Luis Alfonso Fajardo Sánchez
El gobierno colombiano ha ordenado la expulsión de cientos de migrantes cubanos y haitianos, jóvenes, niños y niñas inician la excursión por la inhóspita selva del Daríen. Con escasa ropa, provisiones o agua, los inmigrantes, hombres y mujeres pobres se enfrentan a la selva. El padre Manuel Gregorio, delegado de la diócesis de Apartadó señala con preocupación “Tenemos reportes de que en las selvas ha habido muertes, violaciones de mujeres y abandonos». Las filas de migrantes tristes, silenciosos van saliendo de la población de Turbo con rumbo desconocido.
El Estado colombiano los envía a un viaje incierto, del cual seguramente muchos de ellos no saldrán con vida o serán víctimas de las mafias de “coyotes” o traficantes de personas, depredadores, quienes esperan a estos seres humanos, niños, niñas y adolescentes, para someterlos a todo tipo de violaciones y otros tratos crueles inhumanos y degradantes. El Estado Colombiano lo sabe pero parece no importarle.
Turbo se ha convertido en el puerto de partida de miles de migrantes quienes sueñan con llegar a los Estados Unidos. Colombia solo es un punto de tránsito en su recorrido. Los migrantes sin documentación en regla fueron detenidos en los departamentos de Nariño (limítrofe con Ecuador) y Amazonas (fronterizo con Brasil y Perú), así como en Risaralda, Caldas y Antioquia (centro), y Cauca y Valle del Cauca (oeste). La peregrinación se cuenta por miles de personas. En todas las fronteras del país se reportan grupos de migrantes tratando de cruzar por el territorio nacional.
El jueves 6 de Agosto, el gobierno Colombiano deportó 360 migrantes irregulares, con ellos ya son 5.800 personas, víctimas de la trata de personas que sufren este destino. El Gobierno colombiano anuncia una lucha frontal contra las mafias dedicadas a las trata de seres humanos. Ni uno solo de los traficantes de personas ha sido capturado. Todo el peso de la ley, como siempre en Colombia, cae sobre las víctimas.
CONTINUARÁ…. II.- PROTECCIÓN Y VIOLACIÓN DE REFUGIADOS