Mejoramiento cultural electrónico

Si bien es cierto que el desarrollo tecnológico, especialmente en materia de celulares o de móviles, ha sido una gran contribución para la rápida conexión humana en todo el mundo, también lo es que su empleo inadecuado ha distorsionado la tradicional sociabilidad de la humanidad, basada en lazos personales y sociales para transformarlos en relaciones distantes en lo personal pero más contactadas electrónicamente; y, en algunos eventos, dichos contactos permanentes, lamentablemente se han tornado adictivos. Por esta razón, es el momento en que la sociedad deba comenzar a autoregularse en el empleo adecuado, tomando estos avances como herramientas de un mejoramiento cultural electrónico. Puesto que sin dudas el desarrollo tecnológico en materia electrónica ha contribuido al desarrollo cultural. Porque no solo ha permitido la posibilidad de exteriorizar y tener acceso a la identidad de los individuos en las redes sociales, sino que también ha generado en este mundo virtual, una mayor preocupación poblacional por el contacto personal y por contenido social de la publicación, como son las informaciones, el entretenimiento, las relaciones educativas, comerciales y financieras, etc. Sin embargo, muchos de estos beneficios aún se encuentran en proceso de desarrollo, dentro de los cuales destacamos los siguientes: La práctica de compartir, contenida en comunicados (como informaciones, fotos, videos, etc.), comienza a tomarse como antecedente para realizar actividades solidarias, como las de apoyos, ayudas y colaboraciones urgentes, etc.; las actividades filantrópicas, como las de prestación de asistencias gratuitas a necesitados; las actividades humanitarias, como las de prestar ayudas en caso de catástrofes, accidentes y enfermedades, tales como el suministro de ambulancias, medicamentos, etc.; las actividades sociales, como la de prevenir a las personas sobre amenazas, actividades, fraudes, etc.; las de protección personal, como las de dar alerta a la población sobre actos de maltrato, violencia, acoso, etc.; las de concurrir a las acciones y responsabilidades colectivas de defensa de los sentimientos nacionalistas o regionales; etc. De la misma manera, también se encuentra en proceso el aprovechamiento electrónico, no solo en la preparación de la información y elementos básicos de escenarios e investigaciones, sino también en el diseño del aprovechamiento útil de las fuentes de información y conocimiento de la red, así como de la programación y técnica para facilitar e incrementar el aprovechamiento del estudio y su análisis crítico. De igual manera, su utilidad también podrá desarrollarse para obtener capacitación profesional u ocupacional que le permita competencia tanto para el teletrabajo (trabajo a distancia o desde su casa) como para el ejercicio independiente y remunerado de sus actividades, así como para la formación mental distinta a la burocrática, tales como la analítica, la empresarial, la competitiva, la organizativa de objetos y personas, la operativa de proyectos, la creativa de pensamientos y expresiones artísticas, y, en general, la de liderazgo comunicativo.

