MANIPULACIÓN DICTATORIAL
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Es bien sabido que las clases políticas en todas partes del universo, tratan, por todos los medios, de acceder, mantenerse o perpetuarse en el poder, acudiendo, si fuere el caso, a reelecciones o ratificaciones dentro o fuera de su partido. Pero también lo es que, de manera diversa, tratan de hacerlo, acudiendo en no pocas ocasiones a mentiras, engaños y, en general, a manipulaciones de la sociedad y, en especial, del electorado, mediante promesas o promoción de ideales engañosos, etc. De allí que las dictaduras, como la que ahora representa Maduro en la República Bolivariana de Venezuela, no sean ajenas a este tipo de manipulación. Puesto que ella empezó con el Presidente Hugo Chaves Frías, cuando, con el pretexto de un ideal bolivariano, quiso generar y, en verdad lo logró, una “creencia social bolivariana”, en el sentido de hacerle generar en la sociedad venezolana “la idea de hacer real el pensamiento bolivariano”, a fin de aparentarle un protagonismo social. Pero que, en el fondo, lo que propugnaban públicamente era generar en sus líderes una semblanza y hasta una reencarnación del “libertador Simón Bolívar”, con el propósito oculto de esconder sus verdaderas intenciones de perpetuarse en el poder en beneficio de sus allegados. Pero menos mal que la mayoría de los Venezolanos han despertado de ese estado de somnolencia política, y comienzan a reconocer que ellos mismos han de ser los protagonistas de su propio destino.
¿Qué hacemos con el odio?
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*Marta Saenz Correa Todos en nuestra vida de manera consciente o inconsciente hemos experimentado odio por cosas o personas, incluyendo amigos, familiares, vecinos, colegas, compañeros de trabajo, jefes. Otros han experimentado odio por la vida y hasta por sí mismos. Si sientes odio, te estás haciendo daño con toda esa energía negativa que carcome, que va absorbiendo tus pensamientos, tu vitalidad, y que te impide llevar una vida plena. Ir por la vida cargado de odio es como tener que llevar una pesada maleta sobre nuestras espaldas que no nos deja ser felices. Además de albergar sentimientos negativos, te estas negando la oportunidad de ser feliz. El rencor y el odio son dos sentimientos muy profundos que se arraigan y terminan desequilibrando nuestra mente y cuerpo, porque cualquier sentimiento negativo que experimentemos, termina pasándonos la cuenta y volviéndose contra nosotros. Por eso, lo mejor es trabajar para canalizarlos y eliminarlos de una vez y por todas. El odio es considerado como un sentimiento enemigo del éxito, de la prosperidad, la salud, la felicidad y el crecimiento espiritual. Se define como una emoción de profunda antipatía, rencor, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir el objeto odiado. Son muchos los efectos de este dañino sentimiento: baja autoestima, mala salud, estado de intranquilidad, disgusto permanente, alto grado de enojo, rechazo y antipatía, que genera gran cantidad de estrés, perdida del equilibrio emocional y espiritual, ansiedad, envejecimiento, amargura, depresión y temor. La mente, las emociones y el cuerpo están comunicados. Cuando hay odio, se liberan hormonas y sustancias como la adrenalina, el cortisol, la prolactina, y mientras más tiempo se secretan en el organismo, más daño sufre el sistema inmunológico y el organismo es más susceptible a enfermarse. Cuando sentimos algo negativo hacia una persona, el cuerpo entra en una lucha, y esto genera cambios como el aumento de la presión sanguínea. Cuando estas resintiendo ese dolor deseas venganza o buscas represalias, desgastas tu energía y pierdes enfoque de tu presente, lo cual lleva a afecciones del sistema digestivo y nervioso, como lo explica el doctor Charles Raison, director del programa Mente y Cuerpo de Emory University. De ahí la importancia de sanarse emocionalmente para disfrutar plenamente la vida. Una buena manera de contrarrestar el odio es cultivar la amistad, el amor, la felicidad. Para ello, solo se necesita exponerse a las situaciones que nos hacen bien, rodearnos de buenas personas, y realizar actividades placenteras. Cuanto mejores emociones tengas, y más felicidad y amor haya en tu vida, menos lugar tendrá el odio para asentarse allí. Recuerda siempre que todo lo que das, lo recibes, y a menudo multiplicado. Generar odio trae una mentalidad negativa en tu vida y absorbe la energía que podrías dedicar a actividades más placenteras.