Por: Germán Archila
@Germancho101
Estamos a pocos días de las elecciones presidenciales, y ya se va perfilando quien va ser el próximo presidente, pero la sociedad colombiana es experta en escoger caudillos, aquellos que ven superhéroes en todos lados, que piensan que un nombre va a cambiar el país, no por sus ideas, eso ha pasado desde los años 90, recordemos un poco de historia.
En 1990-1994 Gaviria llegó como el sucesor de Galán, la imagen de Juan Manuel Galán entregándole las banderas de su papa a Cesar, le dieron el empujón final para ganar la presidencia en cuerpo ajeno del líder asesinado Galán, en el 1994 Ernesto Samper con sus ideas y el salto social, apoyado por dineros dudosos llego al poder con la esperanza de cambio al país, esa esperanza duró muy poco, en 1998 una Foto de Pastrana con Marulanda dio la esperanza y el caudillo para la paz, vino el Caguán y aterrizamos de nuevo.
El gran Caudillo Uribe Vélez de 2002-2010, el adalid de la seguridad democrática, llego como el salvador, después de una zona de despeje donde las FARC hicieron lo que quisieron y se burlaron del país, se decidió por escoger al ex gobernador de Antioquia como el nuevo presidente, no hubo necesidad de una segunda vuelta en las dos ocasiones que se lanzó a la presidencia, la popularidad con la que salió mas del 80% del país lo apoyaba, y con la que aún cuenta 8 años después, a pesar de los innumerables escándalos y personas de su entorno que han sido detenidas, es un ejemplo claro del caudillismo que le gusta a Colombia, no importa lo que haga o diga, siempre entre sus seguidores existirá una excusa para defenderlo y justificarlo.
De pronto Juan Manuel Santos, no es el personaje que mueva masas o figure como caudillo, pero en las elecciones de 2010, a pesar de los tropiezos logró ser el candidato de Uribe, las personas salieron a votar por aquel que le decía el Mesías, y esa fue la forma de ganarle a Mockus, también promesas insulsas como no subir los impuestos, o eliminar el 4 x mil, para su segundo periodo apartarse de Uribe, le trajo problemas, pero en ese juego saco réditos y con el poder de la maquinaria estatal logró reelegirse y sacara a delante el acuerdo de paz con las FARC.
Luego de la votación del SI y el NO. El país se polarizo, y después de una primera vuelta donde Fajardo el candidato moderado de centro quedo a 1 punto de pasar a segunda vuelta, quedaron 2 opciones que representan el caudillismo y los extremos, el primero tiene como protagonista de nuevo a Uribe, representando ese ser que todavía mantiene un apoyo en toda la población nacional, que representa la corriente que no estuvo de acuerdo con los beneficios a las FARC, que representa el ala que considera a Santos un traidor.
Iván Duque el títere o marioneta de Uribe, ese es el primer extremo y caudillismo, el segundo es Gustavo Petro representa el otro lado la lucha de clases, de la víctima, del que promete mejorar al país y la lucha con la Oligarquía, un discurso que pega en la sociedad, que a las clases menos favorecidas lo ven como el salvador que va cubrir sus necesidades y va luchar contra el empresario o jefe opresor, ese es el otro extremo que nos ofrece la política, otra clase de caudillo, que osa compararse con Gaitán o Galán referentes históricos que han sido asesinados por sus ideas.
Bien gane uno o el otro, el 17 de junio, Colombia durará 4 años en medio de la polarización y haciéndole olas a su líder, desconociendo sus defectos y errores y alabándole sus obligaciones, serán 4 años, mientras nazca o se mantengan estos caudillos, y sus seguidores cada vez se conviertan en fanáticos.
Solo queda esperar que a Duque o a Petro le vaya bien en el gobierno, que logre sacar adelante las cosas, y que gobierne para todos, porque un presidente debe gobernar para todos incluso sus máximos opositores, y no llenarse de elogios y lambonería para hacerlo solo con los que votaron por el y lo siguen a todo lado.
El caudillismo de nuevo ahora 2018-2022.
