La utilidad del avance de la tecnología que ha permitido el desarrollo de las redes sociales, también ha tenido su repercusión en su uso en la política, especialmente en la electoral, tal como se ha puesto de presente en los procesos electorales contemporáneos, incluyendo aquel que actualmente se desarrolla en Colombia.
Sin embargo, resulta necesario que los usuarios de las redes también tengan presente que dicho uso, debido a su manejo mecánico, ocasional y rápido, sugiere aparentemente una realidad diferente a lo que realmente son, lo que, a su turno, genera una idea o impresión equivocada.
Por esa razón resulta pertinente recordar si bien las redes fueron creadas y desarrolladas como medios de expresión libre de las manifestaciones de las realidades individuales de cada usuario, y de medio de comunicación directa, en tiempo real, con los familiares, amistades y comunidades; también lo es que desde hace algunos años, se han tornado como medios de comunicación de exposiciones, informaciones y noticias engañosas o falsas, no solo en el campo personal, sino también comercial y político.
De allí que sea necesario prevenirse frente a la utilización engañosa de las redes sociales en materia política, como sucede con la manipulación de las redes cuando se fundan potencialmente en falsedades directas o consecuenciales. Puesto que por conducto de las redes no solo pueden crearse sino fingirse seguidores, simpatizantes, aceptantes, cuando realmente no lo son, puesto que simplemente son receptores de informaciones de determinado aspirante, más no un seguidor, ni mucho menos simpatizante, ni menos un seguro votante..
La misma comunicación engañosa también se presenta cuando las comunicaciones virtuales encierran informaciones aparentemente verdaderas, con el propósito de generar una idea de verdad o certeza que no la tiene. Porque no corresponde a la realidad, o aquella distorsiona esta última, o porque resulta diferente a la auténticamente original.
Y más aún, dicha información, especialmente en la política, también suele generar acciones u omisiones erróneas en materia política, particularmente sobre supuestas alianzas, o apoyos ocultos, ausencias de apoyo, divisiones, fragmentaciones de partidos y movimientos, manipulaciones de tendencias y proyecciones electorales, la existencia de supuestos pactos ocultos, vaticinios falsos de resultados electorales, falsedad de motivos de desconfianza electorales, etc. en la votación.
Por consiguiente, es imperativo reflexionar sobre la certeza o maniobra engañosa o fraudulenta de las redes, que inducen al usuario a una posición electoral equivocada.