La crisis y la oportunidad

Por: Carlos Rojas Cocoma Como nunca antes, se percibe en Colombia los coletazos del efecto Dominó de la economía que se originan en una parte del mundo y sacuden el resto en una perfecta oscilación. La caída de la bolsa de China alcanza a sacudir la Bolsa de Bogotá; La nueva extracción petrolera afecta el costo del barril y esto repercute en el precio más bajo de la acción de Ecopetrol; el alza del precio del dólar empuja a los comerciantes de alimentos a mirar a Ipiales para sacarlos a Ecuador antes que comerciar dentro del país. Ahora Colombia es más sensible a los terremotos económicos que en otros tiempos pasaban inadvertidos. El país sobrevivió la crisis inmobiliaria española, la crisis del 2008 de Wall Street, e incluso ha sobrepasado transformaciones vecinas como la profunda devaluación de la moneda venezolana, sobreviviendo en una balsa de náufrago y manteniendo sus números estables. Ya no es así. La economía nacional está ahora entrelazada con fenómenos globales que la definen, y en parte los sacudones que la desbaratan son una muestra de debilidad y de falta de preparación ante la incursión del comercio global. Esto, por supuesto, va más allá de los TLC recientes, aunque sin duda es parte del problema. En el aluvión de noticias inciertas de la economía, aparecen y desaparecen expertos que vaticinan cambios que no se dan, que a los pocos meses quedan tan mal parqueados que pierden su credibilidad. La verdad es que no hay grandes reformas ni en el corto ni en el largo plazo de la economía. Lo que se evidencia antes que una revolución son sus poderosas constantes. Más allá de los ideales ecológicos, de las marchas de “indignados”, o de las protestas políticas, La economía global lo que procura es un aumento de capital y un crecimiento del PIB sin importar que haya que pasar por encima de nada. Quizás el actor que ha dado fe de un capitalismo sin conciencia es el Fracking. Gracias a esta técnica que rompe a nivel molecular el subsuelo para extraer el petróleo, actualmente el Estado de Texas en Estados Unidos produce más petróleo que Irán, una estadística que asombra a más de uno. Poco le importa al gobierno estadounidense que se desgaste y contamine el agua de los subsuelos, o que en el 2014 se hayan presentado cerca de 30 terremotos en el 2014 ligados directamente a esta práctica. Lo que importa es que el Estado controle el precio del petróleo, y se mantenga en la hegemonía económica. Ahora incluso contemplan la posibilidad de que se exporte este recurso, ya que mantendrá constante su producción por los siguientes 6 años o más, según lo que pueda resistir esta modalidad de extracción. Adueñarse de esta economía es lo que permite que las rencillas – hasta hace un año importantes- con Rusia o con Venezuela, sean en este momento el recuerdo de un pleito insignificante. La pregunta que nos debemos hacer es cómo lograr actuar de forma positiva con este nuevo factor en juego. Cuando se vivió en Argentina la crisis que dio lugar al corralito en el año 2001, uno de los fenómenos que permitió resistir la caída económica fue el fortalecimiento de la industria nacional. Ante una importación costosa, consumir productos nacionales era la única posibilidad de conservar con dignidad una clase media que siempre fue el orgullo – intelectual, cultural, social – de América Latina. El Alfajor, el vino y las carnes aparte de devolver a la Argentina una defensa de sus símbolos culturales, permitió que con trabajo se sobrepasaran los embistes que dejó una apertura neoliberal corrupta y despiadada. Hoy en Colombia, la crisis petrolera y del cambio de dólar le está dando a Colombia dos golpes que pueden tener un impacto positivo: primero, nos despierta del letargo de una economía que dependía del petróleo sin ser un país petrolero, y segundo, está obligando a consumir los productos nacionales para contrarrestar la necesidad de importación a un alto costo. Es el momento para que la industria nacional empuje y fortalezca todos los sectores que los TLC mal negociados y la falta de liderazgo en la infraestructura descuidó, y que se levante con toda la fuerza como una oportunidad. ¿Seremos capaces de asumir con inteligencia esta crisis?

