*Marta Sáenz
En una sociedad donde el raciocinio parece dominar cada vez más sobre las emociones que no nos educa para identificar lo que sentimos, es necesario reconocer la importancia de la inteligencia emocional. A través de ella logramos motivarnos, controlar nuestros impulsos, regular los estados de ánimo y empatizar con los demás, lo cual nos permite convivir con quienes nos rodean, y sobrevivir.
De poco nos sirve un cerebro brillante y un elevado cociente intelectual si no sabemos leer nuestras propias y ajenas emociones, si somos indiferentes a nuestra conciencia social, a conectar con los demás, a gestionar el miedo, a ser asertivos. Recordemos el gran poder que las emociones tienen sobre lo que somos, lo que hacemos, y en cómo nos relacionamos.
El psicólogo y periodista Daniel Goleman coautor del libro Inteligencia Emocional, la define como la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás y regular los nuestros de forma apropiada, y de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones. Una persona inteligente emocional es consciente de sus estados de ánimo; maneja sus emociones teniendo estrategias para afrontar las situaciones estresantes; y, es capaz de establecer buenas relaciones con otras personas, lo que implica excelente comunicación, empatía, respeto y asertividad. También tiene habilidad para afrontar satisfactoriamente los desafíos de la vida, fijarse objetivos realistas, tomar decisiones, y buscar recursos y ayuda cuando los necesita.
La pregunta del millón es ¿se puede mejorar la Inteligencia Emocional? La teoría más generalizada apuesta a cuatro conclusiones: 1) Se puede cambiar hasta cierto punto: la capacidad para gestionar nuestras emociones y las de los demás no varía mucho durante nuestra vida, para hacer cambios profundos deberás dedicarle tiempo y esfuerzo. 2) Buscar ayuda profesional, gracias a la plasticidad neuronal, el cerebro no tiene límites en su capacidad para aprender empatía y gestión emocional. 3) Es imprescindible que alguien te de feedback: Es importante que alguien te proporcione una visión imparcial de ti mismo. 4) Cuidado con las técnicas que usas: lo primordial es aprender a cambiar tus pensamientos y las conductas que los acompañan.
¿Que podemos hacer para mejorar nuestra inteligencia emocional? detecta la emoción que hay detrás de tus actos, es decir, debes conectar con ellas y entender cómo influyen sobre ti; no juzgues la forma en que te sientes: las emociones tienen una única función: darte información sobre lo que está ocurriendo, no las valores como algo bueno o malo, sino como la fuente de información que te ayudara a ser más consciente de ti; controla lo que piensas para controlar como te comportas; y, expresa tus emociones de forma asertiva, aprende a expresarlas sin efectos adversos.