Por: Germán Archila
@Germancho101
Estamos en momentos de efervescencia, no es si no darnos un paseo por las redes sociales para ver la radicalización de posiciones para defender a sus candidatos predilectos en la carrera a la presidencia de la república, la lucha entre la derecha y la izquierda es cada vez más notoria, si uno esta en desacuerdo con el plan de gobierno de Petro, el calificativo más bajo con que lo reciben es Uribista, y si al contrario esta en desacuerdo de los planteamientos de Duque lo tildarán de Petrista, no ahí término medio, simplemente un señalamiento sin piedad.
Pero va más allá atacar al otro sin siquiera tomarse el tiempo de analizar lo que dijo, o los argumentos que utilizo, lo vivimos hace unos meses con la representante María Fernanda Cabal quien es famosa por sus posiciones de ultraderecha, y salidas de tono en muchas ocasiones, en un debate en W Radio hizo la siguiente declaración: Usted exime a los liberales y nombra la masacre de las bananeras que es otro de los mitos históricos que se trae siempre en la narrativa comunista, donde tienen una cifras que ni siquiera hoy consigue usted (…) De hecho, Gabriel García Márquez crea el mito de los 3.000 trabajadores asesinados (…) Eso no es cierto”
Este comentario prendió la hoguera, había que quemar a María Fernanda Cabal al mejor estilo de como quemaban a las brujas en la edad media, bruta, estudie vaga, como se le ocurre decir esa barbaridad, entre otros calificativos fueron usados para atacar a la representante, muchos no analizaron que decía, si no quien lo decía un grave problema que tenemos en la sociedad colombiana.
Es cierto que en esa época existía una disputa entre los trabajadores y la empresa United Fruit Company, y lo que ocurrió esos días han resultado en miles de versiones, y donde el número de muertos y mitos de esa historia se han extendido por los años, los trabajadores en huelga esperaban la visita del Presidente de la República Miguel Abadía Méndez, por primera vez un mandatario iría a una región apartada a escuchar a los trabajadores esto causo esperanza y fiesta en la comunidad, pero desde esa época las promesas de los políticos se incumplían y el Presidente Abadía nunca llego, lo que altero los ánimos y genero un enfrentamiento entre los militares y los huelguistas, esto en medio del trago que se había consumido durante el rato de espera.
El premio Nobel Gabriel García Márquez en su biografía Vivir Para Contarla relata este hecho de la siguiente manera: “La versión de mi madre tenía cifras tan exiguas y el escenario erra tan pobre para un drama tan grandioso como el que yo me había imaginado, que me causo un sentimiento de frustración. Más tarde hable con sobrevivientes y testigos y escarbe en colecciones de prensa y documentos oficiales, y me di cuenta de que la verdad no estaba en ningún lado, los conformistas, decían en efecto que no hubo muertos. Los del extremo contrario afirmaban sin un temblor en la voz que fueron más de cien, que los habían visto desangrándose en la plaza y que se los llevaron en un tren de carga para echarlos en el mar como el banano del rechazo. Así que mi verdad quedo extraviada en algún punto improbable de los dos extremos. Sin embargo, fue tan persistente que una de mis novelas referí la matanza con la precisión y el horror que la había incubado durante años en mi imaginación. Fue así como la cifra de muertos la mantuve en tres mil, para conservar las proporciones épicas del drama y la vida real termino por hacerme justicia hace poco, en unos de los aniversarios de la tragedia, el orador de turno en el Senado pidió un minuto de silencio en memoria de los tres mil mártires anónimos sacrificados por la fuerza pública.”
Como ven el mismo nobel en sus memorias afirma que invento la cifra de los tres mil muertos, y que busco la verdad, pero quedará entre las incógnitas de la historia colombiana, pero en vez de analizar el discurso y saber si lo que dice la persona es una falacia o es real, nos dedicamos a ofender y a repetir sin criterio propio los argumentos de otros, por eso la invitación en esta recta final de campaña es que analicemos los discursos, las propuestas, no de quien vienen, si no si son posibles o cuales de ellas son para que el pueblo escuche lo que quiere oír, no vena quien lo dice, si no que, para no terminar cometiendo errores como apoyar personajes que escribirían en mármol no subir los impuestos, o crear un sin número de empleos, y cuando vean que la corriente como en la edad media ataca un discurso, como decía Jaime Garzón Lea para que podamos conversar, y así descubrirán que hasta los argumentos de personajes como María Fernanda Cabal en cierto momento terminan siendo válidos.
