POLÍTICA Y PROTOCOLO
Con ocasión de la pandemia la sociedad colombiana ha sido testigo del esfuerzo del Gobierno por señalar protocolos tanto para la permanencia en casa, movilidad y relaciones durante la cuarentena, como para la reapertura de las empresas, el comercio, los colegios , las universidades y demás entidades que fueron cerradas, no por la pandemia, sino por las medidas del mismo Gobierno. Ello ha convertido al Gobierno nacional y a los gobiernos locales en Gobiernos de protocolos, esto es, gobiernos de procedimientos de comportamientos sociales de aislamientos, de prevención, de cuidados y estancia o movilidad personal, los cuales si bien fueron necesarios para las medidas iniciales, también es bueno decirlos fueron ineficaces para la obtención del objetivo de preparación del sistema de salud en la fecha que se dijo (mes de junio).Y lo mismo está aconteciendo con los protocolos de reapertura que si bien fueron y son necesarios para evitar el aceleramiento de los contagios, también debe decirse que tampoco ha logrado dicho objetivo. Y esta ineficacia, que algunos llaman fracaso, parece obedecer a que ni siquiera existe una política integral de protocolos. Porque si bien las directrices que hasta ahora se han adoptado por el Gobierno nacional y los Gobiernos locales parecen haber obedecido a criterios y recomendaciones médicas de carácter epidemiológico, provenientes inclusive de Organizaciones internacionales, lo cierto es que ellas solo están dirigidas a tratar y, en consecuencia, a recuperar o prevenir la enfermedad, pero no van más allá de esa finalidad. De allí que tales directrices sean insuficientes para el tratamiento de la presente situación, la cual, además del problema de salud, también envuelve muchos otros aspectos que también son absolutamente necesarios, como son la economía, el comercio, el trabajo, la actividad independiente, la relación social, la educación ,la seguridad alimentaria, el transporte, la actividad financiera, etc. Ahora, si bien el Gobierno nacional ha empezado a tener en cuenta estos aspectos, en contra de muchos alcaldes y gobernadores, quienes por oposición o desinterés, los consideran ajenos a su función, también lo es que lo ha venido haciendo de manera improvisada y en forma empírica, generando incertidumbres en su eficacia y armonización, lo que puede conducir al caos en la sociedad. Porque si ciertamente la Nación y el mundo en general debe convivir con la pandemia, por lo menos durante varios meses o años hasta cuando se descubra y se masifique la vacuna que la prevenga, también debe admitirse que debe existir una POLÍTICA INTEGRAL que, de un lado, indique las acciones permanentes de prevención y combate de los riesgos del COVID-19 , y , del otro, que señale las directrices y acciones necesarias en los sectores de la economía, la empresa, el trabajo, la educación, las finanzas, la cultura, el entretenimiento, etc., y aquellas que sean indispensables para la seguridad, los derechos humanos, el desarrollo familiar y social. Pues, no basta con decir o pregonar por los medios de comunicación que el período de la pospandemia no va a ser el mismo del anterior y que es necesario innovarse. Porque ello, como lo ha entendido la sociedad , equivale a decir que todos se defiendan como puedan, sin que los Gobiernos retomen sus directrices políticas. Puesto que no solo en época de paz los protocolos de la diplomacia no sustituyen la política exterior, sino que en época de guerra los Gobiernos tampoco abandonan las políticas que le impone la Constitución y el programa para el cual fueron elegidos
¿Debemos alejarnos de las personas negativas?
*Marta Saenz Correa Todos conocemos a alguien en nuestro grupo de amigos o familiares que siempre está de mal humor, y que por lo general vive en un continuo pesimismo que no solo afecta sus propias vidas, sino que también influye en las de los demás. En el fondo, estas personas están insatisfechas, son víctimas de sí mismas y se pasan la vida sufriendo por su desencanto con la realidad que experimentan. Un tipo de persona así es muy común en nuestra sociedad. No posee una seguridad auténtica que le de confianza plena, y le permita ser audaz y hacer cosas distintas en la vida, se conforma con su normalidad. Es fácil para estos individuos encontrar lo malo a cada cosa que se les ponga en frente, sean situaciones, personas, u oportunidades; ellos ya aprendieron a ser pesimistas y seguirán toda su vida quejándose de qué la suerte no los acompaña. Son cobardes, no pueden evitarlo, andan lamentándose por lo hecho en el pasado, y viven preocupados por el futuro que vendrá. Suelen tener un pésimo concepto de sí mismos y baja autoestima. Son personas enfermas del alma, verdaderos destructores de nuestra salud y paz interior, que distorsionan nuestra capacidad emocional y sensibilidad. Las lecturas de crecimiento personal nos aconsejan alejarnos de la gente negativa, porque estas tienen el don de transferirnos rápidamente su negatividad y envolvernos en un mundo que frena nuestro propio crecimiento. Al momento de acercarte a una persona que ya reconoces como negativa, es importante determinar si estas en la capacidad de soportar los misiles de negatividad que vas a recibir. A veces nuestra madurez espiritual o carácter hace que seamos menos tolerantes al sentir de otras personas, por lo que en esos casos lo mejor es alejarnos, hasta que lleguemos a un nivel de madurez en el que todo lo que venga de esa persona no nos afecte. Les comparto apartes del libro “Las reglas espirituales de las relaciones” de Yehuda Berg, quien afirma: dejar ir a las personas negativas no significa que las odia, solo quiere decir que te amas a ti mismo. La vida es muy corta para gastarla combatiendo la energía negativa de otras personas. Date a ti mismo permiso para alejarte inmediatamente de cualquiera que te esté lastimando. Hay personas que nos contagian de malestar o negativismo o que incluso nos drenan la energía y hay que estar alertas para alejarnos de ellos por más que las queramos. Por lo cual, evitar a las personas negativas parece la solución más conveniente, aunque no siempre es la más fácil. Lo mejor es no intimar con estas personas y guardar cierta distancia, sin mostrarte arrogante. PARA DESTACAR: “Las personas que tienen la mala costumbre de concentrarse en lo más negativo más que en lo positivo terminan por ignorar lo bueno”. Walter Riso.