Por:
Marta Saenz Correa
Usualmente preparo las columnas con tiempo de modo que ya la del este lunes tenía nombre propio: El debate sobre la Eutanasia, pero acontecimientos de última hora me motivaron a escribir sobre un lamentable hecho. Me enteré en las redes sociales que el exgobernador Jorge Manzur Jattin perdió el control de sus emociones y lesionó el rostro de la Directora de Rentas del Departamento, doctora Maria Cecilia Frasser Arrieta, con una carpeta. Quienes la conocemos, damos fe que es una profesional idónea, conocedora de los temas, abogada especialista en derecho tributario y administrativo y candidata a Magister en este último. Persona de excelentes modales, calmada, reposada, quien no agota esfuerzo para explicar e ilustrar a los ciudadanos que recurren a su oficina a consultarle sobre temas relacionados con sus funciones.
En mi paso por la Secretaria de Hacienda Municipal conocí de cerca a su padre Don Héctor Frasser y a Doña Dominga Arrieta, su madre, dado que el primero fue un gran apoyo como gerente del Banco Ganadero en los momentos difíciles de las finanzas del Municipio de Montería, personas honorables, educadas y de muy buenas costumbres; también trate a sus hermanos: al exconcejal doctor Héctor Frasser y a Carlos, actual asesor jurídico de la administración Municipal, quienes poseen iguales calidades humanas. Hago referencia a estos antecedentes para confirmar que no existe la menor duda posible que el exgobernador Manzur Jattin fue atendido en forma idónea, decente, oportuna y respetuosa en su requerimiento.
Es cierto que enojarse, sentir indignación, rabia, o impotencia, son respuestas normales de los seres humanos frente a situaciones o personas que no toleramos. Sin embargo, los estados emocionales intensos que nos invaden y hacen perder la cabeza, nos llevan a reaccionar con violencia e insensatez sin prever las consecuencias. Lo más alarmante es que este tipo de respuesta o reacción es que se ha convertido en una forma habitual de manejar situaciones cotidianas.
Nada justifica la violencia verbal, física, y psicológica en situaciones en las que no somos capaces de controlar la ira, cuales quieran que sean las razones que motivan las diferencias, y menos aún contra la condición de una mujer indefensa que esta prestándole un servicio al departamento. Doctor Manzur usted al igual que la doctora Frasser son personas inteligentes y cultas, razón por la que no puede darse el lujo que el enojo y la rabia lo dominen de forma tal que pierda el control de sus emociones y termine cometiendo actos agresivos y violentos. Por eso es tan importante aprender a manejar el coraje y evitar las consecuencias físicas y emocionales que solo logran aumentar nuestros problemas.
Cuando nos dejamos llevar por las emociones somos poseídos por una ira ciega y nos convertimos en personas instintivas y salvajes. Para dominar el instinto debemos ser conscientes de las emociones, no se trata de convertirnos en seres fríos y calculadores, tan solo es saber manejarlas y vivirlas pero sin dejarnos llevar de ellas.
La ira incontrolable es un comportamiento aprendido que necesita ser cambiado, por lo cual les presento los siguientes consejos les pueden ayudar a mantener la calma: contar hasta diez y salir; repetir palabras que lo calmen, por ejemplo: estoy enojado pero lo puedo controlar; hacer ejercicios que le permitan liberar energía acumulada; usar el buen humor para aliviar la tensión; identificar situaciones que le provocan ira y recordar sus reacciones, así sabrás como evitar caer en esas circunstancias; y reconocer que no es realista esperar que todos se comporten de la misma manera que usted desea. Para finalizar, Doctor Manzur, somos humanos y nos podemos equivocar, lo menos que puede hacer es presentarle disculpas a la doctora Frasser por su enojo desproporcionado.