FLORES, CHOCOLATES Y BESOS
Por: Germán Archila @Germancho101 Días después de un nuevo 8 de marzo donde se ven flores, los chocolates están a la orden del día y en las oficinas, universidades y colegios es un deber casi moral festejar el día de la mujer. Como muchas cosas que suceden en nuestro tiempo se hacen sin saber que significan o cual es el motivo de la celebración o conmemoración. La vida de 129 mujeres que murieron calcinadas el 8 de marzo de 1908, es el motivo que esta fecha sea denominada para conmemorar a la mujer, luego de varios días de huelga en fábricas textileras de la ciudad de Nueva York, donde más de 40.000 trabajadoras pedía un trato igualitario como el que se le daba a los hombres, y entre sus peticiones estaban: Igualdad en el salario Jornadas laborales de 10 horas, ya que trabajaban hasta 14 horas diarias. Rechazo a la explotación infantil Legalizar a las obreras en los sindicatos. Sumándose a la huelga, justo el 8 de marzo un grupo de trabajadoras decidió protestar pacíficamente encerrándose en la fábrica Sirtwoot Cotton de Nueva York, el dueño decidió echar candado a las puertas y prender fuego, cuando inicio la conflagración solo habían 29 cubos de agua, las escaleras para escapar del incendio se desplomaron. En el desespero las mujeres empezaron a tirarse desde el 9 piso, las pocas puertas que estaban sin candado abrían hacia dentro y la desesperación y el humo las trabaron, no se pudo acceder a la salida. Tanto que encontraron 25 mujeres muertas agolpadas en un vestuario. La muerte de empleadas entre 19 y 24 años de la fábrica textilera, puso un debate y un signo trágico sobre los derechos de las mujeres, en este momento en muchos países del mundo la mujer sigue con la lucha por la desigualdad y en nuestro país no es la excepción, por eso muchos son críticos del sentido del día de la mujer, ven con malos ojos un regalo, un dulce, o una simple felicitación, aduciendo que falta mucho por los derechos por que luchar en son de la igualdad deseada. Pero tener un día para festejar la labor de la mujer en la sociedad, y su papel en el progreso de la misma, no debería ser motivo de discrepancia, si no de reflexión para todos, igual dar un chocolate, una flor o un abrazo es solo un detalle y el 8 de Marzo es una excusa, pero también si alguien se siente ofendido y no comprende el sentido de la conmemoración tiene un camino fácil no celebrarlo o no recibir ningún presente por su día. Feliz día mujeres, así suene cliché, deberían ser todos, sin necesidad de una tragedia como la ocurrida en Nueva York hace más de un siglo.
La muerte de los Niños y niñas Wayuu y los 25 años de la Constitución Política. I.- LA MUERTE INFANTIL Y LA IGUALDAD CONSTITUCIONAL
Por: Luis Alfonso Fajardo Sánchez Se preparan los eventos académicos, foros, encuentros, análisis, balances, publicaciones, etc., sobre los 25 años de la Constitución Política de 1991. Sería importante que los actos de conmemoración se realicen estudiando el impacto concreto y verificable de la Carta Magna en la vida y el bienestar de los habitantes de esta nación. Por ejemplo, los derechos prevalentes de los niños, niñas y los derechos de los pueblos indígenas tan fuertemente consagrados en la Constitución. Más de 37 mil niños indígenas sufren de desnutrición en esa zona (departamento de La Guajira) y al menos 5 mil han muerto de inanición, aunque autoridades tradicionales Wayúu, como Armando Valbuena, sostiene que el número de pequeños muertos de hambre se acerca, en realidad, a los 14 mil. Un informe especial, la revista Semana señalaba: “La cifra de niños muertos en La Guajira en un promedio no muy lejano al de Ruanda, en África, donde la tasa de mortalidad de menores de cinco años por cada 1.000 nacimientos es de 55, de acuerdo con una tabla que publica el Banco Mundial. La Guajira está en 45. “La experiencia de desnutrición en Colombia es igual que en Etiopía”, dice Alicia Genisca, médica pediatra estadounidense que ha trabajado en países de África y ahora atiende a los niños con desnutrición crónica en el corregimiento de Mayapo en La Guajira. Y añade: “La diferencia es que por décadas Etiopía ha sido