Los recientes acontecimientos que han dado lugar en el país a muchas muertes, tales como las masacres de líderes sociales en muchas partes del territorio nacional y las ocurridas en las últimas semanas en Bogotá y otras capitales de departamentos, no solo han revivido escenas de violencia de épocas del narcotráfico y de las protestas del año pasado, sino también la necesidad de revisar la eficiencia de la actuación estatal que garantice la seguridad ciudadana.
De un lado. porque si bien la investigación del brutal maltrato que de miembros de la Policía recibiera el estudiante de derecho Javier, que le ocasionara la muerte, puede llegar a determinar sus responsables, y si bien la petición de perdón por las autoridades de policía alivian las reacciones sociales; también lo es que se ha incrementado el deterioro de la confianza institucional de la Policía Nacional, que , desde el punto de vista social ,se considera fundamental para la seguridad y la convivencia nacional.
De allí que sea indispensable que no solo los organismos del Estado, comenzando por las autoridades políticas, administrativas y policiales, reconozcan los errores y abusos de algunos de sus miembros, y muestren sus correctivos; sino que también la sociedad salga al rescate de la Institución y de aquellos miembros que en forma correcta le han prestado y le siguen prestando buenos y sanos servicios a la comunidad.
Y del otro, porque si bien es explicable y justificable, como expresión humana, la indignación social por el trato recibido por Javier y otros partícipes de las protestas, en cambio no lo son las reacciones violentas cometidas, especialmente los actos vandálicos contra estaciones de Transmilenio y de la Policía (CAI), porque, además de afectar la prestación del servicio de transporte y de vigilancia en favor de la propia comunidad, también deslegitima injustificadamente la protesta.
Porque seguramente tales orientaciones de violencia, tienen su origen en sectores anarquistas, y tales acciones vandálicas también suelen proceder de organizaciones al margen de la ley que se camuflan como grupos sociales inconformes. Con ello se pretende no solo el descrédito de la Institución Policial y de la misma comunidad, sino también que entre ellas se genere una desconfianza, polarización o enemistad, a fin de crear malestar o inestabilidad social
Por lo tanto, rescatemos la Seguridad con apoyo en la ciudadanía