Luego de haber superado al ex-presidente Álvaro Uribe representado por Oscar Iván Zuluga en las urnas el pasado 15 de junio, quien era -al menos para el grueso de la opinión pública como se demostró en los comicios- un guiñol del uribismo y estandarte de la guerra y la corrupción política debido a las fuertes declaraciones contra el proceso de paz del presidente Santos, los escándalos de parapolítica, chuzadas, falsos positivos, AIS y demás circunstancias que vieron la luz al finalizar el gobierno anterior y que lograron que una Colombia uribista en su gran mayoría, se transformara en una nación dividida dentro de la campaña más desesperanzada que se ha vivido en nuestra joven historia democrática, nos vemos ante la incertidumbre del futuro que nos brindará un gobierno que no fue elegido a favor de sus políticas si no en contra de las de su rival.
Ganó la paz gritaban los seguidores del presidente Santos ante los resultados electorales, Cesó la Uribe noche se podía leer en diferentes redes sociales, había un clima de triunfo de los valores democráticos sobre una lista interminable de abusos de poder y terror investidos en la figura del ex-presidente Uribe. Ahora dos semanas después el presidente Santos, comprometido con el pueblo colombiano a darle un fin definitivo a la guerra, a poner en práctica una economía incluyente y a combatir la politiquería, se despide de su primer cuatrenio con varias noticias que causan inquietud sobre todo entre quienes lo apoyaron en las urnas.
En días pasados se hundió tal como lo había solicitado el gobierno en abril de este mismo año, el proyecto de ley que reviviría el pago por horas extra, contrario a la promesa de campaña del presidente Santos dos semanas antes de elecciones y que usó también como argumento de su propaganda televisiva en la que recordaba a la teleudiencia que el responsable de dicha ley fue el gobierno anterior. Causa curiosidad que a pesar del cambio de opinión del candidato-presidente que favorecía su aprobación, el proyecto fue archivado cuando aún el ejecutivo tiene el congreso a favor sin la temida oposición que va a generar la presencia del Centro Democrático dentro del organismo legislativo.
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Luego de ser reelegido, el presidente Santos piensa promover un proyecto de ley que saque de nuestro panorama la reelección presidencial e invita a Oscar Iván Zuluaga y a Matha Lucía Ramírez a unirse en esta gesta en pro de la democracia, esto causa algunas piquiñas dentro del componente político y los ciudadanos de a pie que no entienden cómo un presidente que acaba de ser reelecto, promueve una ley para que dicha norma que le permitió continuar en el poder sea derogada.
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Por las anteriores razones es necesario empezar a preguntarse, hacia dónde vamos con el gobierno que triunfó sobre la guerra, cuál es la posición real de un gobierno que se reelige y luego pretende acabar con la reelección; cómo entender a un gobierno que pasada una semana de su triunfo en las urnas archiva el proyecto prometido para restablecer el pago por horas extra, dominicales y festivos, cómo va a cumplir el presidente Santos con todas las deudas políticas que quedaron después de su campaña electoral y qué papel va a cobrar ahora la oposición si tenemos en cuenta que para su campaña en segunda vuelta las alianzas hechas con diferentes sectores dan la idea de que la única fuerza que hará contrapeso parlamentario será el Centro democrático, un sector del partido conservador y algunos pocos disidentes de otros partidos que se negaron a apoyar su proyecto. La pregunta que se siente en el ambiente corridas tan sólo dos semanas luego de la reelección es: Qué será más importante para nuestro presidente, la deuda social que tiene con los colombianos no sólo por lo que prometió si no por lo que quedó debiendo de su primer mandato o la deuda política que adquirió con todos los sectores de un lado y de otro que aportaron para llevarlo a ser reelegido y que no esperarán para reclamar su parte.
… ¿Ya detuvimos a Uribe, ahora cómo podremos detener a Santos?