Las mujeres en la política

Por: Marta Sáenz Correa En 1954 se reforma nuestra Constitución para permitir el voto femenino, lo cual se concreta en 1957 durante la dictadura del General Rojas Pinilla. En 1991, con la aprobación de la nueva Constitución, se reitera la igualdad de derechos para las mujeres. Nueve años después, el Congreso de la República aprueba la Ley 581 del 2000, llamada Ley de Cuotas, que exige un mínimo de participación de la mujer en los cargos públicos. En el 2011, con la Ley 1475 se establece que toda elección local en la que se disputen cinco o más curules, debe estar compuesta por un mínimo del 30% de alguno de los géneros, es decir, se amplía la cuota de género. Recientemente con la aprobación del Acto Legislativo de equilibrio de poderes, en la que se plantean los conceptos de paridad, alternancia y universalidad, se trata de reconocer por primera vez que las mujeres somos una voz trascendental para la democracia. Hoy el 51% de población en el país es de género femenino, sin embargo, apenas ocupamos el 20% de las curules del congreso con 23 Senadoras y 33 Representantes, y se encuentran ejerciendo 108 Alcaldesas de 1.123 que fueron elegidos, equivalentes al 9,62%, de las cuales solo cuatro llegaron a ser elegidas de ciudades capitales (Barranquilla, Florencia, Quibdó y Armenia) y solo tres Gobernadoras de 32 elegidos, equivalentes al 9,38% (Huila, Quindío y San Andrés). En la Corte Suprema ejercen 5 mujeres de 21 integrantes y en el Consejo de Estado, 8 de 27. En la corte constitucional 2 de 9, y a eso se le suma que esta entidad solo ha tenido tres mujeres magistradas en su historia, es decir, menos de 10% desde 1991. Para las elecciones de octubre, están inscritas 649 mujeres para las alcaldías, 1.261 para la Asamblea, 33.242 para los Concejos Municipales, 25 para Gobernaciones y 6.328 para Juntas Administradoras Locales, para un total de 41.505 de 113.426 candidatos, equivalentes al 36% de los inscritos. Una invitación especial a los ciudadanos a dar un voto de confianza a estas valerosas aspirantes que se han atrevido a postular su nombre, contribuyendo al fortalecimiento de nuestra democracia. En conclusión, aun cuando se ha presentado un avance normativo, en lo corrido del siglo la participación de la mujer en los cuerpos colegiados y en los cargos de elección popular sigue siendo muy baja; obstáculos como el machismo, la violencia, la discriminación no ha sido superados, persiste la inequidad de género, especialmente en la rama judicial, y la poca incidencia de la mujer en las decisiones significativas de la sociedad.  

El de la seguridad es Pardo

Por: Horacio Serpa Bogotá es la capital de todos los colombianos. Regularmente somos de provincia, de una región en el Caribe o en el Pacífico, del Rio Magdalena, de los Llanos Orientales o del Sur-occidente colombiano, pero todas y todos tenemos “una patica” en la gran Ciudad. Allí vivimos hace tiempos los provincianos o llegamos con frecuencia a la helada altiplanicie. Muchos nacieron en Bogotá porque padres y abuelos viven allí pero siguen siendo costeños, santandereanos, antioqueños, llaneros o pastusos. Los “rolos” son Bogotanos de pura cepa, cachacos de punta a punta, y aman intensamente a su cosmopolita metrópoli. Los que no conocen a Bogotá anhelan hacerlo muy pronto. Visitarla es como recibir la impronta de ser auténticamente colombiano. No es que todas y todos la amen entrañablemente. A muchos no les gusta el frio, ni su endiablado transporte, ni la inseguridad, ni el centralismo, que no es de la ciudad sino del poderoso gobierno nacional que vive 2600 metros más cerca de las estrellas y bastante alejado de la provincia que mira por encima del hombro. Pero es Bogotá y eso es mucho decir. Hoy varias corrientes políticas disputan el gobierno del Distrito Capital. La derecha con Francisco Santos del Centro Democrático y Enrique Peñaloza sin filiación de nada. La izquierda del Polo Democrático con Clara López. Y el Partido Liberal con la U. y el Mira apoyan el centro social de Rafael Pardo. Bogotá es la joya más valiosa de la corona. Han ocurrido muchos desajustes y toca poner en orden a la Casa Grande. Lo que más inquieta a los bogotanos es la falta de seguridad, la violencia, el pandillismo, el micro-tráfico de alucinógenos, el matoneo, los atracos, la falta de respeto con la mujeres, los asaltos a apartamentos, los paseo millonarios, la violencia intrafamiliar, la intolerancia y el homicidio. Bogotá necesita a un Alcalde que asuma la responsabilidad de convertir a la Capital en una ciudad amable, apacible, tranquila, respetuosa y vivible. Rafael Pardo es esa persona. Bogotano de nacimiento, serio, responsable, transparente, administrador, competente y con experiencia en este vital aspecto. Consejero de Paz tan importante ahora que viene el posconflicto; Consejero Presidencial de seguridad; Ministro de Defensa. Tiene un Plan extraordinario que combina la presencia de la Fuerza Pública con la cultura ciudadana y la educación, la Justicia con la participación de una importante presencia cívica que haga inspección, vigilancia y control. Ese es el Alcalde para los bogotanos. Peñaloza olió el tocino de la seguridad y se le pegó a Pardo. En su anterior Alcaldía le dio la espalda a lo construido por Mokus en materia de cultura ciudadana porque cree en su intimidad que solo se necesitan más Policías. Error de errores. Son indispensables, ¿pero el resto? Es lo que sabe Pardo y Peñaloza ignora. Peñaloza es un perdedor que solo recuerda los bolardos y el Transmilenio. Buenas obras para ayer. El de hoy, el de la seguridad, el del metro, se llama Pardo.

