No esperes nada de nadie
*Marta Saenz Correa La famosa frase no esperes nada de nadie, parece ser desalentadora porque da la impresión de que confiar en los demás no es una buena opción. Sin embargo, el verdadero mensaje tiene otro significado: espéralo todo de ti sin importar lo que hagan los demás. Solemos poner expectativas muy altas en determinadas personas, como pensar que tu pareja debe apoyarte en todo lo que haces sin discrepar, esperar que tu familia resuelva todos tus problemas o que tus amigos estén ahí cada vez que los necesitas. Sin embargo, ese comportamiento es también un modo de coacción, casi una obligación moral a que cumplan nuestros deseos, un modo de vetar sus libertades cuando en realidad de quien debemos esperarlo todo es de nosotros mismos. Siempre será mejor que las personas que forman parte de nuestra vida actúen con plena libertad y con voluntad propia. Las expectativas y sus consecuentes decepciones se dan en todos los ámbitos: en las relaciones de pareja, con los amigos, entre los miembros de la familia, y en el trabajo. En todos ellos, tu mente crea escenarios ideales que implican ilusiones; y, cuando las cosas no suceden como las esperabas, llegan la frustración, la decepción, la tristeza y el enojo. La manera de evitar estas emociones negativas es enfrentar la vida sin expectativas y sin idealizar a las personas, situaciones o relaciones. No esperes nada de nadie, pero siempre da lo mejor de ti porque tu esfuerzo es lo que te dará los mayores logros y satisfacciones. Eres tú la primera persona en la que debes creer y confiar. Si llegan el apoyo, el reconocimiento y el afecto de los demás, agradécelo y correspóndelo, pero nunca des por sentado que lo tendrás. Siempre ten presente que nadie está obligado a cumplir las expectativas de los demás. Mantén el equilibrio y sé el mástil de tu propia vida, porque eres tu esa persona en la que siempre debes confiar en primer lugar, resolver sus propios miedos y llenar sus vacíos. Muchas veces hacemos culpables a los demás de nuestros problemas o de no poder llegar a la felicidad que tanto anhelamos. Empieza a cambiar esa mentalidad, ya que así solo harás que tu vida dependa de los demás. Tu vida es tuya y de nadie más, así que acepta tanto tus logros como tus fracasos y trabaja individualmente para mejorarlos. Solo tú puedes llegar a conseguir tu felicidad, no depende de nadie más.
BICENTENARIO HACIA EL DESARROLLO
Con ocasión de esta conmemoración del bicentenario de Colombia, se hace indispensable exaltar no solo nuestro pasado sino también el presente y futuro de la Nación que debemos construir. Por lo tanto, lo primero que debe destacarse es que la liberación de una población hoy día es entendida como un proceso de progreso y desarrollo con valores nacionales de integración e identidad, en la que todos participen gradualmente, a medida que se vayan superando los obstáculos que los impiden y reuniendo los factores que lo faciliten. Eso es lo que ha demostrado y sigue demostrando la historia. Puesto que tan importante es el inicio como la posterior actuación de la conformación del país; y tan significativa es la representación política como el esfuerzo de la sociedad. Y lo segundo, consiste en reconocer: En la emancipación española fueron importantes los precursores como Nariño y muchos otros pensadores: En la independencia, lo fueron Bolívar, Santander y muchos militares. En la liberación de los esclavos, lo fueron militares. En la civilización estatal y religiosa, lo fueron militares y civiles; en la educación pública y privada, también lo fueron pensadores del radicalismo, etc. En el desarrollo democrático, lo fueron los diversos gobiernos y partidos políticos del siglo XX. Pero lo tercero que debe indicarse es que en el presente siglo XXI le corresponde directamente a la población civil ser partícipe de la construcción social nacional. Esto es, la de adoptar la conciencia, compromiso y comportamiento necesario para crear las condiciones adecuadas para generar un progreso y bienestar para todos. Ello implica, de una parte, el respeto por los demás y su diversidad, sin pretensiones de manipulaciones o de imposiciones, ni exclusiones, ni odios o pasiones negativas; y, de la otra, asumir tareas sociales de construcción nacional” sobre la convicción de poder lograr lícita y gradualmente el progreso mediante trabajo u ocupación útil, convenios o cooperación, compensación o satisfacción sincera y productiva para el bienestar de la comunidad.