Por:
NICOLÁS ENRIQUE ZULETA HINCAPIE
Rector Nacional Universidad Libre
La Universidad debe ser centro para la convivencia pacífica, escenario para el desarrollo de la creatividad, espacio para la construcción del conocimiento científico, inspiradas en las libertades fundamentales del ser humano y en especial en las libertades de cátedra, enseñanza, aprendizaje y expresión del pensamiento para construir sociedades justas, pluralistas y tolerantes.
La comunidad internacional registró con dolor la masacre de jóvenes universitarios en la Universidad de Garissa en Kenia. Semejante acto de barbarie es merecedor de nuestro repudio. Desde la Universidad Libre expresamos total rechazo contra todo acto violento que se cometa en contra de la institucionalidad de la Universidad como centro formación intelectual, espacios para el crecimiento espiritual y la convivencia pacífica de los Pueblos. Los ataques contra una comunidad académica y científica en cualquier lugar del mundo son la expresión más acabada de la barbarie y van en contravia con la misión esencial del alma mater.
En la Universidad Libre, lamentamos profundamente los hechos de violencia en la Universidad de Garissa, enviamos saludo de solidaridad y consuelo a los directivos de la Universidad y a las familias de las víctimas, haciendo un llamado urgente a la comunidad internacional, para reaccionar de forma enérgica frente a estos hechos de violencia, poner fin a los fanatismos, llamar al respeto de las libertades individuales y la búsqueda de salidas racionales a las diferencias a través del diálogo.
La masacre de 148 estudiantes nos lleva a una reflexión profunda del estado de la barbarie en conflicto armado en razón de ideales religiosos y exige respuestas sociales como las que generaron las tragedias del diario francés Charlie Hebdo y el atentado en el museo de Túnez donde murieron dos compatriotas colombianos. Igualmente, el llamado urgente a la solidaridad para detener la destrucción de importantes obras de arte del patrimonio cultural de las naciones del mundo.
Nuestro deber es romper la indiferencia ante este brutal acto genocida, doblemente repudiable por la cantidad de víctimas indefensas y por su condición de universitarios.
Reiteramos el llamado a la comunidad académica y científica a nivel nacional e internacional para cerrar filas repudiando estos hechos violentos, para generar acciones de paz y garantizar un clima que nos permita hacer posible la misión de la universidad como espacio para la libertad, la creatividad, el desarrollo de la ciencia y el pensamiento crítico. Las universidades deben seguir siendo los escenarios de paz, los espacios para reconocimiento de los interlocutores y la afirmación de las diferentes expresiones del pensamiento universal que permitan el avance de los ideales civilizatorios de los pueblos.