura que hablar ayuda a sanar el alma y aliviar enfermedades mentales como la depresión, consideré de vital importancia compartirles apartes de sus planteamientos. Sostiene el galeno que el psicoanálisis ha planteado siempre que los síntomas emocionales no son un trastorno, son una verdad silenciada que necesita ser oída, y que los sentimientos que no tienen palabras se acumulan en la memoria emocional. La palabra posee la peculiaridad de liberar el alma.

Reitera el medico Posada, la importancia que tiene hablar para disfrutar de salud mental y mejorar la calidad de nuestras relaciones impersonales. Considera que si se está pasando por un momento difícil la mejor de las decisiones es hablar con alguien y tener conversaciones significativas; entendidas como aquellas en las que nos mostramos auténticos e íntimos, abiertos, escuchamos sin temor, sin censuras y enfocados intencionalmente en lo que quiere surgir de cada uno de nosotros.

Hay muchas personas a las que les gusta exteriorizar lo que piensan, pero son más a las que les es difícil comunicar lo que sienten. Expresar aquello que nos gusta, lo que nos da miedo, decir las cosas que nos dan alegría, las que percibimos con asco, expresar nuestro agradecimiento o presentar nuestras disculpas, es lo que nos ayuda a liberar y a compartir nuestros sentimientos y es la mejor manera de sentirnos bien. Las personas que reprimen constantemente lo que sienten, bien sea por vergüenza, por timidez o por miedo, acaban enfermando. Existen algunas enfermedades directamente relacionadas con la incapacidad de expresar emociones y sentimientos: los dolores de estómago, las ulceras, la hipertensión, el síndrome de colon irritable entre otras.

Antes de hablar, hazte tú mismo examen personal para entender tus propias emociones y motivaciones. Puede parecer aburrido llevar un diario de tus emociones y sentimientos, pero peor es pasar meses, incluso años, sin poder hablar de lo que sientes con quien compartes tu vida o con tus amigos. Escribir tus motivaciones te ayuda a tener una mejor perspectiva de ellas.

Una buena comunicación nos acerca a las personas que nos importan, nos ayuda a solucionar los problemas y nos enriquece la vida. No digas nada que no sientas realmente: los demás no tardaran en darse cuenta. Decir lo que se siente es la forma más directa pero no siempre la más creíble. Está muy bien decir y expresar cosas como te quiero, te echo de menos, lo siento mucho, te estoy muy agradecido, pero si esto no va acompañado de un comportamiento en consecuencia, tus palabras pronto dejaran de tener valor.

Las personas que reprimen lo que sienten, bien sea por vergüenza, timidez, o por miedo, acaban enfermando. No hay emociones positivas ni negativas, y no debemos aprender a controlarlas sino a gestionarlas.

 

 

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