Sur Pacífico Internacional

Mientras algunos medios de comunicación exaltan como joya de América los caminos construidos por el imperio Inca de Suramérica (tomada de la Revista Semana No.1678 de 29 de junio de 2014), otros, por el contrario, desde hace más de una década vienen hablando de los carteles de la droga, especialmente en Cali, (tomado del Tiempo del 29 de junio de 2014). Y más aún desde hace un año para acá dichos medios han venido divulgando las trata de personas de procedencia Asiática y Africana, por el Sur de Colombia, así como el asedio de las organizaciones criminales en el Departamento del Chocó, y los paros agrarios en los departamentos del Cauca y del Huila. Pero también ahora, el informe del SIMCI (Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos) de la ONU revela el incremento de la producción de la Cocaína en las zonas de frontera, especialmente en los departamentos de Nariño, Putumayo y Norte de Santander (tomado del Tiempo del día 27 de junio). Para dicho informe se trata de un fenómeno estadístico que muestra en incremento del 56% de 48.000 hectáreas de todo el incremento (tomado del tiempo de esta fecha), para un total de más de 26.189 hectáreas. Sin embargo, para miembros de estas poblaciones no se trata, como aparenta serlo o parece sugerirlo por los medios, de una descomposición social, sino sencillamente de un aprovechamiento indebido de las regiones por parte de los explotadores de la droga y de la criminalidad. En efecto, todos estos explotadores aprovechan las zonas de fronteras, porque son las más idóneas para el tráfico internacional, debido a la poca presencia del Estado en muchos sectores, a la indiferencia o corrupción y a la facilidad para el ingreso y traslado de personas y de mercancías. Y así mismo, sacan provecho de la hospitalidad y vocación de servicio que para con los extranjeros tienen las poblaciones de frontera y marítimas, para emplear a unos cuantos de ellos para beneficio de la explotación ilícita de la trata de personas, o de la cadena de las drogas, esto es, en la producción, comercialización y exportación de la cocaína. Pero, en manera alguna, puede pensarse que exista una contaminación social por la referida ilicitud. Por el contrario, todos los miembros de estas regiones no solo han tenido el valor de rechazar y marginarse de esa explotación, sino que es preciso que el gobierno nacional atienda su clamor regional, no solo para combatir la criminalidad internacional a la que suele ser asediada estos territorios, sino también para suministrar el apoyo a los proyectos de desarrollo lícito que tiene Cali y el Sur del país, en la construcción y el comercio (tomado de elpais.com del 1º. de julio de 2014), con miras a su proyección internacional, especial de la integración suramericana, el desarrollo de la Alianza para el Pacífico y la reingeniería que se proyecte para la integración andina (tomado del Diario del Sur del 1º. de julio de 2014). Imagen tomada de: http://es.wikipedia.org/wiki/Regi%C3%B3n_del_Pac%C3%ADfico_%28Colombia%29

El Fallo de la corte de la Haya

  Últimamente, nuestro país, ha sido el recipiente de varios acontecimientos, que si bien han traído: felicidad, orgullo, patriotismo y más, también han servido o han sido usados, para tapar y desviar la atención de otros hechos de transcendental importancia, para el presente y futuro de Colombia. El caso en mente, es el fallo de la Corte de la Haya, con el cual nuestro país y nuestros compatriotas de la Costa Caribe, perdimos aproximadamente 73.907 kilómetros cuadrados de zona marítima, que según los entendidos, es como el doble del área total de nuestro vecino Panamá. Esto, para formarnos una idea aproximada de la extensión. Es muy seguro, que nunca seremos informados exactamente, de que malos manejos se hicieron, que interese ajenos se beneficiaron, la falta de conocimiento y dedicación de nuestros representantes, acerca, de lo que estaba en juego. Además, por qué nos fuimos a la Haya, cuando teníamos la Soberanía y los Tratados para probarlo? No había NADA que ganar y sí MUCHO que perder!! Y se perdió algo de un valor incalculable. Nuestros gobiernos han sido muy incompetentes y han puesto sus interese