*Marta Saenz Correa
Muchas veces nos complicamos la vida dedicando más tiempo, energía, y esfuerzo del necesario a meternos en la vida de los demás, a comprometernos a tareas o reuniones sociales que realmente no deseamos, a hacer promesas que no podemos cumplir, o a crearnos más ocupaciones. Decir no a actividades extrañas es decirle si a lo que nos resulta esencial en la vida: dedicar menos tiempo a tareas dispersas y ajenas a nosotros y más tiempo a lo que realmente nos gusta. Simplificar no significa eludir responsabilidades esenciales, en cambio, eliminar la complejidad innecesaria: saborear la vida con las pequeñas cosas, establecer prioridades, encontrar nuestro interés.
Henry Wodsworth define la simpleza de manera muy elocuente: en el carácter, en la manera, en el estilo y en todas las cosas, como un arte complejo que nos permite interiorizar de manera certera aquellos aspectos indispensables que catapultan nuestras vidas hacia el éxito; es reducir la densidad de una cuestión para llevarla hasta su esencia. La simplicidad responde a una capacidad genuina en el ser humano: determinar con claridad y eficacia, cuales son los pequeños pasos que hay que aplicar para marcar la diferencia. La simplicidad obliga a pensar en lo esencial y a clarificarlo.
A veces vivir en simplicidad, es sinónimo de austeridad o carencia, y adoptarla como uno de nuestros valores, implica luchar contra la corriente de consumismo que azota la sociedad. La simplicidad es una filosofía de vida que propone la eliminación de elementos innecesarios. Observa tus pensamientos, tus emociones, tus carencias, tus anhelos, cada uno de los objetos que posees, de las amistades que tienes, de los círculos que frecuentas, de los eventos que asistes o hábitos que llenan un vacío de mi propio ser. Una pregunta muy simple que siempre nos vuelve al camino correcto: ¿Esto le aporta valor a mi vida? No significa que todo lo que hagas deba ser algo profundo. Valora cada acto que realizas, cada regalo que recibes, cada palabra que dices.
Para lograr hábitos y comportamientos que produzcan claridad y simpleza, debemos: 1) generar un espacio diáfano y creativo a tu alrededor, no sobrecargado de estímulos, con algún elemento de la naturaleza que fomente tu creatividad, y concentración. 2) Tener un tiempo diario asignado para reflexionar. La meditación es una poderosa herramienta que nos permite conectar con la esencia y el núcleo de lo que verdaderamente somos. 3) Encuentra tu ámbito específico de realización, esto es tu verdadera pasión. 4) Vive plenamente anclado en el ahora, se tú mismo y muestra su autenticidad. 5) Aléjate de la sofisticación, complicar las cosas es lo más fácil que hay, la simplicidad es el verdadero desafío.
PARA DESTACAR:
“Todo debería ser tan simple como sea posible, y no más simple”. Albert Einstein