La menopausia masculina (Andropausia)

Por: Marta Saenz correa Fui testigo en un sitio público cuando un señor le gritaba a su compañera de forma muy despectiva: “tú lo que eres, es una vieja menopáusica”; yo también me sentí agredida, y no por el término utilizado, sino porque el señor la hizo sentir como si tuviera una peste o algo parecido. Esta situación me motivo a escribir estas líneas dirigida a aquellos que se vanaglorian de no verse afectados por este proceso. Los hombres no sufren de menopausia, pero atraviesan por una etapa similar que la mayoría desconoce llamada andropausia, que les generan cambios mentales, emocionales, y físicos, como lo son la disminución gradual de la hormona del crecimiento, y el descenso de las hormonas masculinas (testosterona) cuando alcanzan cierta edad; se estima es alrededor del 10% para los que han pasado los 50 años, del 25% para los mayores de 60, y del 30%  al llegar a los 70. Los síntomas de la andropausia son muy parecidos a los de la menopausia, entre los que se destacan la depresión, irritabilidad, dificultad para conciliar el sueño, repentinas ganas de llorar sin motivo aparente y falta de motivación. Desde el punto de vista físico se le unen otros síntomas como la pérdida de masa muscular, de vello genital, disminución de la libido e impotencia, así como manos y pies fríos, sudoración y hormigueo en las extremidades, aumento de peso, resequedad en la piel y dolores articulares. Es importante tener presente que no estamos hablando de una enfermedad sino de una etapa natural en la evolución de la vida de los hombres así como ocurre en las mujeres con la menopausia. Por lo cual, es recomendable que acudan a su médico para que les administre testosterona, y así puedan suplir los bajos niveles de esta hormona en la sangre. También es necesario que mantengan una dieta saludable para evitar sobrepeso u obesidad, y el aumento de triglicéridos y colesterol. Hombres asuman este proceso como algo normal, sin miedos, a partir del hecho que no es una enfermedad, adaptándose a un nuevo estilo de vida con alimentación saludable, ejercicios físicos y afianzamiento de los vínculos familiares para superar la parte emocional. Además, pueden intentar controlar el consumo de alcohol, no fumar, no consumir drogas, no automedicarse, y cultivar diferentes pasatiempos y actividades tanto fisicas como intelectuales, para retrasar su llegada. Los jóvenes especialmente, deben tener buenos y saludables hábitos desde la juventud, pues el alcoholismo y la drogadicción provocan la aparición prematura de síntomas relacionados con la andropausia.

La historia y la muralla.

