Por: Horacio Serpa
Bogotá es la capital de todos los colombianos. Regularmente somos de provincia, de una región en el Caribe o en el Pacífico, del Rio Magdalena, de los Llanos Orientales o del Sur-occidente colombiano, pero todas y todos tenemos “una patica” en la gran Ciudad. Allí vivimos hace tiempos los provincianos o llegamos con frecuencia a la helada altiplanicie.
Muchos nacieron en Bogotá porque padres y abuelos viven allí pero siguen siendo costeños, santandereanos, antioqueños, llaneros o pastusos. Los “rolos” son Bogotanos de pura cepa, cachacos de punta a punta, y aman intensamente a su cosmopolita metrópoli. Los que no conocen a Bogotá anhelan hacerlo muy pronto. Visitarla es como recibir la impronta de ser auténticamente colombiano.
No es que todas y todos la amen entrañablemente. A muchos no les gusta el frio, ni su endiablado transporte, ni la inseguridad, ni el centralismo, que no es de la ciudad sino del poderoso gobierno nacional que vive 2600 metros más cerca de las estrellas y bastante alejado de la provincia que mira por encima del hombro. Pero es Bogotá y eso es mucho decir.
Hoy varias corrientes políticas disputan el gobierno del Distrito Capital. La derecha con Francisco Santos del Centro Democrático y Enrique Peñaloza sin filiación de nada. La izquierda del Polo Democrático con Clara López. Y el Partido Liberal con la U. y el Mira apoyan el centro social de Rafael Pardo.
Bogotá es la joya más valiosa de la corona. Han ocurrido muchos desajustes y toca poner en orden a la Casa Grande. Lo que más inquieta a los bogotanos es la falta de seguridad, la violencia, el pandillismo, el micro-tráfico de alucinógenos, el matoneo, los atracos, la falta de respeto con la mujeres, los asaltos a apartamentos, los paseo millonarios, la violencia intrafamiliar, la intolerancia y el homicidio. Bogotá necesita a un Alcalde que asuma la responsabilidad de convertir a la Capital en una ciudad amable, apacible, tranquila, respetuosa y vivible.
Rafael Pardo es esa persona. Bogotano de nacimiento, serio, responsable, transparente, administrador, competente y con experiencia en este vital aspecto. Consejero de Paz tan importante ahora que viene el posconflicto; Consejero Presidencial de seguridad; Ministro de Defensa. Tiene un Plan extraordinario que combina la presencia de la Fuerza Pública con la cultura ciudadana y la educación, la Justicia con la participación de una importante presencia cívica que haga inspección, vigilancia y control. Ese es el Alcalde para los bogotanos.
Peñaloza olió el tocino de la seguridad y se le pegó a Pardo. En su anterior Alcaldía le dio la espalda a lo construido por Mokus en materia de cultura ciudadana porque cree en su intimidad que solo se necesitan más Policías. Error de errores. Son indispensables, ¿pero el resto? Es lo que sabe Pardo y Peñaloza ignora.
Peñaloza es un perdedor que solo recuerda los bolardos y el Transmilenio. Buenas obras para ayer. El de hoy, el de la seguridad, el del metro, se llama Pardo.