Desde ya se presentan síntomas de la agresividad electoral para la próxima campaña electoral.
Son muchas las razones que se han expuesto para explicar este comportamiento agresivo, especialmente por el partido político el Centro Democrático. Una de las explicaciones bastante conocida es la de que se trata de un nuevo partido, que, para institucionalizarse en la política nacional, requería no solo hacer oposición, sino hacerlo también, de manera fuerte, en el discurso, pero también en las redes sociales, acudiendo, si fuere el caso, a la confrontación con los medios de comunicación social.
Sin embargo, también suele darse como de explicación de fondo, la reacción pasional a la frustración de una ilusión política. En efecto, tal motivación parece haber comenzado en las dos pasadas elecciones y especialmente en la del 2012. En donde el Centro Democrático, no ha logrado convertir a su Director en Presidente Vitalicio de Colombia, debido a la negación de la reelección indefinida de la Corte Constitucional, reafirmada por el no reconocimiento del Presidente Santos a su dirección, y sepultada por la prohibición constitucional de dicha reelección de la Presidencia de la República.
De allí que como respuesta a esta frustración política, dicho partido político, haya reaccionado obsesivamente en contra no solo de su adversario, sino también contra la clase política y contra la sociedad misma, que desea y acepta la paz, aunque no lo sea en la forma que aquel lo desearía.
Pero a lo anterior se agrega la reciente “agresividad” que con aparentes fines electorales ha hecho el partido político FARC con el “homenaje al Mono Jojoy”, con la particularidad de que los agredidos no solo son las víctimas, sino también todo el pueblo colombiano.
Ojalá, en esta ocasión, estos partidos y todos los demás hagan un debate de ideas y propuestas y no de emociones, ni de complacencias, ni guerras verbales.