particulares, por encima de los intereses nacionales. Nuestras áreas marinas, son parte de nuestros recursos naturales, que son un componente de nuestras condiciones naturales. El mar podemos decir sin equivocación, es extremadamente rico en recursos marinos y esto, en gran parte, es lo que, a una gran mayoría de las personas, les pasa desapercibidos. Comparado con la producción agrícola, el pescado también juega un papel muy importante, en el diario vivir, de un alto porcentaje de los habitantes de nuestro país. El mar es fuente de riqueza, empleo, trabajo, enorme variedad de alimentos de muy alta nutrición. Un alto porcentaje de nuestros compatriotas de toda la Costa Caribe y de los departamentos de la costa norte, reciben la mayor parte de su dieta de proteínas, del producto de su pesca, en el mar. Además de la producción de sal marina, en el mar se han encontrado, petróleo y gas natural y según los expertos más de 20 minerales, tales como el cobalto, níquel, manganeso, cobre, oro, etc. y algo también muy importante y de lo que podemos tener muy poco conocimiento, es que estas áreas marinas perdidas, están en lo que es, como una continuación del Golfo de México, uno de los lugares productores de petróleo y gas natural, más grandes y abundantes de este planeta, que puede ser, o es, entre otras, una de las grandes razones, por la cual se dejaron perder. Otra razón puede ser, como se ha informado en varios medios de comunicación, que el gobierno de China y de Nicaragua, que tienen entre otras cosas, mucha afinidad política, desde hace tiempo han estado negociando, la apertura de un canal interoceánico, que uniría el litoral Caribe, con el Pacifico. Vaya casualidad !!!, Colombia pierde los mencionados kilómetros de áreas marítimas y muy pronto el gobierno de Nicaragua anuncia, que ellos han firmado un acuerdo con el Grupo H K N D de China, para la construcción del proyecto GRAN CANAL INTEROCEANICO, que será de mayor envergadura y amplitud, que el Canal de Panamá, con el cual esperan competir y que podrá empezar a prestar servicios, para el 2019. La pregunta puede ser, ¿qué intervención directa, con la Corte de la Haya, pudieron tener los gobiernos de Nicaragua y China, que se beneficiarían invaluablemente con una decisión favorable a ellos, para que así se decidiera? Se nos ha olvidado, la gran importancia del pescado de mar, porque no hemos tenido en cuenta, la enorme, gradual y exagerada contaminación de la mayor parte de nuestros ríos, que ha causado la pérdida de un alto porcentaje de la producción de pescado, proveniente de ellos. Las grandes y famosas subiendas de nuestros ríos, especialmente del Rio Magdalena, son ahora únicamente, motivo de recuerdos y comparaciones, pues dichas subiendas, son una leyenda del pasado. El triunfo de Nairo, el mal manejado proceso de paz, las famosas elecciones presidenciales, los buenos resultados de la selección Colombia, entre otros, nos han desviado la atención, de lo que en gran parte, puede ser el futuro de nuestros hijos, nietos y bisnietos. Según los estudiosos de las estadísticas, en gran parte, el futuro de la humanidad, está en los mares y nosotros perdimos 73.907 kilómetros cuadrados, de ese futuro. Seria grandioso para el país, que todos nosotros le pudiéramos poner toda esa energía, tiempo, pasión y patriotismo, a enterarnos de los grandes, graves y serios problemas, que nos están afectando muy seriamente y que en su gran mayoría ignoramos o que hemos decidido, que no nos afectan o interesan. Con el absurdo fallo de la corte internacional de la Haya, Colombia, no solo perdió una gran extensión o porción del mar, sino que deberá sufrir los efectos negativos que está perdida implica. Nuestros compatriotas y pescadores de nuestra costa caribe y zona norte del país, han visto, están sufriendo y viviendo las consecuencias de este fiasco administrativo. ¿Sera posible que podamos contactar a nuestros senadores y/o concejales (cosa muy difícil de hacer, pues únicamente se puede hablar, en algunas ocasiones, con sus elegantes secretarias y de ahí no pasa nadie, ni nada) para que tomen cartas en este serio, muy serio problema? ¿Habremos perdido, no únicamente una enorme porción de aguas, sino más importante aún, una enorme porción de aguas llenas de recursos y de vida? .- Imagen tomada de: http://www.tea.com.co