el país que todo el mundo conoce por desnutrición, y el mundo no sabe que también hay una crisis de desnutrición en La Guajira”. La igualdad es uno de los principios que conforman la triada más preciada, proclamada y defendida por la Constitución Política de Colombia de 1991, junto con la Libertad y la Solidaridad. En el centro de todos los procesos revolucionarios de los últimos veinte siglos la búsqueda de la igualdad se ha convertido en uno de los objetivos más importantes. Justamente una de las conquistas de la Revolución Francesa y todas las revoluciones liberales desde el siglo XVII hasta la fecha, ha sido la proclamación legal y constitucional de este derecho. La igualdad ante la Ley fue una de las características del Estado de Derecho, el triunfo contra el antiguo régimen caracterizado por los privilegios obtenidos con el nacimiento, los títulos nobiliarios o la fortuna. Esta tipo de igualdad, solamente formal, desarrolla su carácter protector y garantista en el Estado Social de Derecho. La Constitución aprobada hace ya 25 años, definió a Colombia como un Estado Social de Derecho. En este sentido, el Estado Social de derecho debe dotar de elementos materiales para que el derecho a la igualdad deje de ser solo una proclama formal, por ejemplo implementando políticas públicas con acciones afirmativas y los enfoques diferenciales. La Corte Constitucional Colombiana ha señalado en reiterada jurisprudencia: “Del principio de igualdad pueden a su vez ser descompuestos en cuatro mandatos: (i) un mandato de trato idéntico a destinatarios que se encuentren en circunstancias idénticas, (ii) un mandato de trato enteramente diferenciado a destinatarios cuyas situaciones no comparten ningún elemento en común, (iii) un mandato de trato paritario a destinatarios cuyas situaciones presenten similitudes y diferencias, pero las similitudes sean más relevantes a pesar de las diferencias y, (iv) un mandato de trato diferenciado a destinatarios que se encuentren también en una posición en parte similar y en parte diversa, pero en cuyo caso las diferencias sean más relevantes que las similitudes. Estos cuatro contenidos tienen sustento en el artículo 13 constitucional, pues mientras el inciso primero del citado precepto señala la igualdad de protección, de trato y en el goce de derechos, libertades y oportunidades, al igual que la prohibición de discriminación; los incisos segundo y tercero contienen mandatos específicos de trato diferenciado a favor de ciertos grupos marginados, discriminados o especialmente vulnerables”. CONTINUARÁ: II.- IGUALDAD FORMAL INDIGENA
Jóvenes por la Paz y el posconflicto en Colombia
Por: Nicolás Zuleta Hincapie Rector Universidad Libre. La Universidad Libre es el fruto del clamor de la juventud decimonónica, que reclamó la fundación de una Universidad para el pueblo y para el cultivo de los valores liberales. Una escuela formadora de los ideales ilustrados en donde la educación debería ser el principal motor del cambio social. Esta casa de estudios se fundó para superar las asimetrías sociales de una sociedad excluyente. Por eso resulta absolutamente lógico que de la misma manera en que el ideario de sus fundadores acuñó la semilla de la paz en una época de grandes convulsiones políticas bipartidistas, hoy día nuestros jóvenes estudiantes, con espíritu crítico y sólida formación intelectual, crean en la Universidad Libre como espacio para el posconflicto, en armonía con su naturaleza fundacional y filosofía de servicio, que permita la consolidación de la paz en Colombia, incluyente y con justicia social. Los colombianos vivimos un momento histórico irrepetible: asistimos expectantes al cierre de un proceso de paz, en el que tanto el gobierno legítimo, como los insurgentes de las Farc, se han expresado con amplitud, y al parecer es cosa de semanas la formalización del acuerdo de paz. En ese proceso, se advierte un papel esencial de las universidades en la generación de estrategias que ayuden a superar los factores sociales que fueron el origen, como causas primarias, del conflicto armado. Por otra parte, nos corresponde resaltar el importante hecho