ANTICORRUPCIÓN: OTRA MANIPULACIÓN?

Con ocasión de los resultados de la consulta anticorrupción, será que habrá  otra manipulación electoral? Porque ciertamente han sido muchas las formas a los que han acudido todos los partidos y movimientos políticos no solo para darse a conocer, hacer protagonismo y obtener el favor de los electores. Pues también han incluido las formas emocionales de reacción a la violencia, al medio, a la ira, al engaño y, en general,  aquellas formas de coacción y de manipulación de la población colombiana. Ello ha ocurrido: Con la violencia política, que abrió paso al frente nacional con el asalto al palacio de justicia, que permiten la incorporación política del M-19. Con el rechazo político al narcotráfico, que facilitara la llegada de  Primero Colombia, con Álvaro Uribe Vélez. Con el rechazo al paramilitarismo, que  abriera espacio al Santismo; y a su proceso de paz con incorporación de la FARC a la política. Y  con el rechazo al acuerdo de paz, que facilitara el acceso del Centro Democrático con Ivan Duque Márquez. Pero con los resultados de la referida consulta surge el interrogante de si será que la población colombiana  se ha dado cuenta de la posibilidad de que un certamen electoral sea manipulado para favorecer intereses ocultos de promotores, futuros aspirantes y electores. Porque la realidad de la pluralidad motivacional de quienes participaron en dicha consulta, votantes y abstencionistas muestran que en la consulta hubo engaño por todos: Pues, los detractores, se opusieron por innecesaria y costosa. En tanto que sus promotores aparentaron transparencia y saneamiento de la clase política, cuando, con recursos del Estado y no recursos propios, en el fondo lo que se pretendía era promover reconocimientos, ampliar protagonismos, institucionalizar la sustituciones familiares en la corporación pública, promover candidaturas regionales o locales, abrir espacios a aspirantes  futuros, aumentar el descredito no de los corruptos sino de la clase política, expresar resentimientos y odios a la participación política. Pues si ello es así, dichos resultados, obtenidos en forma muy costosa, tienen una doble utilidad:  La una, consistente en que la población no cayó en trampa de los promotores,  quienes pretendieron aprovecharse políticamente de una consulta ciudadana; ni de los opositores a la politiquería, quienes aspiraban a impedirlo y resultaron más politiqueros que ellos. Por el contrario, esa población exaltó los valores de la participación democrática con su copiosa participación. Y la otra, en que si bien esos resultados no son jurídicamente obligatorios para el Congreso, por no haber alcanzado el umbral requerido, no es menos cierto que todas las fuerzas políticas del país que tienen representación en esta corporación pública, tienen la oportunidad de evitar la manipulación partidista y personalista, y la de adoptar directamente las reformas que permita la oxigenación organizada de la política y de la democracia.

¿Porque me descalificas?

Marta Sáenz Correa Siempre existirá esa persona que te dice que no eres bueno, que tus resultados no se comparan con los suyos, y que no cesa en descalificarte, y, en algún momento, aun cuando sus afirmaciones no sean ciertas podemos llegar a pensar que tiene razón. En nuestra vida cotidiana no podemos evitar encontrarnos con este tipo de personas toxicas que pueden arruinarnos la vida, destruir nuestros sueños o alejarnos de nuestras metas, por lo que debemos aprender a manejar la situación. Bernardo Stamateas, argentino, licenciado en psicología, en su libro Gente Toxica, describe al descalificador como la persona que tiene como objetivo controlar nuestra autoestima y hacernos sentir con poco valor ante los demás para que, de esa forma, él pueda brillar y ser el centro del universo; como aquel que pretende que el otro, viva desconfiado, se sienta inseguro y dependa de sus palabras y opiniones para lograr el control y poder sobre tus emociones. Hay distintas formas de descalificar: quitar el mérito a algo positivo hasta hacerlo neutro; etiquetar o rotular; utilizar la ironía y el sarcasmo, la primera como una burla con bronca, y la segunda con más bronca que ironía; y finalmente, el rumor, como una herramienta para lograr el desprestigio. Afirma el autor, que quienes desvalorizan a otros tienen muy baja la autoestima por lo que necesitan desvalorizar a los demás, y es posible que en su infancia hubieran tenido padres que les desvalorizaran continuamente e inconscientemente repiten esos actos con sus hijos, amigos y empleados. Los descalificadores hoy te endiosan y mañana te bajan del pedestal en un instante; su idea es que vivas desconfiando, te sientas inseguro y seas dependiente de sus palabras y opiniones.  Invalidar, descalificar, manipular son los objetivos del descalificador. Stamateas nos presenta pautas para controlar al descalificador: lo podemos confrontar, pero el siempre dará vueltas para salir ileso de la situación y hacer que tu quedes con toda la responsabilidad del asunto. Otro método no muy aconsejable es actuar como él: eres descalificado, entonces descalificas, estarás sumándote a su juego corriendo el riesgo de salir nuevamente herido. Solo si logramos controlar nuestras emociones y aplicamos el dominio propio a nuestras vidas, sabremos qué no hacer frente a esta clase de manipuladores emocionales y seremos capaces de ganar la batalla. Comienza por priorizar tu vida, cuida tus emociones, deshazte de toda esta gente tóxica. Si cuando eras niño te desvalorizaron, te manipularon, te ofendieron, perdona a todos, despréndete de cada una de las palabras y de las insinuaciones que asumiste como ciertas y serás libres de todos los que te ofendieron.  Aprende a ser independiente, a ser constructor de tu propio futuro.