Por: Carlos Rojas Cocoma Pareciera que la frontera es el problema político de los últimos meses. Entre la agitación por la migración de miles de sirios a Alemania, el exilio en la frontera colombo-venezolana, y las promesas de la candidatura de Donald Trump de imponer una muralla entre México y Estados Unidos, el mundo, al menos el occidental reconoce otra vez que la desaparición de los límites territoriales es aún una utopía. Las naciones se definen por las fronteras, y éstas pueden ser de todo tipo: las más destacadas son las naturales, que se convierten en barreras que filtran la entrada y salida de población y mercancía de un punto a otro; por ejemplo el mar fue el gran sistema de control con el cual el Reino Unido definió su avance imperialista. Existen también aquellas que impone la cultura, de idioma o de religión, como las barreras latinoamericanas entre el español y el portugués, o incluso discretas puertas entre naciones que se ofrecen antes que nada como protocolos legales para formalizar inexistentes diferencias. Las fronteras entre Bélgica y Holanda, o Perú y Bolivia, pueden ser muestra de ello. Pero de todas ellas la más impactante es la frontera humana definida a través de un largo muro. La muralla es la manera en que la frontera adquiere un gesto arquitectónico. Desde la muralla China hasta las de feudos medievales, el sentido de protección se acompañaba por la distinción de una unidad que imponía una membrana que resguardaba celosamente el poder dentro de límites claros. Estos mecanismos de limitación fueron cediendo a medida que otros sistemas imponían de forma sistemática sus reglas. Así se pasó de un Estado protector a uno que controla; es así como ya a finales del siglo XVIII Jeremias Bentham interpretaba al Estado como un gran mecanismo de visibilidad de cada uno de sus individuos. Pero si el control individual fuera tan inminente, bastaría una pequeña sacudida de un gobierno para que su población sintiera de nuevo la presión del poder y el yugo de los sistemas. Si bastara con numerar e identificar para controlar, no se estaría planteando, en pleno siglo XXI, de nuevo la creación de nuevas murallas. Su problema radica en su carácter utópico. El 9 de noviembre de 1989, caía en Berlín la muralla que dividía al mundo entre un sistema capitalista y uno socialista. La fortaleza simbólica del mundo de la Guerra Fría se desmoronaba en una ciudad que representaba el recorrido histórico del siglo XX. Sin embargo, si bien las lecciones sobre el comunismo se aprendieron, pocas se aprendieron de la barrera de concreto. A comienzos de los años 90 el mundo veía con admiración como Alemania finalizaba por primera vez en su historia un conflicto sin una guerra de por medio, y cómo la política era la fuerza capaz de superar finalmente la historia de la violencia en la que se sumió el continente Europeo. Parecía un paso adelante en el que la diplomacia vencía a las armas. Pero nada fue tan pacífico. En los últimos años han salido a flote los mecanismos con los que la República Democrática Alemana impedía la sublevación así como la fuga de sus ciudadanos. Controles, espionaje, paranoia, persecuciones, apenas se podían entender detrás de la gente que cavaba túneles bajo el muro para poder escapar de la opresión del control del Partido Socialista Unificado. La historia ha revertido la forma simbólica de la muralla, y ahora se puede ver en ella un sistema de control que, atrapado en sí mismo, reprime con su fuerza a los ciudadanos que pretendía proteger y termina por asfixiarse. La muralla México-Estados Unidos no es una propuesta original de Trump. Tampoco es la única que anda en construcción actualmente. Pero sí son símbolos de un Estado que le apuesta a un control que, como se ha visto en otras épocas, termina contaminando su propio sistema. En esta segunda década del siglo XXI, el mundo se adapta sin asombro a que detrás de la globalización de la información, va la movilidad de sus ciudadanos. Imponer un muro es un símbolo que no sólo resulta inofensivo para quien quiera atravesarlo, sino que termina por apabullar al sistema que lo impone.

Asilo o refugio cibernetico (Virtual)