histórico, consistente en que la Universidad Libre, es una escuela formadora de ideales civilizatorios en búsqueda de paz, toda vez que desde su fundación fue concebida como un espacio para superarar el posconflicto que supuso la finalización de una de nuestras más cruentas guerras civiles, la conocida como la guerra de los mil días. La paz del posconflicto se fragua en el presente, de tal manera que corresponde a esta generación de jóvenes universitarios liderar los procesos que instituyan y consoliden una nación pacífica. La fuerza, la pasión, vitalidad y energía creativa de nuestros jóvenes, los convoca a un trabajo conjunto para que mediante la concertación, el diálogo, la reparación y las garantías de no repetición, se logre superar de manera definitiva el lastre de violencia. La paz duradera que se aspira a legar a las futuras generaciones, y en la que deben participar activamente los jóvenes del presente, se construye superando las causas de la violencia y la inequidad que generó el conflicto armado colombiano. Se trata de un capítulo que nuestra memoria histórica no debe olvidar, pero que debe cerrar, al modo de una lección necesaria y aprendida, que nos señale un camino recorrido al que no debemos retornar. Citando al Libertador, esto es, seguros de no «arar en el mar ni sembrar en el desierto», invitamos a los jóvenes para que haciendo gala de su espíritu crítico, humanismo, ética, estética, solidaridad, liderazgo y demás valores que lo definen como Unilibrista, trabajen incansablemente, dentro y fuera de las aulas, para construir la nueva nación que soñamos y queremos proyectar para los colombianos y hacer de la Universidad Libre el mejor camino al futuro.
OTRO RETO: UN NUEVO ORDEN SOCIAL
Si bien es cierto que con la eventual firma del acuerdo de paz, tan solo se pone fin al conflicto armado, también lo es que, a partir de este momento, debe asumirse el reto de comenzar un proceso que, con independencia de las diferencias políticas, nos conduzca a la construcción de un nuevo orden social que permita a los desmovilizados de la guerrilla, no solo la incorporación a la sociedad civil, sino que también facilite la reconstrucción de las relaciones que le otorguen confianza y protección plena a la sociedad civil colombiana, de que habrá una mejor convivencia y un mayor progreso. Por ello, resulta indispensable, de una parte que, fuera de los compromisos políticos de las regulaciones que desarrollen los acuerdos, también existan operadores imparciales, comprometidos e idóneos que den ejecución a las diversas materias de los acuerdos de paz con las garantías de convivencia y seguridad que requiere tanto los reincorporados como la sociedad civil; y, de la otra, que se construyan una reglas que, ojalá, deriven en un nuevo orden social protector de todos los colombianos. Un nuevo orden donde las causas de las tensiones sociales, distintas a las del conflicto armado, que usualmente se presentan en estos países, por ineficiencia en el manejo de problemas sociales se prevengan, minimicen o superen oportuna y civilizadamente, a fin de evitar la presencia de injustificadas protestas, paros, confrontaciones, bandas criminales y actos violentos, causados por inoperancia de los operadores estatales encargados de una solución. Así mismo, dicho nuevo ordenamiento también debe garantizar no solo la participación de sectores con otras y nuevas alternativas de orientación social y de oposición social y política, sino también su actuación dentro de los cánones de la democracia, esto es, dentro de la libertad de la expresión, la libre opinión y crítica responsable, así como de la atención debida de la democracia. Pero una participación alejada del terror, la violencia, la exclusión, la extorsión, el chantaje, la manipulación, la presión, la corrupción y el irrespeto a las demás agrupaciones sociales y políticas. Así de esta manera, comenzaremos a sentar las bases de una reconstrucción social, incluyente y justa para beneficio de la convivencia de todos los colombianos, que facilite a todos los sectores la construcción de una sociedad más igualitaria y en pleno progreso en beneficio de todos.