A raíz de las críticas de algunos columnistas de prensa sobre las abusivas restricciones personales, principalmente en los niños y los adultos mayores por parte del gobierno nacional y los gobiernos locales, se ha podido establecer en la opinión nacional que ello ha obedecido a la estrategia mentirosa de estos gobiernos que con apariencia de acción efectiva contra la pandemia, en el fondo es- conde un autoritarismo consecuente con la improvisación y el desgobierno.
Porque bajo el pretexto del acatamiento de directrices de autoridades científicas, representadas en el Ministerio de Salud y en comisiones científicas, se engaña a la población cuando se le atribuye al primero ese carácter cuando no lo tiene. Pues es bien sabido que su naturaleza es gubernamental y como tal, no solo tiene que adoptar políticas gubernamentales constitucionales que res-peten el bienestar de la sociedad y los derechos fundamentales de sus miembro, sino que también tienen que asumir oportunamente las responsabilidades políticas, penales y disciplinarias pertinentes-
Y precisamente esto no lo están cumpliendo los gobiernos, porque con el aparente cumplimiento de esas directrices médicas, no sólo se ha aparentado que se trata de un gobierno médico eludiendo su responsabilidad político-administrativa, que le impone otros deberes, como el de respeto del Estado social de derecho, la democracia y de la dignidad humana. Y estos pilares se están des conociendo abiertamente en esta época, tal como lo demuestran los siguientes hechos:
En primer lugar, porque con la apariencia mentirosa de una expresión democrática de transparencia, defensa del interés público, de participación de las autoridades locales y de la información permanente a la opinión pública de desarrollo de la pandemia, se oculta descarada mente el derroche de los recursos, la feria de la contratación, el favorecimiento de ciertos sectores y la amenaza de otros, la seducción publicitaria de medios de comunicación y el empodera—miento del partido político de gobierno nacional con la complicidad personal y política de alcaldes y gobernadores .
En segundo lugar, porque con la apariencia de defensa de la sociedad colombiana, se viene atentando contra ella, cuando, de una parte, ha adoptado como plan de gobierno la pandemia en sustitución de la conocida improvisación gubernamental, dejando de lado el bienestar integral de la sociedad, y cuando, de la otra, amenaza e infringe los intereses de los trabajadores, pensionados, empresarios, académicos, estudiantes, comerciantes, propietarios, campesinos, familias, etc. Pués, hace mucho tiempo la sociedad colombiana ha dejado de sobrevivir de la caridad y del asistencialismo, para hacerlo con el trabajo formal e informal, el rebusque, el esfuerzo personal y la búsqueda de los ingresos.
Y en tercer lugar, porque con la apariencia de una sensibilidad social para los niños y adultos mayores no solo afecta su dignidad tratandolos como objetos o como personal carentes de personas que los cuiden o incapaces de hacerlos por sí mismos, de manera tal que deben permanecer en casa como sucede en los hogares de paso y los hogares geriátricos. O que necesitan del permiso del gobierno cuidador o aislador; sino que ,además de ello, ha vulnerado sus derechos fundamentales a la libertad, a la socialización, a la recreación, a la educación ,al mínimo vital, a la convivencia en familia y en sociedad y otros derechos, que seguramente serán protegidos por la Corte Constitucional en el juicio de constitucionalidad que se haga de los decretos de emergencia, y también serán reclamados electoralmente por la misma sociedad