DEFINITIVAMENTE MACONDO
Por: Germán Archila @Germancho101 Todos los países se creen únicos, y que ellos hacen las cosas a su manera me decía un inversionista español en un foro al que asistí, puede ser cierto, y que los colombianos nos creamos únicos, así como que hagamos frases nuestras y nos la creamos, como el país más feliz del mundo o que tenemos el segundo himno más lindo, o que somos el mejor vividero del mundo. En estos momentos que la Capital Colombiana se engalana con una versión más de la Feria del Libro, no es difícil recordar a dos autores ya desaparecidos, que en sus textos nos dejaron una muestra de lo que somos como sociedad, la imaginación de García Márquez en su retrato de Cien Años de Soledad premio su creatividad y la ficción de la familia Buendía hasta su trágico final, McCausland con sus crónicas nos dio la visión de las historias que inverosímiles que ocurrían en los pueblos de la costa atlántica, cómo aquel Señor en Mompox que dormía con el ataúd al lado por miedo a morirse y no tener su funeral listo, o en ese pueblo donde cierto día se parqueo un camión lleno de plátanos y su dueño nunca volvió, y la población por miedo a que era, lo saqueaba noche a noche hasta dejarlo sin carga. Para un extranjero esas historias son increíbles, lamentablemente para nosotros no, hace un tiempo que pasamos esa línea entre la ficción y la realidad, voy a presentar 3 hechos que se salen de lo normal, y que serían insumo para cualquier guion de Hollywood y ganarse un Oscar. Nuestra primer Protagonista, se llama Aida Merlano, nada que envidiarle a las divas del cine, una mujer físicamente hermosa y además inteligente, que decide lanzarse al Senado por el partido conservador, su historia personal cae como anillo al dedo, una muchacha humilde que impulsaba venta de celulares, llega con su esfuerzo a la cámara de representantes, siguiente paso el Senado, se terminaba la contienda electoral y Aida veía frutos 40.000 votos la ponían como senadora, pero al mismo tiempo la fiscalía allana su sede de Campaña y encuentra armas, gran suma de dinero, y descubre toda una red de compra de votos en el Atlántico, el sueño se derrumba y la Senadora electa Merlano, tiene orden de captura y será la primera destituida antes de oficializar su cargo, y la historia continua viene todo el drama de enfermedad y depresión para buscar casa por cárcel, ya la veremos en unos meses como una importante modelo y personaje de la farándula colombiana, una historia que podría ser inventada por el mejor cuentero de la Costa, pero no es realidad una noticia de lo que pasa en Colombia. Todos hemos disfrutado de las películas de abogados, de esos juicios con pruebas que emocionan para saber el veredicto, nuestro protagonista Pedro Aguilar un líder camionero al que se le llevaba un proceso penal, como las mejores historias rocambolescas un fiscal pidió su libertad y el juez la acepto, hasta ahí normal quedaría como un caso más de los fallos de la justicia colombiana, la sorpresa es que el fiscal no era fiscal, entro al complejo judicial burlo a todo el estamento y logro la libertad del detenido, 2 millones de pesos le pagaron a esta persona por actuar el papel de su vida, no existen controles y así como la estafa maestra en Colombia también ocurren estos caso. Por último la que la saco del estadio, 2 guerrilleros se volaron de la cárcel de máxima seguridad La Picota en Bogotá, la noticia prendió las alarmas, como hicieron cavaron un túnel, que artimañas utilizaron para salir sin ser detectados por la seguridad, después de recopilar datos, resulta que el Guardián a cargo de la cárcel decidió armar un foforro con los reclusos donde bebieron alcohol, pero no contento con esta falta tan grave le pareció normal mandar a los presos por más trago cuando este se acabó, y como una comedia de Adam Sandler o Jim Carrey, los guerrilleros nunca volvieron, definitivamente Colombia es Macondo y no necesitamos ficción porque la sociedad nos da para escribir los mejores cuentos de la historia.
