LA IRA NOS HACE DAÑO

*Marta Saenz Correa

De acuerdo los diccionarios, la ira es la conjunción de sentimientos negativos que genera enojo, indignación y violencia; ese sentimiento, al igual que la ansiedad y la tristeza, forma parte de las denominadas emociones negativas debido a su impacto en el equilibrio mental y a los efectos que produce en el organismo. Un disparador de la ira puede ser algo que molesta o irrita, una mala conducta, una injusticia sufrida, o el sentirse humillado, como resultado de un insulto o un gesto grosero.

La ira tiene sus efectos negativos, y el primero de ellos son las consecuencias a la salud de quien sufre este sentimiento. Según un estudio realizado por investigadores del Duke University Medical Center, de Durham, Carolina del Norte, las personas que conviven con la ira tienen un incremento del 19% en el riesgo de enfermedad coronaria. Esto significa que incorporar el enfado intenso como una práctica habitual en tu vida puede incrementar el riesgo de que padezcas enfermedades cardiovasculares. La ira aumenta la activación del sistema nervioso simpático, afectando directamente tu sistema cardiovascular, produciendo un aumento de la frecuencia cardiaca, de tu tensión arterial, y de la probabilidad de que puedan formarse en tu organismo trombos o un infarto del miocardio.

Además, la ira afecta tus facultades cognitivas, debido a que junto con la frustración y la rabia van acompañadas de conductas pocos reflexivas, Cuando estas enfadado, piensas lo peor de cada cosa y utilizas la parte más primitiva de tu zona cerebral; en ese momento, te cuesta escuchar, dialogar, negociar y generar pensamientos racionales, por lo que se debe posponer la toma de decisiones hasta que se esté relajado; lo que digas o hagas en un momento de enojo puede no corresponder a tu actuación en condiciones de tranquilidad.

Por otra parte, la ira contamina la comunicación, esta queda colapsada y lo que querías transmitir pierde fuerza y credibilidad, permitiendo que el receptor tenga motivos para invalidar la conversación. Si no controlamos la ira, el desencanto y la amargura nos llevan al declive y la auto destrucción física, mental, emocional, y en muchos casos, hasta social. En resumen, nadie sale ganando de una rabia desbocada.

Recuerde que enojarse no va a solucionar nada, no lo hará sentir mejor y en realidad, puede hacerlo sentir peor.  La lógica vence a la ira, porque la ira incluso cuando sea justificada puede volverse rápidamente irracional. Cada vez que sienta que la ira le está quitando lo mejor de sí, recuerde que el mundo no está en contra suyo, usted simplemente está experimentando algunos de los malos momentos de la vida cotidiana.

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