No olvidemos la caballerosidad

*Marta Saenz Correa.

En estas épocas modernas, es típico escucharnos a las mujeres cuestionándonos si aún existen los caballeros, o si definitivamente ya desaparecieron de la faz de la tierra. Personalmente considero que los tiempos han cambiado, y en la medida que las mujeres pretendemos igualdad de derechos, esto ha generado que el rol del hombre haya cambiado también. Cada día las mujeres somos más independientes, nos gusta valernos por nosotras mismas y lograr las cosas que nos proponemos. Por su parte los hombres creen que ser caballerosos es ser anticuado, pasado de moda, aburrido o cursi. ¡Que equivocados están!

No creo que ceder el asiento a una mujer en el bus sea una obligación; el mostrarse caballeroso es parte de la forma de ser de un hombre educado y respetuoso y es más bien una forma natural de actuar. Un caballero lo es en todos los lados, en su trabajo, con sus amigos y familiares y por supuesto cuando está con su pareja. Dicen que hoy ya no quedan caballeros, pero eso depende de lo que cada quien espere y como se muestre ante los demás, si se cree que ya no hay de ese tipo de hombre tal vez tenga que ver un poco con el lugar en que las mujeres nos hemos puesto.

Las actuales ideas feministas han llevado a que algunas mujeres rechacen la caballerosidad por considerar que está fundamentada en el machismo y porque nos hace ver como débiles e inútiles. Este comportamiento sin embargo es cuestión de educación, tanto de hombres como de mujeres, y es tan bien recibida la imagen de un hombre cuando se comporta como todo un caballero como la de una mujer que se permite beneficiarse de sus detalles. Los hombres que ceden el paso a nosotras las mujeres lo hacen por educación no por obligación.

Las personas que tienen detalles de caballerosidad no esperan nada a cambio, pero cuando alguien tiene un detalle con nosotros es bueno agradecerlo. Cuando un caballero en un restaurante por ejemplo nos acerca el asiento, es una muestra de cortesía al igual que cuando se ofrece a ayudarnos con los paquetes que estamos cargando, o bien cuando se ofrece a cambiarnos la llanta espichada.

Cualquiera de los detalles anteriormente citados, siempre son de agradecer. Bastara una mirada y una sonrisa, para dar por agradecido el detalle. Si todos hacemos lo mismo, fomentaremos las buenas maneras. Recordemos que la caballerosidad se refiere al comportamiento propio del hombre que obra con cortesía, nobleza y distinción. Nunca por un tema de discriminación, por considerar a las mujeres un sexo débil, o por incapacidad, sino más bien por un acto de amabilidad.

Las mujeres no podemos permitir que el feminismo se convierta en un enemigo acérrimo de la caballerosidad.

 

 

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