JUICIOS SOCIALES
Es una verdad incontrastable que la sociedad, salvo excepciones (como sucede con la multitud), no solo obra con cierta conciencia, voluntad e intención de sus actos hasta donde su capacidad y circunstancias se lo permiten, sino que también aprecia y hacen apreciación, valoraciones sobre las de la naturaleza y vida cotidiana, basándose en los usos, las costumbres y las reglas éticas (las del bien y las del mal) que adquieran o tengan; y que la misma sociedad trata de aplicarlas o extenderlas a otras ideas o situaciones. Ello explica que se formen antejuicios de valor (prejuicios), esto es, apreciaciones de valor sobre los hechos y sus respectivas consecuencias, que, desde luego, tratan de extenderse anticipadamente a otros fenómenos, a fin de facilitar su ulterior comportamiento social. Así, por ejemplo, la apreciación que se tiene sobre el peligro que encierran estar expuestos a los leones, suele también aplicarse (como prejuicio) a todos los anímales. Sin embargo, en este aspecto es necesario advertir que no siempre tales apreciaciones anticipadas son acertadas, especialmente cuando han sido desvirtuadas por la ciencia, casos en los cuales lo más aconsejable es que previamente se averigüe sobre la existencia y del concepto científico y su primación. Ello ocurre, Por ejemplo, con los prejuicios del carácter dañino que socialmente suele atribuírsele al baño el viernes de la semana santa, la certeza del horóscopo, el mayor valor de las personas de mejor estrato social, la maldad de las personas de otras religiones, etc. Porque todas estas apreciaciones no son científicamente ciertas. De allí que sea pertinente no solo confrontar los juicios sociales con los que ha establecido por la ciencia, sino que es indispensable hacer la corrección o la recomendación u orientación pertinente, que esta última aconseje. Lo mismo debe decirse en los juicios sociales equivocados que emocionalmente se forma una sociedad, debido a la prevención, la ira, el odio o la animadversión frente a la política, cuando con serenidad y racionalidad, comienza a analizarse, por encima de todo, la conveniencia nacional. Puesto que, en este caso, la realidad de la conveniencia nacional impone la corrección o reorientación debida.
Nos Gusta Mentir
*Marta Sáenz Correa Los humanos mentimos y mucho. Mentir es decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa. De hecho, algunos investigadores creen que nuestra ceguera frente a la mentira responde al deseo de los seres humanos de ser engañados: preferimos una fábula cuidadosamente armada antes que la cruda realidad, sobre todo si va en contra de nosotros mismos. David Livingstone, de la Universidad de Nueva Inglaterra (EE.UU.) concluye que mentimos de forma espontánea igual que respiramos o sudamos, y nos recuerda que el ser humano es el único animal capaz de engañarse a sí mismo. La gente miente para quedar bien o para excusarse; para obtener lo que quiere; para no perder derechos; para dejar una mejor imagen de sí mismos; para ganar respeto; para ser tratado de forma diferente; para no ser rechazado o castigado; para defender su autoestima; para proteger su intimidad o la de las otras personas; para resolver situaciones incomodas, o simplemente para quedar bien; para postergar decisiones; para no lastimar los sentimientos de otros; para salir rápidamente de un problema, en fin, la lista es larga. A veces negamos la evidencia, pero mentir parece un elemento intrínseco de la naturaleza humana. La mentira cumple la función de ocultar la verdad, y de proveer una impresión favorable ante los otros, dando seguridad y protección, y evitando la vergüenza pública. La mentira no discrimina escenarios, mienten jefes y empleados, maridos y esposas, estudiantes y maestros; todos mentimos a lo largo del día. Los hombres quieren parecer más poderosos, ricos e inteligentes de lo que son, y las mujeres quieren mostrar más interés por los demás del que tienen realmente. Una persona puede ser considerada hábil, diplomática o astuta y reconocer en ella la mentira como una cualidad positiva. De algunas profesiones, como ocurre con los políticos, ya nos hemos acostumbrado a que no siempre dicen la verdad. Las mentiras tienen relación directa con la autoestima. Mentimos cuando nuestro ego se ve amenazado o cuando queremos sacar provecho de una situación. Luego, no es difícil entender que la mentira es un mecanismo de defensa, un arma más para la supervivencia. Las pistas para descubrir mentiras: el que miente evita cualquier referencia a su persona en sus mentiras; la voz del que miente sube de volumen debido a la tensión asociada con la mentira; se utiliza comúnmente frases como créeme, honestamente, sinceramente, francamente; se identifica un aumento significativo del movimiento de las manos hacia la cara, así como la contracción de los músculos faciales y dilatación de las pupilas; y, el uso de expresiones como confía en mí, no tengo ninguna razón para mentir, y hablando francamente.