Progreso Humano o Social

Cuando lo soñado por todos los seres humanos es el “progreso universal” y cuando el camino a recorrer es el proceso de “desarrollo integral” (en lo material e inmaterial) de todas las poblaciones del mundo, emerge como “única fuerza responsable” de ellos, la “humanización del universo”, esto es, una “novedosa civilización” para todo el planeta y para toda la raza humana, que, por encima de las diferencias y los antagonismos de toda índole (v.gr. raciales, religiosos, políticos, económicos, culturales, etc.), procure la protección del universo y la construcción de sociedades más libres, iguales y unidas por su pertenencia al género humano y por su participación en el liderazgo universal.   De allí que con apoyo de las ciencias, las tecnologías y las filosofías, sea preciso avanzar en la construcción de “un verdadero trato humano”, comenzando con el reconocimiento y respeto recíproco de los seres humanos, como seres libres, iguales, racionales, dignos y con valores humanos fundamentales o comunes que nos guían; para luego continuar, con la “liberación” del ser humano de sus falencias y ataduras dañinas (v.gr. como la desinformación, la incomunicación, la sumisión, etc.); y finalizar, con la construcción de unas “relaciones humanas” de mutua cooperación y solidaridad, que son básicas para el “progreso humano”. Sin embargo, para ello se requiere “combatir y desarmar la manipulación humana” y “la corrupción”, porque ambas acciones atentan contra la humanización de los seres racionales y su correspondiente progreso humano.   En efecto, en esta época de “multiplicación de las relaciones humanas”, sin el suficiente conocimiento, la manipulación humana aparece como el primer enemigo del progreso humano, porque, siendo aquella el empleo oculto e indigno que hace un ser humano con relación a otro, acudiendo a aparentar una relación igualitaria y respetuosa, cuando obra con mentira o engaño para utilizar al otro como un objeto o cosa, tal manipulación no solo afecta o elimina la autonomía humana que debe reconocerse a todo ser humano para su desarrollo, sino que también afecta la libertad, la racionalidad y la dignidad del mismo.   De allí que todo este desarme deba predicarse de toda manipulación, especialmente de la manipulación de la conciencia de otro. Porque con ella, es el manipulador quien no solo le hace creer al manipulado, que es o no es alguien, o, en su caso, le hace creer que hay que hacer algo, o no hacerlo. Por eso, con la generación de esta falsa creencia, no solo se hace creer al manipulado, que no puede o si puede hacer algo, sino que, en el fondo, le conduce a hacer la voluntad de aquel, como si fuera la propia.   Y, con base en ella, también se manipulan a las personas, individual o colectivamente, en todas o algunas de sus manifestaciones humanas en lo moral, político, social y económico. Y precisamente dentro de dichas manipulaciones pueden destacarse todas aquellas relaciones “de trato aparente humano” donde se establecen relaciones humanas públicas con apariencia de certeza de realidad frente a la otra, cuando oculta (o discretamente) y engañosa o arbitrariamente, se producen actos de manipulación, como los siguientes: Las distorsiones de la realidad, a fin de obtener beneficios propios o ajenos, como sucede con las propuestas políticas, sociales o económicas engañosas, así como las informaciones distorsionadas de los medios de comunicación. Los empleos de una relación, como la amistad, para obtener beneficio oculto propio o ajeno (como el no devolverle el préstamo de dinero obtenido, o el obtener prebendas públicas). Las explotaciones indebidas del trabajo o servicio prestado, como las que desarrollan los que explotan o abusan de una ayuda meramente solidaria y los que usan indebidamente a otra persona en una conversación, a fin de obtener ideas o soluciones y proceder, sin autorización suya, a su uso como propios. Los aprovechamientos indebidos del apoyo de otro, como ocurre con el provecho del trabajo ajeno, para presentarlo como propio, y obtener un reconocimiento indebido, a costa de lo ajeno. Los aprovechamientos indebidos de los deseos, expectativas, aspiraciones y sueños, ignorancia y necesidades, en lo político, lo profesional o de otra índole, cuando no hay posibilidad de satisfacerlos. Las subordinaciones de los aspectos personales de una persona, como su honorabilidad o confianza, etc., a objetos o cosas, como el dinero, compensación de otro tipo, etc. Los tratos en desmedro de la consideración de las cualidades humanas fundamentales y el abandono del respeto, la valoración y el mérito humano; etc.   