A raíz de la primera vuelta de las elecciones Presidenciales se pudo observar otro beneficio del acuerdo de paz.
Porque, además del cese del conflicto armado y de sus numerosas muertes, no solo se vivió un certamen pacífico, sino que también se incrementó la votación electoral alrededor del cuarenta por ciento (40%). Y precisamente, ese era uno de los beneficios que se había previsto para el sistema democrático.
Sin embargo, los resultados electorales de esa primera vuelta no fueron consecuentes con dicho beneficio.
Puesto que el candidato De la Calle, que fuera uno de los gestores de ese acuerdo como jefe negociador del Gobierno Colombiano, y que tuvo como propuesta central el mantenimiento e implementación del acuerdo, no fue favorecido en las urnas. Pero ello no obedeció a que los colombianos estuvieran en contra de la paz, porque todos fueron conscientes de la paz electoral, a tal punto que disfrutaron de ella; sino que ello se debía a una reacción o inconformidad con algunos aspectos del contenido del acuerdo, tal como la supuesta impunidad de la justicia transicional a los máximos cabecillas de la FARC, como la habido pregonando el candidato Duque del Centro Democrático.
No obstante lo anterior, el candidato Duque, que es el electo Presidente de la República de Colombia de 2018 y 2022, ha moderado su propuesta de volver trizas el acuerdo de paz, por el de hacerle modificaciones a dicho acuerdo, como motivación electoral más atractiva, con la cual aguarda consolidar su aspiración presidencial.
Con todo, las acciones del futuro gobierno será realmente consecuente con la propuesta mencionada de modificarlos con el riesgo de reactivar la guerra o los conflictos, o, por el contario, será inconsecuente con su propuesta y consecuente la realidad para garantizarse de paz social logrados? Amanecerá y veremos.