Marta Sáenz Correa.
Siempre encontramos personas que quieren adelantarse a lo desconocido, al futuro, saber lo que va a pasar para controlarlo y modificarlo, y no poder hacerlo les genera infelicidad; están obsesionados con el control y que no les pase nada malo. Quieren ver el futuro para asegurarse que sus sueños, esperanzas y deseos acaben convirtiéndose en una realidad; que los sacrificios que realizaron en el pasado serán compensados en el futuro; y, que la infelicidad pasada se transformará en felicidad futura.
Cuando pensamos en el futuro, una situación sobre la que no tenemos mucho control o tenemos poca capacidad de solucionar, nos angustiamos; mientras más inseguros nos sentimos respecto a ese futuro, mayor estrés, angustia e incluso el temor podemos sentir. Cuando estés preocupado por el futuro, pregúntate ¿qué pruebas tienes que te garanticen, que lo que te preocupa va a pasar?, aun si es algo que va a ocurrir, ¿está en tus manos evitarlo? Haz lo que sí está en tus manos y no permitas que la preocupación haga su nido sobre tu cabeza. No te anticipes ante las posibles consecuencias, sobre todo si son negativas. Haz lo que puedas hacer por resolver o evitar un problema y deja de preocuparte; si se presenta, tendrás oportunidad de resolverlo.
No tiene nada de malo contemplar el futuro, hacer planes, y proponerse metas al largo plazo, pero pensar mucho en él también puede resultar contraproducente, por la carga de estrés, frustración y ansiedad que la incertidumbre genera. Una de las principales causas de la ansiedad, es la de tener la mente más tiempo en el futuro que en el momento presente; vivimos cada día para asegurar el mañana, planeando, anticipando, y organizando, para asegurar nuestro futuro. Y cuando llega el futuro, tenemos nuevos planes y nuevas organizaciones por hacer. Date cuenta que tu mañana de ayer ya es hoy, y que hoy es el fruto de todo lo que has venido haciendo ayer, y si hoy disfrutas de tu vida, estarás sembrando ese disfrute para tu futuro. La mejor forma de asegurar el futuro es a través del presente.
La vida misma nos ayuda a darnos cuenta que el miedo puede perjudicar nuestra salud y generar problemas por la frustración de no lograr lo que queremos. Si la actitud frente a la vida es de miedo frente a lo que va a venir, nuestro presente se traduce en inseguridad e ineficacia. Si nos llenamos de pensamientos positivos, podemos controlar y eliminar los pensamientos negativos e inútiles que hacen que nuestro presente esté llene de miedo. La ansiedad frente al futuro se tranquilizará si trabajamos en nuestro presente con diligencia en el día a día.