Pero, al lado de esta manipulación, se erige como un “segundo enemigo del progreso humano”, de mayor entidad en sociedades, como la nuestra, que es “la corrupción”, ya que, debido a la actual debilidad en la formación humana (particularmente, en valores) y en su rectitud (especialmente en sus medios y propósitos), aquella puede generase fácilmente en las personas; y al carácter corrosivo de la dignidad humana, la corrupción todo lo corroe, lo corrompe, lo daña y lo echa a perder, incluso las ventajas o avances que haya podido alcanzarse en otros campos, como lo moral, lo económico, lo tecnológico y lo legal. Pues. “la corrupción”, en sí misma, es “antihumana”, en cuanto hace del ser humano integral o de sus expresiones (en sus acciones u omisiones, o circunstancias) “un objeto negociable” y, por tanto, compensable económicamente o con satisfacciones personales (v.gr. favores personales, sexuales, sociales, etc.).   De allí que le corresponda a toda la comunidad humana del planeta la responsabilidad de “desarmar la manipulación y la corrupción humanas”, así como también la de desarmarlas con el reconocimiento y, ante todo, con la exaltación de la dignidad humana, a fin de que pueda construirse “un verdadero trato y relación humana incorruptible”, que pueda tomarse como fundamento verdadero de “un progreso humano”. De no ser así, el progreso se detendrá y comenzará a retroceder hasta desaparecer su finalidad de procurar el beneficio de la humanidad. Sería “un progreso inhumano”, porque sería esclavizar a la humanidad al servicio del progreso deshumanizado, lo que implicaría negarle al verdadero progreso su esencia y su finalidad de procurar el desarrollo de

Economía y Equidad

A finales de los años 80 el entonces presidente de la Asociación Nacional de Industriales, Fabio Echeverri Correa, pronunció una frase que resultó ser muy efectista: “a la economía le va bien, pero al País le va mal”. La afirmación se refería al hecho de que los principales indicadores macreconómicos registraban cifras positivas; en tanto que los problemas de violencia y de narcotráfico alcanzaban niveles demenciales de atentados, asesinatos, masacres y, en general, descomposición de la sociedad, a nivel de todas las regiones y estratos. La frase no es fácil de asimilar, ya que lo que nos muestra la historia es que las civilizaciones y culturas más avanzadas de la humanidad siempre se han dado en países con altos niveles de desarrollo económico. De la misma manera resulta imposible que un país con un desarrollo económico atrasado pueda sustentar un aceptable grado de desarrollo cultural. Pues bien, digamos que la realidad es tozuda y ante los hechos cabe, de un lado, reconocerlos y, de otro, interpretarlos. De la misma manera en que dos seguidores de equipos adversarios dicen que el partido fue bueno o malo, según le haya ido a su respectivo equipo, en la economía, cada agente conceptúa de acuerdo a como lo afecten los sucesos económicos. A veces ocurren fenómenos, como el de una recesión económica, en la cual les va mal a todas las partes, tal como ocurre en el caso de la quiebra de una empresa, que implica una pérdida de capital para los empresarios y pérdida del empleo para sus trabajadores; lo más probable es que en este caso, coincidan empresarios y trabajadores en el diagnóstico de la situación, lo cual no sucede siempre cuando la economía discurre por sus cauces normales. ¿Qué es lo que genera que, ante una misma realidad económica, se produzcan opiniones tan diversas y, en algunos casos, contradictorias? La respuesta no es otra que la existencia de concepciones diferentes sobre lo que