Aparente dilema se presenta en la actualidad entre el ejercicio de la libertad de expresión y el desarrollo tecnológico cibernético. Porque el ejercicio de la libertad de expresión no solo se ha amenazado o controlado, sino que, a su vez, se ve socialmente (en medios de comunicación social) eliminada de facto, por fuerzas temerosas de que la población se encuentre suficiente informada. No tanto de la farándula, sino de lo esencial para el desarrollo de la situación de su vida y para su mejoramiento como son las libertades, las dignidades y los derechos de los pueblos. Así lo han demostrado, los atentados terroristas, como el efectuado en Francia contra Charlie Hebdo; y las orientaciones excluyentes de otros pensamientos, como los promovidos por ciertos sectores religiosos, especialmente los del autodelimitado Estado Islámico. Tales atentados a la libertad de expresión y de comunicación social, se encuentran igualmente reflejados en las políticas públicas de control absoluto o autoritario de los medios de comunicación social de ciertos Estados como sucede con China y Cuba y, más aún, en las políticas de mordaza a la prensa, como sucede en Ecuador, y la política antidemocrática de apropiación y control de medios, como del Presidente Maduro de Venezuela. Porque, como sucede en este último caso, se ha conocido recientemente por la tragedia humanitaria colombo venezolana, que dicho Gobierno ejerce un control absoluto sobre los medios de comunicación social, de tal magnitud que no solo ha atrofiado el derecho del pueblo a estar informado debidamente, sino que también ha obstruido su derecho a opinar y a ejercer libremente oposición política y económica. En cambio, el desarrollo tecnológico ha facilitado el avance de la comunicación social, porque ha permitido la posibilidad de que los seres humanos puedan estar más en contracto entre sí y con las instituciones, tal como efectivamente lo ha venido haciendo. Sin embargo, para este observatorio de medios de comunicación social. Se trata de un contraste que debe ser aprovechado por estos últimos para superar las restricciones que padecen. Pues, si la libertad de expresión responsable no solo es física sino también cibernética y esta implica el derecho a tener un espacio en el ciberespacio, es preciso concluir que, en caso de restricción de la libertad en su localidad, cualquier persona o medio de comunicación tiene el derecho a asilarse o refugiarse cibernéticamente. Es decir, el derecho no solo a utilizar un domicilio virtual, dentro o fuera de su país, para fines personales o institucionales, sino también el derecho a emplearlo con el propósito democrático inicial, de informar y facilitar la libertad de expresión, y con el propósito humano final de satisfacer la necesidad y el derecho de los pueblos y de la humanidad a estar informado y a luchar por su progreso ético.    

No más zancadillas a la paz

Horacio serpa En materia de paz entramos a una etapa de definiciones. Tanto en La Habana, donde se están perfilando los últimos acuerdos, como en Colombia donde cada una y cada uno de los colombianos tenemos un papel que cumplir. Uno bien principal que nos corresponde a todas y a todos, es comprender con claridad lo que se está buscando y lo que se requiere para conseguirlo. Se está detrás de que se acabe la subversión; que no haya más Farc ni más Eln porque las guerrillas renuncian a la lucha armada. Y para lograrlo es necesario asumir actitudes y determinaciones que no son fáciles y que solo se justifican porque no hay nada tan importante como poner fin a una guerra cruenta que lleva medio siglo y que nos ha costado muertes, humillaciones, depravación, anarquía institucional, corrupción, ruina y pobreza. Un asunto crucial es lo que ocurriría con los guerrilleros, los cuales han hecho muchos daños, sin duda. ¿A la cárcel por bastantes años como lo ordena el Código Penal? Así, nunca llegaremos a la paz. ¿Impunidad absoluta? De ninguna manera, pero sí la aplicación de una Justicia que se llama Transicional. En todas partes y en todas las épocas se ha aplicado para solucionar grandes conflictos violentos. Lo otro es acordar lo que van a hacer los guerrilleros cuando desaparezcan las armas y se comprometan a no seguir delinquiendo. Unos volverán al campo con sus familias, otros irán a estudiar, muchos serán habilitados para trabajar en diferentes cosas, los profesionales ojalá vuelvan a ejercer sus conocimientos académicos, pero muchos, especialmente los jefes, desearán participar en la actividad política para ir a los Cuerpos Colegiados y a los cargos de gobierno, incluidos alcaldías, gobernaciones y hasta la Presidencia de la República. ¿En serio? Por supuesto, o no habrá acuerdos. Hay que convenirlo de esa manera para lograr la convivencia que anhelamos. Tengamos en cuenta que si no prosperan los procedimientos de paz con Farc y Eln, seguirá la guerra. En 10 años serán 20.000 muertos más, 2.000 secuestros, 50.000 mutilados, dos millones de desplazados y otros años de pobreza y desgracias. Nos toca “hacer de tripas corazón” y dejar de prestar atención a las zancadillas con las que atacarán los procesos de paz. Pero hay que crear instrumentos legales y fácticos para poner en ejecución los acuerdos. De lo que se necesita, el que sabe mejor que nadie es el gobierno. El Presidente Santos con sus Ministros y la Comisión negociadora que encabezan Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo. Van a presentar las propuestas. ¡Acojámoslas! Claro, hay que examinarlas, pensarlas, conversarlas y discutirlas, pero toca acogerlas rápido. Dilaciones, grandes controversias y aún destellos de inteligencia para buscar alternativa mejor, será la muerte súbita a los esfuerzos por la paz. Hay que creer en el gobierno y en la Comisión. Confiar en la sensatez del Presidente Santos y en el acompañamiento internacional. Hay que lograr la paz, ahora.

