Después de conocidos los resultados de la primea vuelta de las elecciones presidenciales, todos los medios, en forma de coro, comenzaron a divulgar lo que, a su juicio, constituía la derrota y el principio del desaparecimiento de los partidos tradicionales. Sin embargo, la verdad es que se trata de una mera apariencia que no corresponde a la realidad de la dinámica de la competencia electoral.
En primer lugar, porque si bien la primera vuelta presidencial incrementó con la opinión nacional la votación parlamentaria de doce millones de votos correspondientes a los partidos tradicionales, esa votación sigue siendo mayoritaria.
En segundo lugar, porque si bien todos los partidos tradicionales participaron directa o indirectamente con sus candidatos presidenciales, lo cierto es que la realidad oculta puso de presente que no hubo una participación real y efectiva de los líderes en dicha competencia por sus candidatos, sino que muchos de ellos lo hicieron a favor de otros candidatos, y, otros, dejaron a su militancia en libertad para votar por el candidato por su simpatía.
En efecto, para analizar la dinámica electoral basta con hacer una sencilla comparación de los resultados de las elecciones parlamentarias y la primera vuelta presidencial. Pues, en ella se observa que, de un lado, parte del incremento de la votación por el candidato Duque se favoreció con la votación del partido conservador. En cambio, el candidato Vargas Lleras esperaba una votación mínima de cinco millones de votos, correspondiente a la votación de Cambio Radical y el partida de la U, y no obtuvo sino escasamente un millón y medio. Y el Candidato Humberto de la Calle también aguardaba una votación mínima de dos millones y medio del partido liberal, y solamente alcanzó un total de cuatrocientos mil votos.
Por lo que, entonces, los restantes cinco y medio millones de votos de estos dos partidos o gran parte de ellos, se distribuyeron y aumentaron las votaciones de los candidatos Duque, Petro y Fajardo.
De allí que en la próxima segunda vuelta, la votación partidista tradicional seguirá siendo determinante o influyente en los próximos resultados electorales. Más aún los partidos tradicionales retomarán su fuerza con el funcionamiento del nuevo Congreso de 2018 a 2022, que se inicias el próximo 20 de julio. Pues, es allí donde cumplen su principal función estabilizadora de la democracia en Colombia, y, deberán surgir nuevos liderazgos.