*Marta Sáenz Correa.
Las personas usualmente nos preocupamos por cosas que no están sucediendo o que no son importantes, minando así nuestra capacidad de ser felices en el aquí y ahora. El arte de saber ignorar con inteligencia no es fácil de aplicar en nuestro día a día y supone en muchos casos, alejarnos de ciertas situaciones e incluso de personas en un acto de auténtica valentía que debe venir precedido por un tipo de discriminación meditada. Sabio no es aquel que acumula conocimientos y experiencias, sino más bien quien sabe utilizar de forma efectiva cada cosa aprendida y, además, ignorar todo aquello que no es útil, que no le permite crecer para avanzar como persona.
Para establecer prioridades es necesario dar a cada cosa que nos rodea su auténtico valor; no el que puede tener de manera objetiva, sino el que puede acumular en función de nuestras necesidades y deseos. A mayor nivel de estrés y ansiedad más te costará establecer prioridades, por lo cual es importante reflexionar sobre qué situaciones y personas tienen auténtico valor en momentos de calma personal. Piensa en aquello que es importante para ti y no para los demás, no temas a las críticas ajenas o lo que puedan pensar por las decisiones que quieras tomar. Entiende que priorizar no es únicamente ignorar lo que nos hace daño, es reorganizar nuestra vida para encontrar espacios para ser felices.
A veces para ser felices tenemos que saber ignorar a muchas personas, y desatender aquellos actos, palabras o sentimientos que pretendan o consigan anularnos. Sencillamente hay personas que resultan conflictivas y que nos atormentan con sus quejas, juicios, y dramas, lo cual puede resultar agobiante y altamente tóxico, pues condiciona nuestro bienestar a la incertidumbre de sus actuaciones. Por eso tenemos que dejar de alimentar aquellos intercambios que nos quitan energía y nublan nuestra realidad.
¿Que es lo que debemos ignorar para ser felices? Las críticas de los demás, nadie nos puede afectar sin nuestro consentimiento, somos nosotros lo que damos validez a las opiniones de los demás; las comparaciones obsesivas, está muy bien que la gente triunfe y tenga éxito, pero no que hagan sentir a los demás poca cosa. No hay persona más insignificante que aquella que usa sus logros para menospreciar a los demás. Sigue centrándote en lo que tú puedes hacer para seguir creciendo; y, por último, los intereses y egoísmos, no todo el mundo te está ayudando cuando intenta aparentar estar haciéndolo.