*Marta Saenz Correa.
Decir no a la familia y a los amigos es usualmente difícil porque nos sentimos obligados o comprometidos a aceptar lo que sea con tal de preservar y mantener nuestras relaciones personales. Lo ideal es ayudar, y de hecho, deberías ser condescendiente y generoso con los miembros de tu familia y personas más allegadas, pero eso no significa que debas pasar por encima de tu tiempo, prioridades y sueños.
En muchas ocasiones, no sabemos decir que no y accedemos ante una petición. Es difícil negarse, porque si lo hacemos nos sentimos egoístas y tenemos miedo de que la otra persona se disguste, y nos critique. Saber decir que no y establecer tus propios límites no es sencillo, pero, aunque te cause ansiedad o malestar, debes aprender a hacerlo si quieres sentirte bien contigo mismo. Acepta la ansiedad como parte del proceso. Es normal que te pongas nervioso o te sientas incomodo a la hora de decir que no, pero no sucumbas a este malestar diciendo que sí y tratando de quitarte el problema de encima cuanto antes, porque así solo conseguirás diferir una situación indeseada, pero no resolverla.
No es que las personas no sepan decir que no, es que no se atreven a hacerlo, sostiene el psicólogo español Jose Carrión: ¿El problema es decir si cuando lo que quieres decir es no?, ¿Porque tenemos dificultad para decir lo que queremos? Sostiene Carrión que las dificultades son cognitivas y de actitud, y que somos muy dependientes de la opinión del otro, que nos puede manipular y chantajear.
Es importante aprender a decir no, porque de lo contrario perderíamos el control de nuestra vida y nos llenaríamos de rabia por no hacer lo que en realidad queremos. Es necesario aprender a establecer límites y no ceder ante manipulaciones y chantajes emocionales. Saber decir que no es una habilidad que se conoce como asertividad. Cuanta más asertividad tengamos, mayor será la seguridad que tenemos de nosotros mismos.
Hay factores que influyen en nuestra capacidad para poner límites o a negarnos a las peticiones de los demás, normalmente hay algunas ideas irracionales que sostienen este problema y hacen que nos resulte más complicado, por ejemplo, sentirnos culpables si no hacemos lo que nos piden. Además, solemos hacernos responsables de todo, de tareas que no tienen por qué ser nuestras. En ocasiones, los demás abusan de nuestro sentido de la responsabilidad demandándonos ayuda en cosas que no nos competen, de modo que eluden sus obligaciones y nosotros nos recargamos de trabajo. Por lo cual, es necesario poner límites para no hacernos responsables o cargar con tareas que puede o debe hacer otra persona.
Di que no sin dar demasiadas explicaciones; así ofrecemos menos argumentos a aquellos que te quieren convencer de lo contrario.