La opinión social, esto es, la apreciación que toda o parte de la sociedad sobre algún hecho, acto, persona o fenómenos de la vida social, tiene una singular importancia no solo en sus relaciones sociales, sino también en las relaciones religiosas, económicas, políticas, etc.
Ello se debe que quienes participan en esta opresión de manera consciente o inconsciente, pero de manera equivocada, se forma la idea de que es verdad que toda esa colectividad tiene la misma opinión que ella lo expresado de manera considerada y, ante todo, que el contenido de dicha apreciación es también verdadero.
Sin embargo, el acierto de esa opinión social es mucho más cuestionable cuando ella se expresa en las redes sociales, debido a la forma como se construye. Porque si bien es cierto que se trata de una manifestación que surge por el contacto personal electrónico, también lo es que su formación no suele tener aquella característica.
En efecto, dicha opinión social puede estar afectada de errores o falsedades en todos o en algunas etapas de la construcción.
Porque, la información que se emite, no solo omite el verdadero generador, que puede ser de un motor o de un manager community y no de persona reales, sino que ella puede contener errores, falsedades o sugerencias indebidas y, ante todo, intenciones ocultas, como las de ge erar emociones de ira, odio, malestar o desagrado, etc. De igual manera, la persona que recibe el mensaje, además de obrar reactiva y no es paralelamente, lo hace de manera emocional para aceptar, o aumentarla o rechazarlo, sin verificar la veracidad, ni mucho menos de establecerla mediante un análisis adecuado, y, en algunos casos, admitiendo en silencio dicho mensaje. De allí que la circulación.