A pesar de que no es el momento de las elecciones, no es menos cierto que es indispensable que durante la campaña electoral, tomemos el tiempo suficiente para determinar nuestra participación electoral. Porque en una u otra forma somos participes de ella. En efecto, son muy diversas nuestras participaciones.
Una primera forma de participación es la activa, la cual ocurre cuanto nos vinculamos a la actividad electoral como candidato u candidata con el cual tenemos simpatía, afinidad y armonía o coincidencia ideológica, partidista, profesional, regional, ética, etc., o simplemente de relación de conocimiento, trato, amistad, proximidad, gratitud, etc.
En tal evento la participación puede ser plena u ocasional. La primera es aquella vinculación que incluye la participación permanente como actividad de la campaña, bien sea como promotor, participante, ayudante, asistente, organizador, colaborador o simplemente como votante de dicha campaña. En tanto que la segunda es aquella vinculación política, de carácter transitoria, coyuntural u ocasional en alguna de las actividades que les llame interés o atención, bien sea por la novedad, la posición que se asuma en determinado tema, etc.
En cambio, existe una participación pasiva cuando el ciudadano adopta una conducta que rechaza su participación en el proceso electoral por considerarlo inútil e, incluso, una farsa, porque, a su juicio, no genera cambios o cuando simplemente se obtiene, por cuanto no representa interés participativo, o simplemente no existe confiabilidad política, ética; o simplemente, se margina del proceso electoral, por no representarle beneficios o serle indiferente; etc.
Sin embargo, tales posturas también son un tipo de participación pasiva, por cuanto, de una parte, contribuimos a que los demás participen, elijan y hagan la demostración por nosotros; y, del otro, porque dicha conducta si bien representa un desinterés y una protesta, también lo es que no genera, por sí sola, ningún cambio.
De allí que sea indispensable reflexionar sobre nuestra participación electoral de manera racional y digna.