La Tercera República Liberal

  Horacio Serpa En la población de Rionegro, Antioquia, en 1863, se reunió la Asamblea Constituyente que expidió la Constitución más democrática, liberal y social de que se tenga noticias. “Es una Constitución para Ángeles”, dijo el gran poeta nicaragüense Rubén Darío. Los Constituyentes de la época, laicos, federalistas, patriotas hasta el sacrifico y Radicales, dieron nacimiento a la Primera República Liberal que duró hasta cuando Núñez, mañoso y calculador, promulgó la Constitución conservadora y centralista de 1886. Después de 44 años de hegemonía azul, derrotados los conservadores por la candidatura de Enrique Olaya Herrera, liberal de “extremo centro”, se dio comienzo en el siguiente período presidencial de Alfonso López Pumarejo al gobierno de “la revolución en marcha”, durante el cual, en 1936, se aprobó una reforma constitucional de profundos cambios en la concepción de lo económico, lo laboral y lo social. Al fecundo período transcurrido entre 1930 y 1946 se le llamó la Segunda República Liberal. Han transcurrido 70 años de diferentes violencias enmarcadas en la misma desigualdad y en los mismos precarios conceptos democráticos que mantienen al país atrapado en un esquema estático que “ni raja, ni presta el hacha”. En la pobreza, en la violencia, en los hambrientos, en los ignorantes, en los desocupados, en los perseguidos y desplazados de todo este largo período, las víctimas han sido las mismas así los rostros hubieran sido diferentes. Ahora que hablamos de paz, las cosas se quieren cambiar. ¡Enhorabuena! Pero, ¿se podrán hacer reformas de verdad sin política y sin partidos? No lo creo. Es con la política, con los Partidos, con las y los políticos, que se pueden producir los cambios institucionales y renovar el concepto del poder público, del modelo económico de desarrollo, de los criterios del ordenamiento territorial, de los principios de la seguridad, de la doctrina de las Fuerzas Armadas, del fundamento de la educación, del sistema de seguridad social y de los compromisos con la sociedad rural, entre otros. Desde luego, hablo de buena política, de buenos Partidos y de buenos políticos. Los Partidos deben volver a emular, a competir por el favor ciudadano, a luchar con independencia, con conceptos propios, con programas diversos, con filosofía y conceptos ideológicos que los distingan, para que el pueblo, en democracia, con garantías, decida la forma y el compromiso de gobierno que prefieran. Esa es la democracia. Cada Colectividad política hará lo suyo. El liberalismo debe procurar su propia opción, sin sectarismos, pero con decisión, buscando el bien general a lo rojo. No es para excluir ni para perseguir, es para gobernar con los criterios altruistas, libertarios, democráticos, progresistas, realizadores que encierra el Partido Liberal en su ideología, en sus programa, en su trayectoria, en sus gratos propósitos de bienestar y de oportunidades para todos. Hay que ganar en las elecciones de Octubre, para sentar las bases de la Tercera República Liberal, que debe comenzar en 2018 con una candidatura victoriosa a la Presidencia de la República.