deben ser los modelos de desarrollo económico. Al respecto podemos agrupar estas concepciones en dos grandes tendencias; de un lado, están los que circunscriben el desarrollo económico como un proceso que busca generar riqueza en forma eficiente y recompensar, en forma ilimitada, sin restricciones, a los empresarios y financiadores de tales procesos; en tanto que a los trabajadores que aportan su energía y sus conocimientos a la producción de bienes y servicios, no se les retribuye con la remuneración y las condiciones laborales adecuadas. En los tiempos actuales se presenta el fenómeno de la Globalización, que, siendo benéfico para el progreso de la humanidad, trae consigo graves implicaciones para el Planeta, para los países de menor desarrollo y para las gentes de menores ingresos. La globalización ha potenciado el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la productividad a niveles no imaginados, pero, está aumentando la degradación ambiental y profundizando la brecha entre pobres y ricos, a niveles impensados. Los economistas que tienen la visión neoliberal solo ven las ventajas de la globalización y defienden a ultranza el denominado “Consenso de Washington” que, partiendo del criterio de que el mercado es el mecanismo planificador por excelencia, proponen, entre otras cosas, la reducción de la intervención del Estado en la Economía, la privatización de las empresas de propiedad pública, la desregulación de las actividades financieras, el libre movimiento de capitales entre las naciones, sin que ocurra lo mismo con las personas; la eliminación de los subsidios a los productores y, todo ello, acompañado de medidas, como reformas tributarias regresivas que desgravan a los ricos y aumentan la tributación a los de menores ingresos, a la vez que implementan un marco jurídico que protege a ultranza al gran capital, sobre todo el de las multinacionales; en tanto que se desmejoran las condiciones laborales de los trabajadores, con el deterioro de los salarios, de las pensiones y de la estabilidad laboral. El modelo concebido por el Consenso de Washington ha contado con dos gendarmes para imponérselo a los países de menor desarrollo, que son: El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, cuyos expertos obligan a estos países a que efectúen las denominadas “reformas estructurales”, que no son más que las que conducen a la adecuación de sus instituciones, de las leyes y hasta de las propias constituciones políticas a los dictados de estas entidades; con la salvedad de que a los países de mayor desarrollo no los tratan con el mismo rigor. La otra visión la defienden quienes, además de procurar porque la economía de un país sea productiva, genere crecimiento, aproveche y estimule el uso de la ciencia y la tecnología, entre otras, se tenga en cuenta el componente social, que implica la preocupación por el nivel de empleo, la reducción de la pobreza, la protección del medio ambiente, que necesariamente requerirá de la redistribución del ingreso, con reformas tributarias progresivas y la inevitable intervención del estado en la dirección de la economía, ya que el mercado, en forma espontánea no hará nunca esta tarea. La concepción neoliberal tomó fuerza ideológica, entre otras razones, porque coincidentemente con la promulgación del “Consenso de Washington”, se produjo la caída del Muro de Berlín y el colapso de la economía Soviética; pero después de la euforia de los primeros años han comenzado a aflorar los problemas del modelo, como las burbujas inmobiliarias, las crisis financieras, las quiebras de las grandes empresas, la monopolización de las actividades estratégicas y la escandalosa ola de corrupción que ha llegado hasta entidades que siempre estuvieron libres de toda sospecha. Muchos de los pontífices neoliberales han venido replanteando sus teorías, aunque otros todavía persistan en lo errado de sus concepciones; pero, como contrapartida, los defensores de lo que podríamos llamar la economía con sentido social, cada vez tienen mayor audiencia y sus ideas vienen siendo acogidas por los gobiernos y, hasta por los organismos internacionales que hace poco hacían gala del denominado fundamentalismo de mercado.